Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 23:26-49
Las
Siete Palabras (3 de 7)
Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 1 Corintios 2:2 (RV60)
Desde el púlpito del Calvario
Exactamente, los sucesos de la última
semana de JESÚS como Ser Humano aquí en la tierra, son demasiados grandes como
para olvidarlos. Cuando vine a CRISTO hace 56 años, ya era tradición entre los
bautistas de mi país, el Culto de las Siete Palabras dadas por personas
diferentes o un solo predicador que fuese capaz de centralizar el Mensaje de la
Cruz a través de las últimas palabras, o sentencias dichas por nuestro amado
Salvador en el Calvario. ¡Nunca podré explicar lo que significaron en ese
entonces y significan todavía hasta el final de mi vida! ¡Creo que todavía las
Siete Palabras pueden llegar a nuestros oídos con la frescura, el poder y la
pertinencias con las cuales las revistió el SEÑOR aquel Viernes, hace 2000 años!
¡Debe haber sido algo glorioso aquel espacio de la culminación de la historia
de la salvación para haberlo vivido! ¡JESÚS predicó esas inolvidables
sentencias desde el púlpito de la cruz! Una de las maneras de acercarnos a las Siete Palabras de
JESÚS en la cruz, es tomar en cuenta que el Señor se dio Así mismo en su
totalidad de Su naturaleza humana: “y estando en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
(Filipenses 2:8). Veamos a continuación la totalidad del sacrificio del Señor
Jesucristo en la cruz del Calvario a través de sus últimas palabras:
La Palabra del perdón
total:
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
(Lucas 23:34).La historia de la humanidad caída nos demuestra que los seres
humanos, no somos dados a perdonar. No los impide, el orgullo, el impulso de
vengarnos por las ofensas que nos hacen o que nos han hecho, reales o imaginarias
dependiendo de nuestro estado mental el deseo de revancha que cuando se hacen
movimiento pueden llevarnos a las guerras y destruirnos los unos a los otros.
Nadie se acuerda entonces quien hizo la primera ofensa porque la venganza ciega
el entendimiento y la razón. Sin embargo, vemos a JESÚS pronunciar una oración
inusual por sus enemigos: “Padre, perdónalos…” No solamente que JESÚS ya los
había perdonado, ahora intercede por ellos en oración. Esta Palabra nos
recuerda que nosotros debemos perdonar como el mismo JESÚS no había enseñado en
el Padre Nuestro: “Y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también
perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12). ¿Cómo podemos orar sin perdonar
es inconcebible?, pero si lo hacemos, no seremos oídos: “Entonces su señor, enojado,
le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también
mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a
su hermano sus ofensas.” (Mateo 18:34-35). En cambio cuando perdonamos Dios nos
ofrece un perdón total: “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado
del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita
en misericordia.” (Miqueas 7:18).
La Palabra de la
seguridad total
“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en
el paraíso.” (Lucas 23:43). Algo ocurrió en la mente de aquel ladrón que antes
había injuriado a JESÚS, ahora reprende al otro mientras mira al Salvador: “Y
dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42).
“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso.” La religión nos dice que tenemos que hacer muchas cosas para ser
salvos, pero la relación viviente que es la salvación dada por JESÚS, es
inmediata a nuestra petición de amor y perdón: “Más a todos lo que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios” (Juan 1:12). En el terreno de nuestra posición en Cristo, cuando Dios
perdona lo hace de una vez y para siempre: “El volverá a tener misericordia de
nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos
nuestros pecados.” (Miqueas 7:19). Por eso aquel hombre pecador al borde la
muerte, obtuvo un perdón y seguridad totales, en una promesa segura: “Hoy
estarás conmigo en el paraíso.”
Palabra de provisión total
“Mujer he ahí tu hijo…He ahí tu madre”…Nuestro Dios es proveedor de
bendiciones a Sus hijos: “Bendice, alma
mía, al SEÑOR, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al
SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. El es el que perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus enfermedades; el que rescata de la fosa tu vida, el que
te corona de bondad y compasión.” (Salmo 103:1-4 LBLA) Pero también nuestro
amado JESÚS se dio Asimismo, nos proveyó con su muerte una provisión total que
nos declara justo delante de Dios por Su muerte y por lo tanto podemos ser
salvos. El Señor JESÚS desde la cruz provee perdón total para sus enemigos que
le llevaron a la muerte, provee un lugar seguro al ladrón arrepentido, pero en
esta tercera Palabra provee un hijo y un hogar para María y a Juan, le provee
una madre.
Oración:
Amado JESÚS:
“Quiero subir la cuesta del Calvario,
Subir por ella como tú subiste,
Con valor silencioso y temerario…
¡Señor yo quiero ser como tú fuiste!”
(Braulio
Perez Marcio)
Perla
de hoy:
Las Siete
Palabras de JESÚS en la cruz expresan el propósito de Su muerte en nuestro
lugar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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