Francisco Aular
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Lectura devocional: Génesis 8:14-22
Mientras la tierra exista, habrá siembra y
cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches. Génesis 8:22 (NVI)
Vivimos siete años en una misma casa que por
ser la primera casa que rentamos al llegar a este país, se metió en mi corazón;
allí vivimos años muy felices, los años de nuestro comienzo y vimos a nuestros
hijos salir del hogar para formar el suyo propio; guardo de ella muchos
recuerdos, uno de ellos, el de cuatro hermosos tulipanes que nacían en nuestro
pequeño jardín. Los tulipanes nos anunciaban sin faltar que la cita con la
primavera había llegado. La vida de aquellos cuatro tulipanes rojos era breve,
quizás una semana y media. Algunas veces, aquí, el invierno se niega a marcharse,
así que, una helada caía sobre ellos, otras veces, los sacudían las tempestades
de finales de marzo o comienzos de abril, pero ellos, aunque maltrechos,
seguían luciendo su traje impecable de color carmesí, adornando el frente de
nuestro hogar. Cuando los tulipanes morían, dejaban sus bulbos en la tierra,
porque así, garantizaban su resurrección al año siguiente. Nos olvidábamos de
los tulipanes, y plantábamos nuevas flores, las cuales duraban todo el verano,
pero éstas, al caer el otoño, morían.
Un año mis suegros vinieron a visitarnos,
justamente a comienzos del otoño, don Enrique era un amante y experto en la
jardinería, preparó el terreno para la primavera siguiente, eso incluyó remover
la tierra varias veces; se me olvidó decirle sobre los cuatro tulipanes. ¿Se
habrían ido para siempre? No. Esa siguiente primavera y por siete años que
vivimos allí, sus retoños se levantaban de nuevo para anunciarnos, llenos de
alegría, que la primavera había llegado.
En efecto, en la primavera, todo reverdece, florece
y prospera. Aunque los seres humanos no hemos tratado con cuidado la creación
de Dios, Él permanece fiel a su promesa de que: "Mientras la tierra
exista, habrá siembra y cosecha,
frío y calor, verano e
invierno, y días y noches".
Cómo los cuatro tulipanes de nuestro jardín,
un día vendrá el duro invierno al final del otoño de nuestra vida; contrario a
lo que pregonan algunas nuevas doctrinas, en cuanto al verdadero propósito de
nuestra vida, ¡no hemos venido a este mundo para no sufrir! La vida humana
sigue siendo breve y llena de muchas dificultades, aun para los seguidores de
la fe cristiana. Nunca el Fundador del nuestra fe nos prometió que las riquezas
financieras y una excelente salud acompañarían a los que crean en Él. Aunque
sus bendiciones temporales pueden alcanzar esos aspectos también, eso, no es lo
fundamental. JESÚS murió a los treinta y tres años, no en un hospital cinco
estrellas, ni en las comodidades de una casa; sino en una despreciable cruz
como un malhechor. Todos sus Apóstoles, exceptuando a Juan, murieron como
mártires.
Verá, el cristianismo es un jardín y los cristianos somos las flores, que
como los tulipanes, vivimos para otros y para anunciar la vida que nunca se
acabará; aquí en esta tierra habrá siempre injusticias y con ella el dolor del
ser humano, pero hemos venido a embellecer a este mundo, con nuestra presencia
temporal, nuestra fortaleza de espíritu y, nuestro ejemplo en medio del
sufrimiento, del dolor, los problemas y las circunstancias, pero ¡JESÚS en
nosotros es nuestra esperanza de gloria! Un día, saldremos de este mundo, nos
cambiaremos de dirección, nada más, porque vendrá el día de nuestra resurrección, sólo que en esa
oportunidad: la primavera y nuestra belleza serán para siempre.
Oración:
SEÑOR Todopoderoso:
Tú y sólo
tú, has cambiado mi lamento en una fiesta. Tu mano poderosa me mantiene en pie.
La vida que vivo en mi cuerpo es tuya. Ayúdame a entender que no puedo entrar
con este cuerpo al cielo que me has prometido; como tú, necesito ser sembrado
para poder nacer en la primavera de la resurrección. ¡Gracias por esta
esperanza en la cual descansa mi alma! En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La esperanza no nos conduce a JESÚS, es JESÚS
que nos conduce a la esperanza, a la fe, al amor y a la vida eterna.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio
de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe una lección por
aprender?
¿Existe una bendición para
disfrutar?
¿Existe un mandamiento por
obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento
para llevarlo conmigo?
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