Francisco
Aular
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Lectura
devocional: Lucas 16:1-16
Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es
esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más
ser mayordomo.
Lucas 16:2 (RV60)
Mi
madre de crianza era una buena mujer, le agradezco al SEÑOR que me puso bajo su
autoridad a los nueve años, pero practicaba el cristia-paganismo, es decir iba
a la iglesia tradicional en que habíamos nacido, pero ella dependía del
ocultismo en todo lo que hacía; y desde luego, yo andaba con ella en esas
prácticas. Un buen día conocí más de la Palabra de DIOS, leyéndola en voz alta,
escuhádola y dentro de la Oración Sacerdotal de JESÚS que se encuentra en Juan
capítulo 17, el ESPÍRITU SANTO -baJo cuya convicción estaba en aquel momento-
me llevó al versículo 20, donde JESÚS oró por Sus discípulos: “Más no ruego
solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra
de ellos.” Entonces se abrieron mis ojos y comprendí asombrado y conmovido que
¡JESÚS, había orado por mí también! ¡Esta verdad me ha sostenido desde aquel
inolvidable 11 de abril de 1963!
Como todo aquel enfermo terminal que encuentra remedio
para el mal que lo mataba, nada ni nadie me detenía de contar a todos mis
familiares, compañeros de trabajo y mis amigos, mi nuevo nacimiento como hijo
de DIOS. Ustedes entenderán que mi madre de crianza, no pudo entender el cambio
milagroso que el SEÑOR había hecho en mi vida. Sin entrar en muchos detalles,
ella me dijo: “En esa iglesia te van a sacar dinero, y cuando te muera te
enterrarán boca abajo…” Después de mi conversión, el ESPÍRITU SANTO me fue
guiando en mi nueva vida y sabía que no podía vivir mi cristianismo sin la
ayuda de otros de la misma fe, así que empecé a buscar iglesia para
congregarme, fui a varias, y ahora entiendo que el SEÑOR me llevó de la mano a
una congregación local, recién iniciada como Misión Bautista Emanuel. ¡Aquella
iglesia sería mi hogar y mi familia grande los hermano de la Convención
Nacional Bautista de Venezuela!
Así que cuando llegué a la Misión Bautista Emanuel, en
el mes de agosto de 1963, en Caracas, fue por la voluntad de Dios. Aquella
noche, El joven Luis Magín Alvarez Durán quien dirigía el Servicio y también
recogió la ofrenda al SEÑOR, ¡yo puse un flamante bolívar en el plato de las
ofrendas!... como había sigo monaguillo en la iglesia popular, y vi tantas
veces a los ricos de mi barrio colocar tres centavos para DIOS en el cepillo de
las limosnas, supuse que yo los había superado y además no había caído en la
trampa que me había advertido mi madre de crianza: “En esa iglesia te van a
sacar el dinero”…
Tres meses de convertido corrieron rápidamente porque
yo no dejaba de anunciar a JESÚS, y algunos familiares y amigos, también había
venido al SEÑOR. ¡Qué gozo tan grande tenía al saber que había llegado a la
familia de DIOS! “Así
que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros.
Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la
familia de Dios.” (Efesios 2:19,NTV).
Los perlistas de muchos años
conmigo, saben cuanto agradezco a mi DIOS, por mi primera familia eclesiástica
que el SEÑOR me dio como recién nacido por Su gracia. Ahora tenía que aprender
tantas cosas de la Palabra de DIOS, y por ello, me regaló también un gran
pastor al misionero estadounidense Carlos B. Clark (1923-2017), y su preciosa
familia compuesta por mi “mamá” Shirley y mis hermanos: Shirley, Judy, Carlos y
Juan. Así las cosas, llegamos al mes de noviembre de 1963 y el pastor Clark,
nos guió en lo que conocí como la “Campaña Anual de Mayordomía” Allí por
primera vez, hace 56 años, comprendí que el SEÑOR quiere hacernos Sus
mayordomos, es decir, comprender que DIOS es el Dueño de todo lo que existe y el ser humano, simplemente el
administrador temporal de Su propiedad. Por eso la advertencia de la “parábola
del mayordomo infiel”: Dios nos dice: “Da cuenta de tu mayordomía…”
“Entera consagración” fue el himno que aprendimos
en aquel mes. En efecto, la poeta inglesa: Frances
Ridley Havergal (1836-1879), lo expresó así:
I
Que mi vida entera esté
consagrada a ti, Señor,
que mis manos pueda guiar
el impulso de tu amor.
CORO:
Lávame en tu sangre, Salvador,
límpiame de toda mi maldad;
¡Traigo a tí mi vida, para ser, Señor:
tuya por la eternidad!
II
Que mis pies tan sólo en pos
de lo santo puedan ir,
y que a tí Señor, mi voz
se complazca en bendecir.
III
Que mis labios al hablar
hablen sólo de tu amor;
que mis bienes ocultar,
no lo pueda a ti, Señor.
IV
Que mi tiempo todo esté
consagrado a tu loor,
que mis labios al hablar,
hablen de tu amor.
V.
Toma, ¡oh Dios! mi voluntad,
y hazla tuya, nada más;
toma, sí, mi corazón,
y tu trono en él, tendrás.
(NHP#94,CVP,1975)
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
¡Qué
descanso espiritual me produce saber que tú eres mi amado hacedor y dueño de
quien soy y lo que tengo!¡Gracias SEÑOR por revelarnos la verdad de que nada
trajimos a este mundo y nada nos llevaremos! ¡Ayúdame a ser un buen
administrador de mis talentos y dones que poseo al ponerlos a tu servicio! En
el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Ser buenos
mayordomos o administradores de los bienes de Dios, es vivir una vida con
propósito.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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