Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 2 Timoteo 1:1-10
Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y
sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.
2 Timoteo 1.10 (RV60)
¡JESÚS
destruyó la muerte y su poder, cuando Él, volvió a vivir! El evangelio es la
buena noticia de que JESÚS es la vida eterna. Desde allí, sabemos que más allá
del umbral, Él nos espera. A través de JESÚS, el más allá se introdujo en
nuestro mundo para “buscar y salvar lo que se había perdido” Desde entonces,
los hijos de Dios, nacidos de nuevo por la fe en JESÚS (Juan 1:12), sabemos que
nuestra vida tiene un horizonte más amplio que el que vemos con nuestros ojos.
¡Toda la
Biblia proclama que JESÚS es la vida eterna, y compró un lugar para nosotros en
el cielo por su muerte en la cruz del Calvario! ¡Esa es la buena noticia del
evangelio, hay esperanza para nosotros los pecadores!: ¡Hay vida en JESÚS! De
echo, era necesario que JESÚS, viniera del más allá a este mundo en un cuerpo
humano, que nos enseñara que encontraremos, después del umbral de esta vida
como la conocemos. Era necesario que JESÚS nos comprara con Su propia muerte un
lugar a donde podemos ir después de salir de este mundo (1 Corintios 6:19,20)
JESÚS, lo hizo y nos dio esta promesa: “En
el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría
dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo,
vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté” (Juan 14:2,3 RV60).
Como
todos los seres humanos, el cristiano nacido de nuevo, no conoce el momento en
que acabará su vida terrestre. Pero puede enfrentar su propia muerte sin temor,
pues sabe que el juicio que le esperaba por sus pecados, ya fueron cancelados
por JESÚS en el Calvario. Por esta razón, la muerte para el creyente perdió su
carácter angustioso; ya no es un fin desconocido, sino el acceso definitivo a
un maravilloso porvenir de paz y felicidad eternos. Ya no significa la tristeza
de lo que dejó atrás, sino más bien tomar posesión de su herencia incorruptible
que le espera.
Gracias
a JESÚS, y el plan de Dios desde antes de la fundación del mundo, la muerte
para el cristiano, nacido de nuevo, no es el fin de la vida, sino la continuación
de la vida eterna que JESÚS, le dio por el nuevo nacimiento (Juan 3:3), así la
muerte para el cristiano, nacido de nuevo, no es una desgracia, sino una
ganancia; no es derrota, sino una victoria; no es un horrible salto a las
tinieblas que nunca se acaban, sino un paso glorioso para ver a su Salvador y
Señor, cara a cara; no es el contemplar a la nave salir de este puerto
temporal, sino llegar y anclar en el verdadero; no es el canto triste de las
gaviotas que presagian la proximidad de la noche, sino el alegre trinar de las
aves que anuncian la aurora de un nuevo día; el morir es nuestro viaje al lugar
donde no hay sufrimientos, dolores, fatigas ni lágrimas; morir es el cambio de
vestidura mortal por una reluciente, inmaculada y eterna; morir es recibir de
manos de JESÚS, las cosas que están guardadas que ojo humano no vio ni oído
escuchó; morir es ir al lugar donde no hay templos porque JESÚS es el Templo;
morir es ir al lugar a una ciudad eterna que no tiene necesidad de sol ni de
luna, porque la gloria de Dios la ilumina; es ir a la ciudad en que las puertas
de todas las mansiones están abiertas de día, porque allí no hay noche; morir
es ir a lugar de la eterna primavera, y de la eterna juventud; morir es ir al
lugar en donde reinaremos con JESÚS, por los siglos de los siglos. Esto y mucho
más, nos espera más allá del umbral. No por nuestros méritos, sino por la
gracia de Aquel “Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”. (2 Timoteo
1:10 RV60). Alabado sea nuestro amado JESÚS al colocarnos por Su sacrificio:
Más allá del umbral.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi corazón y mi alma Te alaban por tu río
de gracia a nuestro favor. Porque nunca nos dejaste y abandonaste a nuestra
propia suerte. Somos parte de tu plan eterno, y nos amas y cuidas como tus
hijos que vamos de paso por este mundo para tomar posesión de tu herencia a
nuestro favor. Ayúdame Señor, a cumplir con todas aquellas cosas que tú
determinaste para mí, aún antes de nacer. Sé que un día, dejaré este mundo para
ir hacia ti, llegaré al umbral, y allí, tú estarás como estuviste en el primer
instante en que mis ojos vieron la luz ente mundo, veré tu sonrisa y me
acogerás en tus brazos eternos. Tengo mi fe en ti y únicamente en ti, en el
nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Si
caminas con Dios cada día y compartes con Él, en una mañana te dirá, “hijo
quédate conmigo” Ese será el umbral de un nuevo día para ti.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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