Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:1-8
Felices son los íntegros, los que
siguen las enseñanzas del SEÑOR. Felices son los que obedecen sus leyes y lo
buscan con todo el corazón. Salmo 119:1,2 (NTV)
Alguien ha dicho que el “arte de la vida consiste en
hacer de la vida una obra de arte”. Esto lo debemos recordar siempre, y
parafraseando ese pensamiento pudiéramos decir que el “arte de ser feliz
consiste en hacer de la felicidad una obra de arte”. ¿Qué es la felicidad? Si
la felicidad consiste en no tener problemas, y poseer todo lo bueno que la vida
nos pueda ofrecer en términos de lo material, no he conocido nunca a un ser
humano feliz. Aunque la ciencia y la tecnología han logrado mitigar y
neutralizar el dolor de nuestros cuerpos, sin embargo, esto es tan sólo una
gotita en el vasto océano del sufrimiento humano. En efecto, el sufrimiento
humano es un monstruo de mil caras, tiene millares de matices, y la fuente de
donde proviene, tiene muchos manantiales. Basta que nos asomemos sinceramente
dentro a nuestro interior, o a la puerta de cualquier vecino y encontraremos
que no hay sitio en donde el sufrimiento no haya entrado.
Ciertamente, si fuéramos capaces de encontrar una
hendidura en los corazones humanos para asomarnos a ellos, no encontraríamos
uno solo en donde no habite la tristeza, el temor, los problemas y la
desolación. El sufrimiento es una catarata poderosa, que arrastra consigo
llanto y frustraciones. Nos unimos -sin engañarnos a nosotros mismos con “un
pare de sufrir”- a lo que dice la Biblia: “¡Qué frágil es el ser humano! ¡Qué breve es la
vida, tan llena de dificultades!” (Job 14:1). He vivido bastante para ver en
sufrimiento humano en muchas facetas: Sufre el pobre porque es pobre, sufre el
rico porque es rico, el joven porque es joven el anciano por ser anciano, la
mujer por ser mujer y el hombre por ser hombre. Sin embargo, en el Salmo 119,
en los primeros ocho versículos, encuentro el corazón de nuestro tema de hoy.
Así que nos preguntamos: ¿En que consiste el arte de ser feliz?
El arte de
ser feliz consiste en ser obedientes a la Palabra de Dios: “Felices son los
íntegros, los que siguen el camino del SEÑOR”, sin obediencia a nuestro Creador no existe la felicidad.
Algunos piensan que los cristianos somos aburridos y que una cara larga y
austera es sinónimo de santidad. Debemos saber, de una vez por todas, que la vida
cristiana es una vida feliz porque es una constante aventura, minuto a minuto.
Es la vida satisfecha con lo que Dios ha dado el poder de ser hechos miembros
de su Familia: “Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia
al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él
quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo” (Efesios 1:5 NTV). Algunos piensan
ser felices cuando logren una lista interminable de cosas en esta vida: “¡Seré
feliz cuando sea joven!”, dice el niño; “¡seré feliz cuando me case!”, dice el
joven soltero; “¡seré feliz cuando me divorcie!”, dice un infeliz en el
matrimonio; “¡seré feliz cuando me gradúe!”; “¡seré feliz cuando tenga
nietos!”; “¡seré feliz cuando mis
nietos se casen!”… Entonces, les llega la muerte en esa espera por ser felices.
Propongo que se le ponga una esquela sobre su lápida que diga: “¡Aquí yace un
infeliz!”…
La Biblia nos dice, que en
definitiva, la felicidad no es algo, sino Alguien, Dios: “Felices son los que obedecen sus leyes y lo buscan con
todo el corazón.”
Oración:
Amado Señor:
Gracias por
la misericordia que tuviste conmigo al hacerme miembro de tu familia y
coheredero con tu Hijo de todas tus riquezas espirituales; nada traje a este
mundo y sin nada me iré de él; vine como un mortal y por ello me acompañan muchas
demandas normales de esta vida; pero he llegado a conocerte, y ahora tengo una
vida eterna con la cual moraré por siempre contigo en un fabuloso mañana, sin
sufrimientos, sin dolor, sin muerte y sin lágrimas. Ayúdame a predicar con
todas mis fuerzas que tú eres la Felicidad. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Ni las pérdidas de esta vida, ni
los sufrimientos más intensos se pueden comparar con las ganancias venideras
que JESÚS tiene para nosotros.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Alguna
promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Alguna lección
por aprender?
¿Alguna bendición
para disfrutar?
¿Algún mandamiento
a obedecer?
¿Algún
pecado a evitar?
¿Algún pensamiento
para llevarlo conmigo?
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