Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: Lucas 23:26-49
Entonces
Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Lucas
23:46 (RV60)
La palabra de la confianza total
El Apóstol Pedro, discípulo de JESÚS, fue testigo
presencial de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de su SEÑOR Y REY. Años
después, escribió su Primera Carta a la Iglesia y mire lo que dijo: “Cristo
sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en
cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la
muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu.” (1 Pedro 3:18,NTV).
¡JESÚS murió en nuestro lugar “una sola vez y para siempre”! Sin embargo, JESÚS
enfrentó a la muerte con una confianza absoluta en que Su Padre, aceptaría Su
sacrificio para comprar al precio de Su preciosa sangre, un lugar en el cielo para nosotros los pecadores, y
por eso desde entonces y para siempre: la salvación es un regalo de Dios!¡Estas
son las Buenas Nuevas que los discípulos nacidos de nuevo hemos predicado por
más de dos mil años! ¡Que Evangelio! ¡Uno desearía vivir diez mil años para
proclamar la confianza total que debemos depositar en JESÚS para ser salvo! Así
llegamos a Su Séptima Palabra en la Cruz: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Morir es partir a la casa del Padre
Aquí tenemos la oración de confianza total que JESÚS tuvo en su Padre
Celestial. “¡Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu!” es una oración que los niños Judíos repetían por
las tardes y aparece en el Salmo 31:5, posiblemente, JESÚS la aprendió desde
niño. ¡Nosotros también como niños, debemos depositar toda nuestra confianza en
las manos de Dios! ¿Por qué JESÚS oró esta oración? A causa de la Persona a la
cual la oración se dirige; igualmente a la seguridad de que el Padre la
recibiría y haría lo que JESÚS, le pidió; JESÚS nos enseñó a vivir y a morir,
sabiendo que el Dueño de esta parte de la vida, también es Dueño de la otra
vida. La Persona a la cual nos
dirigimos en oración es el Padre, por medio de JESÚS y en el poder del Espíritu
Santo quien nos auxilia en medio de las tribulaciones. Se dirige al Padre
porque de Él había venido y volvía a Él como lo había enseñado en su oración
sacerdotal: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste
que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria
que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:4,5.). ¡Ese hijo “había obedecido
hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2). Así el Hijo volvía
confiadamente a la casa de su Padre.
Dios escucha nuestra oración
Podemos tener la seguridad que una oración como esta es orar según la
voluntad de Dios y por lo tanto, saber que somos oídos por Él: “Y esta es la
confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye” (1 Juan 5:14). Sí, no hay sitio mejor donde encomendarse uno que en
las manos de Dios. Allí es el lugar de protección, de seguridad y esperar en la
omnipotencia de Dios, lo que Él en su gracia nos dé es lo mejor que nos puede
ocurrir. ¿Cómo podemos tener miedo a la muerte, sabiendo que durante toda la
vida estuvimos en Sus manos? Podemos repetir nosotros las palabras del Salmo 23.
“El SEÑOR es mi pastor, nada me faltará. En lugares de
verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. 3El
restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú
estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.”
Victoria sobre la muerte
En su libro “Milagros en la vida de un pastor” El reverendo Germán Núñez
Bríñez relata los últimos momentos de vida de la hermana Siomara Guerrero de
Núñez, su esposa, él lo narra así: “Dos días antes de entregar el espíritu al
Eterno, la visitó el reverendo José Feliz Liscano(…) “¿cómo está doña
Siomara?-Ella no tenía fuerzas para contestar, pero haciendo un esfuerzo
inaudito, acumulando el resto de energías que le quedaban exclamó: -“¡Muy
feliz!”-. ¡Qué les parece a Uds.! Devorada por un cáncer y en el umbral de la
eternidad, y sin embargo, muy feliz. Esa felicidad no la da la filosofía, ni la
ciencia física, ni la religión, sólo el Salvador Jesucristo”. En otras
palabras, nuestra amada hermana Siomara, al igual que millones de cristianos de
todos los siglos y hasta cuando nos reunamos con Él, repetimos sus mismas
palabras: “--¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
Las palabras del apóstol Pablo en ese himno de 1 Corintios 15, sirven
como marco final a esta Séptima Palabra:
“Pues nuestros cuerpos mortales tienen que ser transformados en cuerpos
que nunca morirán; nuestros cuerpos mortales deben ser transformados en cuerpos
inmortales. Entonces, cuando nuestros cuerpos mortales hayan sido transformados
en cuerpos que nunca morirán, se cumplirá la siguiente Escritura: «La muerte
es devorada en victoria. Oh muerte, ¿dónde está tu victoria? Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?»
Pues el pecado es el aguijón que termina en muerte, y la ley le da al
pecado su poder. ¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y
la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, mis amados
hermanos, permanezcan fuertes y constantes. Trabajen siempre para el Señor con
entusiasmo, porque ustedes saben que nada de lo que hacen para el Señor es
inútil.”
¡Padre como JESÚS en tus manos enconmiendo mi espíritu!
Oración
“Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu”
Padre mío,
volver quiero a tu lado,
en esto mi
confianza es total….
Como a JESÚS
un un día viernes,
la muerte nos tocará al portón…
y como
cualquier otro ser, moriremos…
Pero el
domingo…
¡Resucitaremos
en gloria…
Entonces
con gozo exclamaremos:
“¿Dónde
esta muerte tu aguijón…”
“¿Dónde oh
sepulcro? Tu victoria…”
Perla de hoy:
La
fe en JESÚS nos da una confianza total tanto para vivir como para morir. Sea
que vivamos o muramos “somos más que vencedores”.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo
conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios