Francisco Aular
Lectura devocional: Hebreos 13:1-6
“No te desampararé, ni te dejaré.” Hebreos 13:5 RV60
El fin de un año y comienzo de otro nos enseña
esta verdad: La vida del cristiano nacido de nuevo, es como un viaje en tren
hacia nuestro verdadero hogar, con sus paradas, sus estaciones, sus paisajes, y
los otros pasajeros, mis compañeros de ruta. El tren simplemente va por los
rieles hasta el final. El pasajero es el que hace los cambios. En ese tren la
vida humana se nos da como un regalo. Me siento agradecido a Dios por ese regalo
que me puso en el mundo por medio del nacimiento; Dios usó a mis padres para
ponerme aquí, sin embargo: “El ser
humano sólo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del
Espíritu Santo” (Juan 3:6; NTV). Así que en este viaje hacia nuestro verdadero
hogar en el cielo es indispensable nacer otra vez, porque el nacimiento humano
nos coloca en la tierra, y el espiritual nos lleva al cielo. Ambos nacimientos
son regalos que Dios nos ha dado. Así que, podemos decir que el primer
nacimiento es terrenal y el segundo proviene del cielo. El primero es temporal,
ya que ningún ser humano por poderoso o sabio que sea es indestructible; la
muerte es inevitable: “Todos llegamos al final de nuestra vida tal como
estábamos el día que nacimos: desnudos y con las manos vacías. No podemos
llevarnos las riquezas al morir” (Eclesiastés 5:15; NTV).
Un anciano, al cual estaba evangelizando, me dijo en tono lastimero: “¡Ah,
si yo pudiera volver a nacer!…”, entonces, le respondí, lleno de gozo: ”Amigo,
le tengo las mejores noticias que usted haya oído en toda su larga vida: ¡Sí
puede volver a nacer! ¡JESÚS bajó del cielo con esa gran noticia para todos
nosotros los pecadores!.” Y desde aquel momento, el anciano nació de nuevo, lo
discipulé y se hizo miembro de la iglesia; vivió los pocos años de vida
espiritual como un nuevo hombre, hasta que llegó al final de su viaje en esta
tierra y pasó a su verdadero hogar en el cielo. En efecto, JESÚS dijo: “Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan
14:6).
Ahora bien, estamos al final del año 2015, así se cumple una etapa de
nuestro viaje, sin embargo, si todavía no has nacido de nuevo, no tienes vida
eterna en JESÚS. Lo más importante es que en esta hora de reflexión en la que
hemos repasado la historia de la Navidad, cuando JESÚS adoptó la vida temporal
por 33 años y, como todo ser humano, murió, siendo que Él mismo es la vida
eterna, pero, al tercer día resucitó, y desde entonces, la muerte temporal es
absorbida por la vida eterna, y por ello, JESÚS y sólo Él es nuestra esperanza
de resurrección. JESÚS nos da la vida temporal para que nosotros podamos tener
la vida eterna. ¡Gracias Dios mío por tu plan de salvación y rescate para el
ser humano!
Un asunto que tenemos claro en Las Escrituras es
que nadie irá al cielo obligado. Es triste que celebremos los días de este mes
sin la presencia de Él en nosotros y en la fiesta. Para invitarlo a nuestras
vidas es necesario nacer de nuevo, y esto lo logramos al arrepentirnos, de
manera individual, de nuestro pecado de orgullo y desobediencia; al pedirle
perdón por nuestros pecados e invitarlo a ser nuestro Señor y Salvador. JESÚS
te dice: “¡Mira!
Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y
cenaremos juntos como amigos” (Apocalipsis 3:20). ¡Dios por su gracia infinita
quiera una relación de amor y amistad contigo! Si esto quieres hacer al leer
esta meditación, repite la siguiente oración,
Oración:
Amado JESÚS, tú
dijiste: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, en
obediencia a tu Palabra, en esta hora yo me arrepiento del pecado que me separa
de ti, te pido el perdón de mis pecados, y te ofrezco con humildad y fe mi
corazón para que vengas y mores en mí. Hoy nazco de nuevo. Hazme como uno de
tus hijos. ¡Gracias SEÑOR por oír esta oración y salvarme! Amén.
Si has hecho esta oración en forma sincera, escríbeme
porque tengo una literatura para ayudarte en tu crecimiento espiritual, y con
mucho gusto te la hago llegar. Ahora, sí: ¡Feliz Año Nuevo con JESÚS en tu
corazón y en tu viaje!
Perla de hoy
No viajes solo…JESÚS
vino a buscarnos porque quieres ser nuestro Compañero de viaje hasta nuestro
hogar celestial. ¡El cielo no es cielo sin el ser humano!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a
obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
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