Francisco Aular
Lectura devocional: 1
Tesalonicenses 2:1-16
Por lo
tanto, nunca dejamos de darle gracias a Dios de que cuando recibieron su
mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras palabras como sólo
ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma palabra de Dios, la cual,
por supuesto, lo es. Y esta palabra sigue actuando en ustedes los que creen. 1
Tesalonicenses 2:13 (NTV)
Hace un par de meses se nos informa que el
año pasado, “en el año 2014 se han distribuido 428,2 millones de Escrituras a
través de Sociedades Bíblicas, incluidas Biblias completas, Testamentos,
Evangelios y productos bíblicos similares más pequeños.” ¡Gracias al Señor lo
que amamos la Biblia vamos en aumento, en medio de un mundo lleno de odios y
guerras!
Por todo esto, llego a la conclusión que solo existen tres clases de
personas en el mundo de hoy. Los que ignoran que está pasando en el mundo; los
que creen saber lo que está pasando, y lo que conocen y le creen a la Biblia.
“Y esta palabra seguirá actuando en los que creen.”
Aun cuando amamos la Biblia por
lo que ella es, y por lo que hace, es fundamental que la amemos por lo que
podemos hacer con ella en nuestras manos. Justamente el Salmo 119, que es un
himno a la Palabra de Dios, nos dice: “¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas! Pienso en
ellas todo el día (…) Mira cómo amo tus mandamientos, SEÑOR. Por tu amor
inagotable, devuélveme la vida.” Vs.97, 159.
En efecto, nunca podremos crecer hacia la
madurez espiritual, si ignoramos la Biblia, si dedicamos poco tiempo o no
dedicamos ninguno, a conocer y creerle a Dios por medio de su Palabra. En el
mismo grado que creamos a la Palabra de Dios y la apliquemos en nuestro diario
vivir, Dios derramará su poder, su gracia, amor y perdón, sobre nuestras vidas.
Así que la Palabra de Dios tiene que llegar a ser parte real y efectiva en
nuestra vida devocional, doctrinal y discipular. ¿Qué ocurre cuando dejamos que
la Palabra de Dios actúa en nosotros? “Jamás olvidaré tus mandamientos, pues
por medio de ellos me diste vida.” V.93 ¡Nos da vida! Notemos otra promesa que
nos hace Dios en la Biblia: “¿No quema mi palabra como el fuego?
—Dice el SEÑOR—. ¿No es como un martillo poderoso que hace pedazos una roca?” (Jeremías
23:29 NTV) ¡Dejemos que la Palabra de Dios, haga su trabajo en nuestros
corazones!
Pues bien, a la luz del versículo de hoy: “Tomaron
lo que dijimos como la misma palabra de Dios, la cual, por supuesto, lo es. Y
esta palabra sigue actuando en ustedes los que creen.” Nos hacemos esta
pregunta: ¿Qué debemos hacer con la Biblia para que siga actuando en nosotros?
Sin duda encontramos en varios versículos del Salmo 119, la respuesta: Debemos
tener la Biblia en alta estima: “Tus enseñanzas son más valiosas para mí que
millones en oro y plata.” V.72; a la Biblia debemos estudiarla, y obedecerla:
“A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como
debo hacerlo. Obedeceré tus decretos; ¡por favor, no te des por vencido
conmigo!”; debemos memorizarla: “He guardado tu palabra en mi corazón, para no
pecar contra ti.” V.11; debemos meditar las enseñanzas de la Biblia: “Hasta los
príncipes se sientan y hablan contra mí, pero yo meditaré en tus decretos. Tus
leyes me agradan; me dan sabios consejos.” Vs.23,24; debemos creer y confiar en
la Biblia: “Entonces podré responder a los que se burlan de mí, porque confío
en tu palabra. No arrebates de mí tu palabra de verdad, pues tus ordenanzas son
mi única esperanza.” Vs.42, 43; Debemos guardar y obedecer a la Biblia: “Nos
has ordenado que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos. ¡Oh, cuánto deseo
que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos!” Vs.4, 5; debemos
compartir lo que Dios nos ha enseñado por su Palabra: “Que mi lengua cante de
tu palabra, porque todos tus mandatos son correctos.” V.172.
Así que con la ayuda del Señor la Biblia es
para mí: ¡El mejor Libro, elevado al mejor lugar y con el mejor propósito!
Oración:
Oración:
Amado Señor:
Aquí estoy con tu Palabra abierta que es como fuego que purifica mi ser, como la miel que endulza
mi paladar, como el martillo que quebranta la piedra de mi orgullo y vanidad,
forastero soy en esta tierra en tus mandamientos meditaré y con ellos viviré
para siempre, que abatida hasta el polvo sea mi alma para que me vivifiques con
tu Palabra, esta Palabra tuya me “dice lo que soy, de quien vine y a quien
voy”. Ayúdame a proclamar esta Palabra con la oración de que no vuelva vacía.
En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La Biblia es: ¡El mejor Libro, elevado al
mejor lugar y con el mejor propósito!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo
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