Por Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional:Salmo 29:1-11
El SEÑOR dará fortaleza a su
pueblo; el SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz. Salmo 29:11 (NVI)
El Cristianismo nació, creció y triunfó,
en medio de un mundo en guerra. En efecto, la maquinaria para hacer la guerra,
del imperio romano era invencible. Pero uno queda asombrado al constatar en los
evangelios de que el fundador del cristianismo JESÚS de Nazaret, no pronunció,
ni una sola palabra a favor de la guerra; sino en favor de la paz. JESÚS, es
llevado ante Pilato, poco antes de ser condenado a muerte y morir en la cruz, a
la pregunta de Pilato de si Él era rey, respondió: “—Mi reino no es un
reino terrenal. Si lo fuera, mis seguidores lucharían para impedir que yo sea
entregado a los líderes judíos; pero mi reino no es de este mundo.” (Juan 18.36, NTV) En efecto, ¡JESUS es rey! Pero JESÚS
no es un rey cualquiera de los que el mundo ha tenido y tendrá. Al decir JESÚS:
“Mi reino no es este mundo”, quiere decir que no es un reino de honores, de
poderes, de riquezas, de dignidades que hay que defender y sostener por medio
de las guerras, como lo hemos visto en toda la historia de la humanidad.
Igualmente, no es el reino temporal que el
diablo mismo ofrece para que los grandes de este mundo, se lo rindan a él.
La Biblia dice: “El SEÑOR dará fortaleza a su pueblo; el SEÑOR bendecirá
a su pueblo con paz”. La paz como cese de hostilidad es grande y debemos orar y
esperar de Dios esa bendición de Dios sobre nuestra nación y el mundo. Pero esa
clase de paz es temporal. La paz de Dios es eterna como Él, lo es. Es la paz
que Dios da a Su pueblo en medio del sufrimiento, nos hace descansar y esperar
en Él: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7, RV60). En
medio de un mundo en crisis el cristiano nacido de nuevo es portador de esta
paz y debemos procurarla y compartirla con otros. Así lo aconsejó el proverbista: “El corazón que trama el
mal está lleno de engaño; ¡el corazón que procura la paz rebosa de alegría!” (Proverbios 12.20, NTV).
Como todo lo humano el reino de este mundo, es
temporal, los que han ostentado esa clase de poder
mundano no lo tendrán para siempre, se acabarán porque la muerte, les llegará,
como dice el antiguo himno cristiano: “Dad a Dios inmortal alabanza” (Himno
#3,ENHP,CBP 1975).
“¡Al Señor de señores
dad gloria,
Rey de reyes, poder
sin segundo!
Morirán los señores
del mundo,
Mas su reino no acaba
jamás”.
Por el contrario, el reino de JESÚS, es de una dimensión trascendente y
por lo tanto, muy superior. En ese reino están los ángeles y los humanos
nacidos de nuevo. No es un reino terreno, sino celestial. Es un reino de amor,
de justicia, de gracia y de paz; un reino que está muy por encima de las
ambiciones humanas; es un reino eterno; un reino que heredarán los pobres en
espíritu porque saben que dentro de ellos no hay nada bueno para merecer ese
reino; los mansos que aunque tengan poder, no lo utilizan para amedrentar; los
que sufren en un mundo injusto; los misericordiosos cuyo amor no se enfría a
pesar de los desencantos que encuentra en el camino; los humildes que no andan
buscando lugares de honores sino de servicio; los pacíficos que evitan el
derramamiento de sangre al sudar en busca de la paz; los perseguidos, esos que
levantan la bandera de la fe aunque los enemigos los echen de sus fronteras. Un
reino, en definitiva, que ahora, los cristianos nacidos de nuevo, ya poseemos
en parte, pero que disfrutaremos plenamente en la otra vida, como dice la
última estrofa del himno: “Dad a Dios inmortal alabanza”
A su Hijo envió por
salvarnos
Del pecado y la muerte
eterna;
De prodigios de gracia
es torrente,
Sus mercedes,
humildes, cantad.
Por el mundo su mano
nos lleva.
Y al celeste descanso
nos guía;
Su bondad vivirá
eterno día,
Cuando el mundo no
exista ya más.
Oración:
Amado JESÚS, dame tu
paz, guarda mi corazón y guarda mi mente en medio de las pruebas y los problemas
que se agolpan sobre mí, háblame por medio de tu Palabra y las circunstancias
que me rodean. Me levantaré y proclamaré a mis hermanos: “Apártate del mal y
haz el bien; busca la paz y síguela”. En el nombre de JESÚS, mi Dios, mi Rey.
Amén.
Perla de hoy
Solo existe una respuesta de Dios al ser
humano pecador: JESÚS. La paz no es algo, sino Alguien, teniéndolo a Él, lo
tenemos todo.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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