Francisco
Aular
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Lectura devocional: 2 Corintios 12:1-10
Y me ha dicho: Bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:9a (RV60)
Un hombre al cual conozco me contó su historia. Vino al
Canadá en búsqueda de seguridad social y otras cosas que su país de origen no
le ofrecía. En realidad, eso es uno de los motivos de la emigración, la gente
busca en otro país, lo que no encuentra en el suyo. Pero, este hombre, por el
exceso de trabajo, descuidó a su familia, y debido a eso su esposa huyó con
otro hombre. Todo su mundo se derrumbó, las cosas fueron de mal en peor.
Cansado, decidió suicidarse; planeó quitarse la vida, arrojándose a las
Cataratas del Niágara. Cuidadosamente preparó su suicidio; no descuidó ningún
detalle, como por ejemplo poner su nombre en un papel y colocarlo en una
bolsa plástica para que de esta manera su cadáver fuera reconocido y repatriado
a su país de origen. Madrugó, tomó su auto y lo estacionó, miró el reloj y era
muy temprano; no había nadie. Con esa diabólica decisión en mente, llegó al
borde e intentó subirse al muro que lo separaba de una muerte segura, pero en ese
instante, y en medio de la oscuridad reinante, surgió un hombre que le habló
tiernamente: “Hijo, dale una oportunidad a Dios”… No hubo muchas palabras entre
ellos, pero el extraño lo abrazó y el hombre lloró. El extraño que había
llegado era un cristiano nacido de nuevo, que había venido a hacer su
devocional a las orillas del Niágara, muy temprano. Allí mismo, a las orillas
de las Cataratas, la gracia de Dios tocó el corazón de aquel
hombre que quería suicidarse y nació de nuevo; la nueva vida brotó en él, y con
ella, la fe, la esperanza y el amor. En aquella vida antes destrozada, ahora
reinaba el deseo de vivir. El extraño le recomendó que fuera ese mismo domingo
a una iglesia. En efecto, ese mismo día el hombre llegó a una iglesia en la
ciudad de Toronto, nació de nuevo po su fe en CRISTO, y desde entonces, DIOS lo
ha restaurado de tal manera, que ha llegado ser líder principal de aquella
congregación adonde él llegó por primera vez. Posiblemente los problemas no se
le han acabado, pero ahora tiene una razón para vivir: ¡JESÚS! Su gracia es
mayor.
¿Sufrimos los cristianos? Sí, y a veces mucho más que
cualquier otro ser humano, por el mayor conocimiento que tenemos de DIOS y su
santidad. Uno de los grandes de la historia del cristianismo fue el apóstol Pablo,
después del mismo JESÚS nadie llegó a ser tan grande como él. Pablo, desde que
nació de nuevo en su camino a Damasco, disfrutó su relación con DIOS al máximo
de tal manera que pudo decir: “Para que la grandeza de las
revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne,
un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.”
(2 Corintios 12:7 RV60). ¿Cuál era el “aguijón en la carne” del Apóstol? Nunca
lo sabremos, quizás una dolencia física que lo atormentaba, aun así, Pablo no
se detuvo en la extensión del reino; acudió a la oración y DIOS le respondió: Bástate mi gracia; porque mi poder se
perfecciona en la debilidad. Más tarde en el cristianismo, la poeta Santa
Teresa de Jesús, puso esta verdad en un poema que se llama “Nada te turbe”, su
primera estrofa ha dado la vuelta al mundo:
Nada te turbe,
nada te
espante,
todo se pasa,
Dios no se
muda;
la paciencia
todo lo
alcanza;
quien a Dios
tiene
nada le falta:
Sólo Dios
basta.
Pues bien, el apóstol Pablo nunca tuvo temor de revelarse en
sus aciertos y errores, en sus debilidades y flaquezas. La idea de que los
santos no pecan, vendría más tarde en la historia del cristianismo, con sus
aureolas y todo. Es muy claro que Pablo sabía que la actitud de admitir sus
fallos y sus puntos débiles daría como resultado las oraciones de los demás por
él, y la intervención de la gracia y el poder de DIOS. Pablo nos enseña la
verdad de que todos tenemos debilidades. ¿Qué haremos, declarar que no las
tenemos? ¿Nos desesperaremos como los demás mortales? ¡No! Debemos presentarnos
delante de DIOS como lo que somos: ¡cristianos en construcción hacia lo que
debemos ser en CRISTO! Puede ser que nuestro pecado sea grande; ¡la gracia de
DIOS es mayor!; no importa el tamaño de nuestro sufrimiento, de nuestra prueba,
y de nuestro “aguijón”, lo que sí importa es ¡lo grande de nuestro DIOS! Como
lo expresa la poeta Annie Flint en su famoso himno Su gracia es mayor, que dice
así:
Su gracia es mayor, si las cargas aumentan
su fuerza es mayor, si la prueba es más cruel
si es grande la lucha, mayor es su gracia
si más son las penas, mayor es su paz.
Su amor no termina, su gracia no acaba,
un límite no hay al poder de Jesús;
pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abundan sus dones, abunda su amor.
Si nuestros recursos se han agotado,
y fuerzas nos faltan para continuar,
si al punto ya estamos de desanimarnos,
la hora ha llegado en que Dios obrará.
su fuerza es mayor, si la prueba es más cruel
si es grande la lucha, mayor es su gracia
si más son las penas, mayor es su paz.
Su amor no termina, su gracia no acaba,
un límite no hay al poder de Jesús;
pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abundan sus dones, abunda su amor.
Si nuestros recursos se han agotado,
y fuerzas nos faltan para continuar,
si al punto ya estamos de desanimarnos,
la hora ha llegado en que Dios obrará.
Oración:
Amantísimo
Padre:
Tu gracia
es un poder misterioso e indefinible. Te arremangaste y desnudaste tu brazo
para alcanzarme. No existe nada que me pueda separar de tu gracia, de tu amor y
perdón. No abusaré de tu gracia porque no es barata, a ti te costó tu Hijo, y
al Hijo le costó Su muerte. Hoy te pido fuerzas para continuar sirviéndote, a
pesar de las pruebas y sufrimientos, pero con mi corazón lleno de gratitud. En
el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Toda
prueba o sufrimiento en el hijo de DIOS, solamente es una oportunidad para que
DIOS obre. Su gracia es mayor.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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