Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: 2 Crónicas 7:
11-17
Si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren
mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los
cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 (RV60)
Al principio de mi vida cristiana
el mentor inicial que el Señor puso a mi lado fue mi inolvidable amigo y
hermano, Adonis Rodríguez, quien ya está con el Señor. En aquellos días
decidimos que la oración nos acompañaría el resto de nuestras vidas en esta
tierra. No solamente orábamos por nosotros, lo cual de paso es bueno; sino
también en lo colectivo intercedíamos por nuestra nación y la evangelización
del mundo. Después en el Seminario, tuve dos compañeros de oración, el Dr. Roy
Lyon y mi amado compañero de estudios Jacobo García Miranda. Por lo tanto, no
fue extraño que tan pronto como fui nombrado en una posición para presentar un
plan de evangelización para toda la obra, señalé tres movimientos: oración,
evangelización y discipulado. Aunque esto fue palpable en los eventos que
realizábamos, ningún otro ha mostrado mejor este énfasis que antes, durante y
después de nuestras Marchas Evangelizadoras. Estábamos convencidos de que ¡Dios oye y responde!
De hecho, en la cuarta marcha
evangelizadora -la cual realizamos en el Campamento de la Guásima cerca de
Valencia, en los días de 11 al 16 de agosto de 1980, en Venezuela-, allí
estrenamos un letrero gigante que cubría la pared del santuario principal;
todavía lo recuerdo, letras azul marino sobre un lienzo blanco, y el símbolo
del Departamento de Evangelización en aquellos años, la paloma representando al
Espíritu Santo y descendiendo sobre un corazón encendido con lenguas de fuego
alrededor. ¡Eso mostraba nuestra pasión por JESÚS! Allí estaba escrito, el
versículo que encabeza nuestro devocional en este día y que sería el texto lema
de nuestro movimiento de oración. Luego en una colina abrimos una carpa,
representando el “lugar santísimo” (Hebreos 10: 19-22), con espacio para orar
diez personas, allí estaba nuestro amado oratorio en donde por primera vez en
nuestra obra, ¡los marchistas oraban las 24 horas al día! Nuestros predicadores
invitados aquel año el Rev. Germán Núñez Bríñez y el Rev. Santiago Crane, y un
grupo de pastores venezolanos, lo inauguramos. La oración dejó de ser un lema y
se volvió acción hasta el día de hoy en nuestra amada obra venezolana. Allí surgió
a plenitud la “Operación 6,3,9”… ¡Grandes cosas ha hecho el Señor a través de sus
hijos en esa amada nación! Por eso, hoy podemos decir, a la luz de 2 Crónicas
7:14 ¡Dios oye y responde!
En aquellos años, Dios puso a mi
lado a hombres y mujeres de oración, entre muchos de ellos: Rosa de Elcure,
Bertha de Duque, ellas oraban y ayunaban, un día específico por la Marcha
Evangelizadora; luego mi equipo de coordinadores de evangelización, nos
levantábamos muy temprano y orábamos hasta el amanecer; se destacó en la
oración, entre todos nosotros, un hombre sencillo; un hombre de oración, el
hermano Jesús Bolívar, a principio de mi ministerio en la evangelización de la
patria Dios lo puso como mi compañero de viaje; así que ya fuera por motivos de
viaje u otras cosas, iba muy temprano a buscarlo a su casa; comprobaba que el hermano
Bolívar, ya había pasado un tiempo largo de oración con el Señor; entonces, lo
encontraba arrodillado y su camisa empapada del sudor matutino por sus
oraciones intercesoras; también podía ver una lista de peticiones que tenía en
la pared, con los nombres y necesidades de todos sus hermanos y amigos que
hacíamos durante los viajes. Con razón, cuando íbamos por esas iglesias por los
lugares en que habíamos pasado, lo escuchaba preguntar a alguna hermana o
hermano: “Y su hijo Juan, ¿ya venció a las drogas?”, y al responderle
afirmativamente. El hermano Bolívar,
se detenía, y decía: ¡Gracias Padre, yo sabía que lo habías hecho!
Después por el camino no hacía sino elevar oraciones de acciones de gracias por
las respuestas a sus oraciones específicas. ¡Alabado sea el Señor! Sí, en
efecto: ¡Dios oye y responde!
Oración:
Padre,
gracias por ser un Dios lleno de misericordia, amor, gracia y perdón. A Ti
podemos acudir con fe porque Tú oyes y respondes. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla
de hoy:
Saber que Dios oye y responde
conforme a Su voluntad confirma que ningún esfuerzo que hagamos en Su obra, es
en vano.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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