Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura
devocional: Salmo 34:8-11
Prueben, y vean que el Señor es bueno.
¡Feliz el hombre que en
él confía!
Salmo 34:8 (DHH)
Durante
mi primer pastorado desafié a la iglesia a colocar una carpa para realizar una
campaña evangelizadora en un barrio de la ciudad muy conocido por su
peligrosidad. Hicimos todas las diligencias pertinentes, levantamos la carpa e
hicimos la campaña evangelizadora; como resultado medio de centenar de personas
hicieron decisión por CRISTO, entre ellos, algunos que habían sido
delincuentes. Prepararé a un buen grupo para cumplir con la ordenanza del
bautismo y los presenté a la iglesia; yo les había enseñado que al dar su testimonio
personal no contaran los detalles de los pecados de su vida pasada delante de
los demás, tal vez por el nerviosismo, a algunos se les olvidó y exhibieron sus
pecados pasados como si fueran hazañas, pero el hombre que nos conmovió a todos
fue Alberto, había hecho muchas cosas contrarias a las normas divinas y
sociales, “perdónenme” -dijo entre sus lágrimas-, ¡Estoy disfrutando a DIOS! No
soy digno de estar aquí, pero cuando escuché el mensaje del amor de DIOS, según
Juan 3:16 “Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”., me arrepentí de mis pecados, y hoy me siento un hombre nuevo como
producto de la bondad de DIOS, sólo me queda invitarlos a todos ustedes que
sigamos gustando y disfrutando el amor de DIOS…”. No hubo ojos secos en ninguno
de los que allí estábamos.
El
rey Saúl, por celo de liderazgo y sed de poder, emprendió una persecución
contra David con ventajismo, ingratitud y engaño. David huyó y se mantuvo lejos
de Saúl por muchos años. Sin embargo, no hubo amargura en el corazón de David
porque él llenó su corazón de DIOS. En el Salmo 34, un poema de David, escrito en aquellas
circunstancias de la persecución y de su exilio en un pueblo enemigo, aquel
hombre de Dios no se magnifica a sí mismo contando todos sus sufrimientos, sino
que se concentra en la bondad y protección de DIOS: “En mi desesperación oré, y el SEÑOR
me escuchó; me salvó de todas mis dificultades”. (Salmo 34:6, NTV).
A veces cuando nos sentamos a comer, lo hacemos
tan rápido que no gustamos nuestros alimentos, ni damos las gracias a quien los
preparó. Mediante nuestros sentidos físicos podemos “gustar y ver cuán bueno es
JEHOVÁ”, y como lo espera el salmista, de esta manera, ayudar al alma y al
espíritu a dar gloria y gratitud a nuestro amado Dios, y así, vivir felices:
“Dichoso el hombre que confía en él”. Cuando decidas pasar un tiempo a solas
con el SEÑOR: ¡Feliz disfrute de DIOS como lo relata la poesía hímnica de Austin
Miles y la brillante traducción del mexicano Vicente Mendoza, del precioso
himno: A solas al huerto yo voy, amado himno con el que muchas veces disfruto
de DIOS:
(# 223.HAE,EMH,1978).
I
A
solas al huerto yo voy,
Cuando
duerme aún la floresta,
Y en
quietud y paz con Jesús estoy
Oyendo
absorto allí su voz.
Coro:
Él conmigo está, puedo oír su voz,
Y que suyo, dice, seré,
Y el encanto que hallo en Él allí,
II
Con nadie tener podré
Tan
dulce es la voz del Señor,
Que
las aves guardan silencio,
Y
tan sólo se oye su voz de amor,
Que
inmensa paz al alma da
III
Con
Él encantado yo estoy,
Aunque
en torno llegue la noche,
Más
me ordena ir, y a escuchar yo voy,
Su
voz doquier la pena esté.
(HAE,#
223.EMH,1978).
Oración:
PADRE JUSTO:
En esta hora de quietud delante de tu
presencia quiero disfrutar tu compañía y amistad conmigo. La verdad es que
delante de ti, las horas pasan como brisas de la eternidad presente y me das
vislumbre de mi eternidad futura contigo cara a cara y para siempre. ¡Gracias
por estar conmigo y gozar de tu amor, poder y gracia! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El disfrute de nuestro DIOS se hace por
medio de la oración y el canto.
Interacción:
¿Qué me
dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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