Francisco
Aular
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Lectura devocional: Colosenses 1:3-14
Ambas cosas provienen de la firme esperanza puesta
en lo que Dios les ha reservado en el cielo. Ustedes han tenido esa esperanza
desde la primera vez que escucharon la verdad de la Buena Noticia. Colosenses
1:5(NTV)
¡Hoy seré embajador de
la esperanza! De hecho, el amor, la
fe y la esperanza viven en mí desde aquel primer encuentro con JESÚS en mi juventud.
Acepté el Regalo de DIOS de la salvación y me convertí en un embajador de JESÚS
porque Él y solo Él es la única esperanza. El cristiano nacido de nuevo es una
persona de esperanza. Solamente el cristiano puede ser optimista con relación a
las circunstancias que lo rodean. Cada vez que un embajador de JESÚS defiende
lo que cree, actúa en defensa de otros, lucha pacíficamente contra las
injusticias, o levanta la voz en medio del silencio está representando a aquel
que lo tomó por embajador de la esperanza. Nuestro mensaje es de reconciliación
del ser humano con DIOS, y somos embajadores de la esperanza que envuelve
consigo: “Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio
de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a
Dios!». Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó,
fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una
relación correcta con Dios por medio de Cristo. (2 Corintios 5:20,21, NTV).
JESÚS vive en mí por Su Espíritu, en concurrencia el Apóstol nos dice: “A éstos
Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio
entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.”
(Colosenses 1:27, NVI).
¡Hoy seré embajador de la esperanza! Si la esperanza no se pone en acción no es
esperanza. Así pues la esperanza es tanto una convicción interior como una
acción de nuestra voluntad en beneficio de otros. La esperanza impulsó en el
pasado e impulsa el presente y futuro a los cristianos nacidos de nuevo para
anunciar “la verdad de la Buena Noticia” en todo el mundo. La fuerza impulsora
que nos domina es alcanzar a los que viven “sin Cristo, alejados de la
ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin
Dios en el mundo.” “Efesios 2:12, RV60). Esto nos lleva a exclamar: ¡Vamos por
ellos! ¡Hay que seguir alcanzándolos en donde podamos, con lo podamos y hasta
que podamos!
¡Hoy seré embajador de la esperanza! Porque el Señor va con nosotros cuidándonos en
este mundo, no en el sentido, de librarnos de las circunstancias adversas, o de
ser resguardados en prosperidad y salud, sino en el sentido de ser confortados
por la esperanza para superarlos. Como decía San Agustín “las lágrimas son la
sangre del alma”. La esperanza le habla a nuestro espíritu y alma. La esperanza
no se da por vencida, no se rinde.
Los problemas están haciendo filas, una vez que solucionamos uno,
todavía hay varios en la en la espera; las aflicciones y las tormentas, a veces
forman nubes, sin embargo: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre
vuelve a brillar entre las nubes.” (Khalil Gibran 1883-1931).
¡Hoy seré un embajador de la esperanza! Por donde vaya, porque la esperanza mira a DIOS
ya que depende de la obra de CRISTO en nosotros. Reviso la Palabra de DIOS, y
encuentro a seres humanos con las mismas ventajas y desventaja que ello
conlleva, y los veo elevarse sobre sus posibilidades y triunfar; la galería de
ellos es tan grande le aconsejo que cuando tenga tiempo déle un vistazo a
Hebreos capítulo once; ellos tuvieron la esperanza de recibir grandes cosas de
DIOS, aún ni la muerte los pudo separar de esa esperanza: “Tengo la misma
esperanza en Dios que la que tienen estos hombres, la esperanza de que él
resucitará tanto a los justos como a los injustos.” (Hechos 26:15, NTV). La
esperanza cristiana no se plantea ni siquiera la existencia de DIOS y si será
capaz de cumplir lo que ha prometido, por el contrario, la plena seguridad al
creerle a DIOS, y saber que ¡DIOS es quien dice ser, y puede hacer lo que Él
dice que puede hacer! Vino a mí un hombre con un semblante sombrío y deprimido,
le presente la única esperanza a JESÚS, creyó, empecé a darle atención
discipular, pero no dejaba de
preocuparse, él solo pensaba que sus pecados eran tan grandes que ni Dios
pudiera perdonarlos. Entonces, abrazándolo le dije: ¡Deja de mirar tanto a tus
pecados, y mira a Dios y su misericordia! Y desde aquel día su rostro brilló
con la luz de la esperanza. En realidad, la esperanza nos abre el futuro. La
esperanza es un salto desde nuestra circunstancias al poder del Todopoderoso.
La esperanza, nos hace avanzar en medio de las dificultades del camino. La
esperanza nos fortalece y pone alas en nuestros hombros caídos y la mirada
triste. ¡La esperaza ensancha nuestro corazón y nos dice que esta vida presente
merece ser vivida con la imagen y la fortaleza de lo divino en mí a través de
JESUCRISTO!
Por todo esto…¡Hoy seré un embajador de la esperanza!
Oración:
PADRE como un manto negro, la muerte vendrá sobre mí y mi generación.
Ayúdame a llevarle tu Mensaje de salvación. Iré a buscar a tu gente de paz en
dondequiera estén y a cualquier precio. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La mejor ofrenda que podemos hacer en gratitud a
DIOS, quien por gracia, nos ha salvado, es ir a buscar y traer a la gente de
paz, que están listos para la cosecha. ¡Vamos por ellos!
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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