Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Gálatas 6:11-17
Pero lejos esté de mí gloriarme,
sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado
a mí, y yo al mundo.
Gálatas 6:14 (RV60)
La cruz el corazón del Evangelio
Los autores de los Evangelios y
las Cartas que forman el Nuevo Testamento, comprendieron que la esencia del evangelio, era la cruz de JESÚS. Sí, la muerte de JESÚS, es
el corazón del Evangelio. Su convicción descansada sobre
las enseñanzas del mismo SEÑOR, desde el principio mismo
de su ministerio: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,
así es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna". (Juan 3.14,15). Sin embargo, sabían que una predicación que
tuvieran como centro la cruz de CRISTO, era un escarnio porque la cruz era el
castigo para un criminal. Igualmente, sabían que al predicar sobre un Mesías
crucificado, sería un escándalo para los judíos. Tampoco sería muy popular para
los sofisticados griegos tan orgullosos por el saber humano, para éstos la Cruz
era una locura. De hecho, hoy en día, todo discípulo nacido de nuevo, lo sabe,
lo predica y vive: ¡La cruz es el corazón del evangelio, no por la madera; sino
por JESÚS!
Nadie murió como JESÚS murió
¿Qué significó para aquellos
hombres y mujeres, la cruz de JESÚS? ¿Por qué los cristianos sostuvieron contra
viento y marea, que la muerte de JESÚS era el centro mismo del
hilo rojo de la salvación desde Génesis hasta el Apocalipsis? ¿Por qué JESÚS,
por lo demás la vida más preciosa que ha pisado este planeta, escogió
deliberadamente el camino de la cruz? Gracias
al Padre, existen respuestas bíblicas para todas y otras preguntas sobre el
tema. No podemos abordarlas todas hoy, volveremos. No obstante, Pablo nos da dos
razones, en primer lugar el mundo con todos sus intereses pasajeros "me es
crucificado a mí" Es decir, el mundo muere para mí y en su lugar, surge la
Vida que viene del cielo. En segundo lugar, "y yo al
mundo" JESÚS que vive en mí, es la Vida eterna, cuando el mundo lo
crucificó a Él, me crucificó también a mí. En resumen decimos: ¡Nadie
vivió como JESÚS murió; nadie
murió como JESÚS murió!
Prueba del amor divino
Por otro parte, el apóstol de
Pablo, tenía muchas razones para sentirse orgulloso humanamente hablando, había
alcanzado todos los honores que el mundo antiguo le pedía ofrecer a un ser
humano. Pero cuando Pablo pensaba en la esencia del
Evangelio, vio que desde todo punto de vista, la muerte de JESÚS fue un crimen
odioso, una injusticia que muestra toda la maldad que brota del
corazón humano cuando pierde la ruta del bien. Pablo
recuerda, que él también como pecador, estuvo en esa ruta, porque también
persiguió a JESÚS. ¿Cómo actúo JESÚS frente a tanto odio del
ser humano? ¡JESÚS, respondió con amor! Su muerte es la prueba gigantesca del amor divino: amor del Padre quien da
a Su Hijo, amor de JESÚS quien da su vida.
¡Qué Evangelio!
¿Qué puede hacer uno
frente a un amor así? Aceptarlo. Disfrutarlo. Predicarlo en estos términos:
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2.20).
¡Qué Evangelio tan grande! ¡Vivir
para anunciar las virtudes de un Dios así, es verdaderamente vivir! Razón tenía
el escritor anónimo del siglo de oro de la poesía española al conmovernos con
el soneto:
A Cristo Crucificado
No me mueve, mi
Dios, para quererte
el cielo que me
tienes prometido,
ni me mueve el
infierno tan temido
para dejar por
eso de ofenderte.
Tú me mueves,
Señor, muéveme el verte
clavado en una
cruz y escarnecido,
muéveme ver tu
cuerpo tan herido,
muévenme tus
afrentas y tu muerte.
Muéveme, en
fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no
hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no
hubiera infierno, te temiera.
No me tienes
que dar porque te quiera,
pues aunque lo
que espero no esperara,
lo mismo que te
quiero te quisiera.
Oración:
Amantísimo
Padre Celestial:
Enmudezco y
mi corazón y mi alma te alaban por tu misericordia, tu amor y perdón. ¡Gracias
por morir por mí en Monte Calvario y darme las fuerzas para yo morir también!
Ayúdame para vivir una vida en que todo sacrificio mío sea nada comparado con
tu gracia y tu amor. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La cruz de JESÚS es el único punto de
encuentro entre el Dios santo y el ser humano pecador.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios