Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: 1 Crónicas 19:8-16
¡Sé valiente! Luchemos con valor por nuestro
pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, y que se haga la voluntad del Señor. 1 Crónicas 19:13 (NTV)
Andaba
caminando en un gran Centro Comercial en Toronto a un mes de mi llegada a Canadá
en 1990, sonó la alarma y todos se detuvieron por un minuto, era el 11 de
Noviembre cuando se celebra el Día del recuerdo o Día de los veteranos. En
realidad y literalmente, toda la nación se detiene por sesenta segundos, exactamente
el día 11 del mes 11 a la hora 11:11. Sin embargo, un día como este no solo se
celebra en Canadá sino igualmente en todos los países pertenecientes a la
Mancomunidad de Naciones, una organización de países con lazos históricos con
el Reino Unido. Este día se ha celebrado desde el fin de la primera guerra mundial
que acabamos de celebrar 100 años, oficialmente en el mes 11 del día 11 a la
hora 11:11 de 1918.
Rapídamente pasaron los años, aprendí a comprar una flor amápola de
color rojo cada año, y ponerlo en mi ropa para recordar esa fecha. Pero una mañana,
escuché el sonido al cerrar la puerta del taxi y rápidamente me levanté y me
asomé desde la ventana de mi oficina. Allí estaba él. Un anciano que el taxista
había dejado pensando que todavía funcionaba, aquí en este edificio, el
servicio de cuidado diario de las personas de la tercera edad. Hacía frío y le
invité a pasar adelante. Sabía que pasaría varias horas antes de que la familia
pudiera venir a buscarlo. Lo invité a sentarse enfrente de mí. –“Me llamo Jim,
me dijo”, mientras se sentaba, nací en los años veinte del siglo pasado y serví
en el ejército canadiense durante la segunda guerra mundial, cuando tenía 20 años.
Luego me habló de su trabajo en el gobierno, del cual se había jubilado cuando
tenía 55 años.
Sus ojos azules parecían no perderse ningún detalle de mi oficina. ¿Escribes?
Preguntó. No lo le respondí porque no me dio tiempo, él tenía mucho que contar,
me habló de su familia de sus dos hijos y cuatro nietos. Pero se detuvo a
relatarme su experiencia en ejército en 1942, en las costas del Mediterráneo y
Normandía, posiblemente, aquel relato lo habría contado miles de veces, y por
eso, me parecía que mientras él hablaba, mi imaginación viajaba con su relato;
me contó con profunda tristeza la muerte de muchos de sus compañeros pero
levantó la frente con orgullo al hablarme sin reparos del Regimiento Real de
Toronto. Luego, me hizo vivir su júbilo al momento cuando, le informaron que la
guerra había terminado…Se puso de pie y se metió la mano al bolsillo, y allí
bien envuelta en una especie de pañuelo rojo, la medalla que por su valentía
había ganado…Me acerqué a él, y lo abracé, y le dije lo orgulloso que estábamos,
los que no habíamos nacido en esta tierra, de un héroe como él. Sentí que su
pecho se infló por la satisfacción de haber sido parte de un ejército que en
defensa de la democracia y la libertad había derrotado a Hitler y su temible ejército
alemán. Su esposa, mucho más joven que él, vino a buscarlo en su automóvil.
Ella me pidió disculpas porque sin duda, él me habría distraído de mi trabajo,
pero le respondí como lo dicen por estos lados: “Jim, salvó mi día”…Vi a Jim,
sonreír mientras le abría la puerta del auto, y calladamente me dijo: “¡Soy
feliz!”.
Ahora bien, lamentablemente, las guerras no terminaron allí. Esta es la
paradoja humana ¡millones han muerto por la libertad y los derechos humanos, y
todavía se levantan tiranos en el mundo! Sin embargo, aquí en Canadá para
celebrar este “Día del Recuerdo”, como ya lo dije. cada ciudadano luce en su solapa
una flor de amapola roja ¨legión de honor”, en recuerdo de todos los que dieron
su vida en los campos de batalla del mundo, especialmente en los campos de
Flandes en Francia; en efecto, en aquella primavera los Camplos de Flandes, lucían
sus amapolas rojas para el momento de la batalla que allí se libró. Por eso, en
el lado izquierdo de la solapa todos llevamos una amapola roja, y de esta
manera expresar nuestro amor y solidaridad a esos monumentos andantes que son
los hombres que como Jim, lucharon en los campos europeos, y desafiaron a la
muerte misma en los años mejores de su juventud.
Desde luego han pasado varios años desde que Jim me visitó en la
oficina, muy posible ya estará descansando en paz y aquella medalla de honor
con él…Pero en este día de los veteranos, mi pensamiento se une al “toque de
silencio de trompeta” que nos llama a la reflexión, al respeto y a la oración; y
exclamo: ¡Gracias Jim, allí se levantan mis nietos nacidos aquí, disfrutando la
libertad! ¡Gracias Jim, no luchaste en vano!
¿Cómo vamos a traicionar a nuestros millones de muertos en las guerras…olvidándonos
de ellos? Un comandante canadiense escribió un precioso poema, desde el mismo campo de batalla.
Aquí está, se llama en los “En
los Campos de Flandes”.
En los campos de
Flandes
las amapolas se
mecen,
entre las cruces,
fila en fila,
que marcan nuestro
lugar;
y en el cielo, las
alondras, lanzan aun
su valiente grito,
vuelan,
sin que nadie las
sienta
aquí entre los cañones.
Somos los muertos.
Pocos días antes… Vivimos,
sentimos el
amanecer, vimos crepúsculos rojizos.
Amamos, y fuimos
amados,
y ahora yacemos,
en
los campos de Flandes.
Resume nuestra
lucha con el enemigo.
De nuestras
inhertes manos
te lanzamos…
La
antorcha;
es tu tarea
mantenerla bien alta.
Si nos traicionas a
nosotros que perdimos la vida
nunca
descansaremos, aunque las amapolas crezcan
en los campos de
Flandes.
(Tte. Cnel. John McCrae, ejército canadiense
Primavera de
1915)
Oración:
PADRE ETERNO:
Estoy montado en los hombros de
mis héroes del pasado. Hombres y mujeres que modelaron para mí, el verdadero
vivir. No me hice solo. Disfruto lo que ellos hicieron por este mundo en el
cual vivo. Veo a mis nietos y me deleito escuchando sus historias y disfrutando
de sus éxitos en los deportes y sus estudios, y me uno a ellos en sus sueños y
visiones. No tendríamos esta nación sin la luchas de los hombres de ayer y de
hoy. Te imploro por las naciones que no disfrutan de su libertad, y se sienten
desfallecer sin paz ni esperanza. Ayúdame a llevarles la verdadera paz, la que
tu nos das. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
El mejor legado para la generación
más joven es el buen ejemplo que podemos dar la generación veterana.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios