viernes, 30 de octubre de 2015

Martín Lutero: Lejos de Roma, cerca de Dios

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 1:1-17      
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:17 (RV60)
¿Qué lleva a un ser humano que ha sido levantado por su familia en un sistema religioso prolijo, complejo y compacto a abandonar todo ese bagaje familiar-religioso y a aventurarse en una nueva fe? ¿Qué fuerza poderosa es capaz de hacer que un solo hombre se levante contra un imperio religioso y lo haga tambalear por sus cuatro costados? ¿Qué movió a ese individuo a levantar un movimiento capaz de una revolución espiritual que cambió la historia?
Las vidas del apóstol Pablo y de Martín Lutero nos van a enseñar una gran verdad. La religión, por muy perfecto que sea su engranaje, no es suficiente para tener la seguridad de agradar a Dios y aceptar su Salvación. Tanto Pablo como Lutero eran hombres profundamente religiosos desde la cuna, Pablo nació en medio de la religión que Dios entregó a Moisés en el Sinaí, Martín Lutero fue producto del catolicismo romano de la Edad Media. El primero de los dos tuvo su encuentro personal con Dios camino a Damasco, el segundo, tuvo su encuentro con Dios al estudiar la Escritura y descubrir la salvación como regalo de Dios a través de la fe en Jesucristo. Pablo fue perseguido por los judíos, sus correligionarios, Lutero fue perseguido por los católicos romanos, sus correligionarios. 
Tanto a Pablo como a Martín Lutero los siglos los han revindicado. Pablo es reconocido como el teólogo y misionero más grande de la historia del Cristianismo. Martín Lutero es considerado como el líder principal de un movimiento cristiano llamado el Protestantismo, y aunque Martín Lutero no quería dejar la Iglesia Católica Romana, encabezó un esfuerzo para que ésta regresara a sus raíces bíblicas, pero hasta hoy no ha sido logrado. No obstante, el impulso abrió las puertas al avivamiento de otras congregaciones que ya existían, como los valdenses y anabautistas que conquistaron a Europa en aquellos años del siglo XVI. Nuevos y talentosos hombres de Dios surgieron: Juan Calvino, Ulrico Zwinglio, Phillip Melanchthon, Tomás Mutzer, Juan Knox y centenares más. No fueron hombres perfectos, tuvieron sus errores; eran seres humanos, pero estuvieron por encima del descrédito en que el clero romano había caído en aquellos días.
En efecto, el 31 de octubre del año 1517 el monje agustino Martín Lutero, caminó resuelto al templo del Castillo de Wittember, Alemania, con determinación y sin que le temblaran las manos, el sacerdote de 34 años levantó el martillo y clavó uno de los escritos más estridentes de la historia religiosa -en esa época las puertas de los templos servían a las comunidades como medios de comunicación-, no hizo falta ni un mes para que los gritos del documento se oyeran por toda Europa, y muy especialmente, en el Vaticano. El documento -que no pretendía ser otra cosa que  la voz solitaria en la inmensa noche de la Edad Media-, no era otro que las llamadas Noventa y Cinco Tesis. Si Roma, hubiera oído aquella voz, hoy contáramos esta historia de otra manera.
Debo aclarar que, todas las religiones o sistemas religiosos están basados en una u otra fuente de autoridad, éstas cobran toda su importancia porque son el basamento de nuestras creencias, propósitos, costumbres, hábitos y valores. Básicamente son cuatro fuentes de autoridad: El intelecto y las experiencias que están dentro de la persona, y las tradiciones y las Escrituras que son externas, pero, Dios nos dejó una sola que es verdadera, las Escrituras. Si Dios es verdaderamente Dios, tenía que dejarnos una Escritura inspirada por Él para poder conocerlo, amarlo, obedecerlo y alcanzar su Salvación, por eso, el Señor JESÚS le dijo a los judíos: “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!” Juan 5:39 (NVI). Pablo aconsejó a uno de sus discípulos: “Las Sagradas Escrituras (…) te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” 2 Timoteo 3:15 (RV60).
Una de las razones por las que Martin Lutero se había hecho monje, como muchos otros que han vestido los hábitos, fue el interés en su propia salvación. Comenzó a trabajar en su salvación personal, pero mientras más esfuerzos hacía para alcanzarla a través de sus buenas obras, más perdido se sentía -no dudo que entre todos los documentos, teología, filosofía y los ritos que tuvo que aprender, había estudiado también la Biblia en latín-, así terminó sus estudios doctorales en teología en 1512, Lutero había usado su intelecto, sus experiencias espirituales y las tradiciones en su larga búsqueda de una verdadera fuente de autoridad espiritual, pero no la halló, fue entonces cuando la encontró en las Escrituras. Por eso, en medio de los debates que lo acusaban de hereje, y que sin duda, lo harían caer en manos de la temible Santa Inquisición, se aferró a su Biblia. ¡Las Escrituras pasaron a ser su única fuente de creencia y por ella estaba dispuesto a morir! Por eso dijo, que tanto el Papa como los Concilios Generales podían errar, que solo las Escrituras eran la verdadera autoridad, y que él reconocería que estaba en un error sólo cuando se le convenciera de que lo que él creía era contrario a la Biblia y a la sana razón.
Lutero nunca vaciló en cuanto a la importancia de la Palabra de Dios, tampoco vaciló en su empeño de hacer que se tradujera al alemán, su lengua materna. El latín era el idioma oficial de la religión, todo se hacía en un idioma casi desconocido para el pueblo, pero, sin duda, una de las grandes facetas de Lutero era la de escritor, así que, escondido en el Castillo de Wartburg, el reformador pasó por momentos de muchas aflicciones y pruebas, sin embargo, no estuvo ocioso, escribió, casi, una docena de libros y tradujo todo el Nuevo Testamento del griego al alemán, en solo nueve meses, años más tarde hizo también la traducción completa de la Biblia de los idiomas originales al alemán.
A la impresión y distribución de las Sagradas Escrituras, también contribuyó otro alemán, Johannes Gutemberg quien inventó la imprenta, y así, el primer libro que se imprime es precisamente, la Biblia. Desde aquel lejano día, e impulsados años más tarde por las Sociedades Bíblicas, ¡el Sagrado Libro no se ha dejado de imprimir y distribuir! Debo también dar crédito a las muchas y excelentes versiones católicas, que, ¡por fin!, se distribuyen en gran manera, cumpliéndose el sueño de Lutero y de los otros grandes reformadores protestantes: ¡Por lo menos una Biblia debe estar en cada hogar! En mi caso, y me emociono mucho al contarlo, un día, por cierto, Jueves Santo, tomé un ejemplar de la Biblia que había sido dedicada a un primo mío, pero en la misericordia de Dios conmigo, no era para él, sino para mí, así que la tomé en mis manos y leyendo San Juan 17:20, ¡esa bendita Palabra habló a mi corazón, tuve un encuentro con el Señor Jesucristo y nací de nuevo!, nadie me la explicó, yo era solamente un joven de 18 años, pero el Espíritu Santo me guió y me ha guiado no solo a oírla, leerla, estudiarla, memorizarla y meditarla, sino también, a practicarla. Soy producto de lo que Dios ha hecho en la humilde vida de un hombre de pueblo por el poder de la Escritura. Para mí, la Biblia es mucho más que una guía doctrinal, toda ella es vida, produce la fe; produce cambios en mí, con ella asusto al mismo diablo, aliento al enfermo, sana mis heridas ya sean físicas, emocionales o espirituales, pero, por sobre todo, mediante la Palabra y el Espíritu Santo, nací de nuevo. ¡Con esta Palabra vivo, con esta Palabra muero!
Lutero hizo mucho uso de la música como parte de la liturgia evangélica, y como lo dice el especialista y músico Cecilio McConnel en su libro “Comentario sobre los himnos que cantamos”: “Martín Lutero fue una de las figuras más sobresalientes en la historia de la iglesia cristiana. Su influencia en el himno también era descollante. Cuando el apareció, el canto cristiano estaba en el nivel más bajo. Los pocos himnos eran cantados por personas eclesiásticas especializadas en un idioma que la mayoría de la gente no entendía (…) Lutero insistió en que tenía que ser en el idioma del pueblo y que toda la congregación cantase su regocijo en el Señor…”. Martín Lutero fue también un poeta y escritor de muchos himnos, uno de ellos es considerado el himno nacional del pueblo evangélico, me refiero a “Castillo fuerte es nuestro Dios”, porque entre otras cosas, gracias a su amigo el elector Federico el Sabio de Sajonia, señor de Wittemberg dentro de cuya jurisdicción vivía Lutero, lo salvó de las garras de sus enemigos que querían matarlo, como lo habían hecho cien años antes con Juan Huss. También Lutero sabía que su verdadero enemigo era el mismo Satanás. Por eso, la primera estrofa del himno, dice:
Castillo fuerte es nuestro Dios,
Defensa y buen escudo;
Con su poder nos librará en todo trance agudo.
Con furia y con afán acósanos Satán;
Por armas deja ver astucia y gran poder;
Cual él no hay en la tierra.
Pero la segunda estrofa, nos presenta a Jesús el verdadero triunfador:
Nuestro valor es nada aquí,
Con él todo es perdido;
Mas con nosotros luchará de Dios el Escogido.
Es nuestro Rey Jesús, el que venció en la cruz,
Señor y Salvador. Y siendo solo Dios,
Él triunfa en la batalla.
Apasionado como era Martín Lutero toma su laúd, instrumento musical que dominaba a la perfección, y con aquella voz que tanto le había dado de comer en su días de estudiante, y que sus contrarios la habían oído en la Dieta de Worms, cuando alzó su voz y dijo: “No puedo, ni quiero retractarme de cosa alguna, pues ir contra la conciencia no es justo ni seguro. Dios me ayude. Amén”. Hoy en día algunos teológos  ya no creen en la realidad de la existencia de Satanás y sus demonios, el enemigo los ha vencido convenciéndolos que él no existe, ciertamente, el maligno no está contento cuando estamos firmes en la Palabra de Dios, porque ha sido juzgado precisamente por el triunfo definitivo de la Biblia: 
Y si demonios mil están pronto a devorarnos,
No temeremos porque Dios sabrá como ampararnos.
¡Que muestre su vigor Satán y su furor!
Dañarnos no podrá, pues condenado es ya
Por la Palabra Santa.
Termino con esta reflexión, Martín Lutero, al igual que otros héroes de la fe, nos dejó un gran legado que los evangélicos modernos no debemos echar al olvido. El mismísimo Papa Juan Pablo II pidió perdón ante las injusticias que se hicieron con aquel monje que leyendo la Escritura descubrió lo que Pablo ya había escrito 1500 años antes, que nuestra justificación delante de Dios es solamente por fe, Martín Lutero lo subrayó en su Biblia cuando escribió: “Sola fide”, solamente por fe. No convirtamos el glorioso evangelio que costó sudor, lágrimas, sangre y muerte a muchos amados para que nos llegara a nosotros, en una fórmula mágica para triunfar en este mundo material y por lo tanto, temporal. No me canso de decirlo, Jesucristo no dejó su Gloria para que yo viva un evangelio de pura oferta y fácil, Martín Lutero pagó un precio en sus días: Se alejó de Roma que representaba para él todo en esta vida y se acercó a Dios, aceptó la salvación como un regalo, mantuvo la fe y triunfó. Tú y yo tenemos que dejarle a la futura generación, al salir de este mundo, lo único que también nos podremos llevar al salir de él, la “herencia incorruptible” de la salvación por fe. No puedo imaginarme siquiera lo que diría Lutero al ver cómo algunos líderes ecuménicos del mundo protestante de hoy, quizás vayan a celebrar los 500 años de su Reforma Protestante, en compañía del Papa…, por ello, creo que el versículo que le habló a Martín Lutero, también nos habla hoy: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17, RV60).
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Gracias por darnos tu Palabra que es fiel y verdadera. Ayúdame a vivirla por el poder de tu Santo Espíritu. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Los tesoros de la Biblia están a la disposición de los que escarben buscándolos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 29 de octubre de 2015

Paz: la seguridad del amor

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Filipenses 4:1-7
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:7 (RV60)

Existe una diferencia abismal entre el significado de la palabra paz en la Biblia con la connotación que el mundo le da actualmente. Hoy paz se usa para describir la ausencia de la guerra, hostilidad y problemas; el uso bíblico es algo positivo, es la cualidad del amor que es fruto del Espíritu Santo: expresa que el cristiano nacido de nuevo es capacitado por Dios para vivir por encima de las circunstancias de la vida. Es saber que pase lo que pase, Dios está en control. Me ha correspondido por muchos años estar al lado de genuinos discípulos de JESÚS y sus sufrimientos, al llegar me he colocado al lado de ellos y hemos orado juntos. Aún con los corazones rotos y a través de las lágrimas, los he visto poseer una paz sobrenatural que da el Espíritu Santo en tiempo de gran adversidad y problemas del cual, no escapamos mientras vivamos en este mundo. Es una paz “que la gente de este mundo no alcanza a comprender” porque es una paz que viene de confiar completamente en nuestro soberano Padre Celestial. Es la seguridad de depositarnos en las manos de Dios en donde frente a la dificultad no le preguntamos al SEÑOR porqué; sino para qué. La paz que JESÚS nos ofrece, es la paz de Dios, porque Él es un Dios de paz: El Dios de paz sea con todos ustedes” (Romanos 15:33 NVI) La paz como fruto del Espíritu, tiene su basamento en la obra de JESÚS en la cruz del Calvario a nuestro favor. JESÚS, único mediador entre Dios y los hombres nos compró la paz que podemos disfrutar los creyentes porque Él, respondió tanto a las exigencias de la justicia divina como a nuestra condición de pecadores delante de un Dios santo. Por eso, cuando depositamos toda nuestra confianza en JESÚS como nuestro Señor y Salvador ¡Tenemos paz con Dios porque en Él todos nuestros pecados han sido perdonados! ¡Tenemos paz con los hombres porque tenemos paz con nosotros mismos! La paz de JESÚS es sobrenatural la cual los no creyentes no pueden conocer ni experimentar: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden” (Juan 14:27 NVI)
¿Cómo podemos disfrutar esta clase de paz? En gran apóstol Pablo, nos los explica de la siguiente forma: “Dios nos ha aceptado porque confiamos en él. Esto lo hizo posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios” (Romanos 5:1 La Biblia en lenguaje actual) La vida cristiana no es un salto al vacío. Dios nos ha dejado Su Palabra la cual es un hecho que no depende de nuestras emociones, como lo afirmó el apóstol Pedro: “Por eso estoy completamente seguro de que el mensaje de Dios que anunciaron los profetas es la verdad. Por favor, préstenle atención a ese mensaje, pues les dirá cómo vivir hasta el día en que Cristo vuelva y cambie sus vidas” (2 Pedro 1:19 La Biblia en lenguaje actual) La Biblia dice que Dios es amor y extiende su misericordia hacia nosotros los seres humanos. Por eso, la paz es la seguridad de Su amor.
Oración:
Amado Padre Eterno:
¡Bendito y alabado seas Señor!, gracias por tu plan eterno de salvación al ser humano alejado de ti. Gracias por enviar a tu Hijo a morir por nuestro rescate definitivo. Gracias por la paz que nos das al saber que hemos depositado toda nuestra confianza en JESÚS para nuestra salvación, y ahora, tu amor y tu paz vive en nosotros. Ayúdame a ser un embajador tuyo y un ejemplo de que tu paz vive en mí. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El secreto de la paz divina es confiar plenamente en JESÚS, Él es la paz.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 28 de octubre de 2015

Fidelidad: la confianza del amor

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 25:14-30
El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!” Mateo 25:21 (NTV)

La obra del Espíritu Santo en el creyente cristiano, nacido de nuevo, toma dos rutas principales que van a forjar el carácter del nuevo discípulo de JESÚS, esto es: los dones espirituales y el fruto. Los primeros tienen que ver con las herramientas espirituales que harán hábil al nuevo hijo de Dios, en otras palabras tiene que ver con el “hacer”. El fruto del Espíritu son las cualidades que Dios nos implanta en nuestra vida y tienen que ver con el “ser”. Los dones tienen que ver con la cantidad de cosas buenas que podemos producir en la iglesia o en el reino de Dios en general, en cambio, el fruto tiene que ver con la calidad de lo que hacemos. Todos sabemos que al apóstol Pablo le debemos la primera sistematización de la teología cristiana. Su aporte es extraordinario, y por eso, entendemos también que escribió bajo la dirección del Espíritu Santo. Por consiguiente su escrito sobre el amor divino de 1 Corintios 13 es de una belleza sin paralelo, y al mismo tiempo una verdad singular: Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada” (1 Corintios 13:1-2 NVI). Sin amor “no soy nada” ¡No importa los dones que posea, el amor es el camino más excelente en la obra de Dios! Pensar que una gran mayoría del pueblo del Señor se pasa esta única vida humana buscando los dones en vez de mostrar el amor de Dios en sus vidas.
El otro gran pasaje paulino es señalar que el amor no es un don, sino el fruto del Espíritu Santo, y ese amor “ágape” en griego, el es mismo amor de Dios obrando en el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas, que se expresa en nueve virtudes. Veamos: En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gálatas 5:22-23 NVI). Claramente vemos que en la obra de Dios, es más importante, “ser” que el “hacer”.
Fidelidad es la cualidad que estudiamos hoy. Aunque algunas versiones de la Biblia han traducido “fe”, en realidad “fidelidad” es mejor traducción. Esto lo comprendemos mejor cuando entendemos que la “fe” es un don, y no una cualidad del fruto del Espíritu: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8 RV60). La fe y el amor son como dos puertas que debemos dejar abiertas permanentemente en nuestras vidas. En efecto, mediante la fe Dios mismo nos alimenta, y mediante el amor nos extendemos con fidelidad hacia Dios y hacia nuestros semejantes.
La fidelidad es la confianza del amor, esta cualidad se expresa, en lealtad a nuestro Dios, a nuestro cónyuge y amistades, constancia en las ideas, en los afectos, en las obligaciones. Tiene que ver con la exactitud con la cual, nos parecemos a Dios. La fidelidad es una bienaventuranza, como lo dijo JESÚS: “Bienaventurado aquel siervo al cual cuando su señor venga, le halle haciendo así” (Mateo 24:46 RV60). Para estar a tono con una palabra actual, fidelidad es el amor en alta definición.
Un punto adicional es éste: La historia del cristianismo está fundada sobre la fidelidad de los hombres y mujeres que han dados sus vidas por JESÚS. He enriquecido mi vida como creyente al repasar una y otra vez sus historias porque me son ejemplos de fidelidad hasta la muerte. La historia de Policarpo, el discípulo de Juan, es una de mis favoritas.
Relata un historiador de las iglesias de los primeros siglos que Policarpo, obispo de Esmirna, fue llevado ante la presencia del procónsul. Allí se entabló el siguiente diálogo: _Júrame –le dijo el procónsul-, que renuncias a Cristo. El venerable anciano contestó: _Ochenta y seis años le he servido y nunca me ha hecho  cosa perjudicial, y ¿cómo podré negar a mi Rey y a mi Dios? _Tengo fieras y te expondré a ellas si no te arrepientes –dijo el procónsul. _Traedlas –dijo el mártir. _Domaré tu espíritu con fuego-dijo el romano-. Me amenazas -respondió Policarpo- con el fuego que quema sólo por un momento, pero ignoras el fuego del castigo eterno. Entonces, Policarpo, fue condenado a morir en la hoguera. Aún así, en la hora de su martirio pidió fuerzas a Dios, y le daba gracias por contarse entre sus fieles seguidores. Murió con la certidumbre de que había obtenido la corona de la vida:… “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10 RV60). Porque la fidelidad es la confianza del amor.
Oración:
“Señor JESÚS, gracias por amarme, vengo ahora delante de Ti sabiendo que soy un(a) pecador(a) y que Tu moriste por mí. Ahora mismo me arrepiento de todos mis pecados y recibo con todo gozo el regalo de Tu salvación, y te confieso como mi Señor y Salvador. ¡Gracias JESÚS por esta salvación y ayúdame a serte fiel! Amén.
Perla de hoy:
Nada habla tan alto del verdadero carácter de un hijo de Dios como su fidelidad hasta el final.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 27 de octubre de 2015

Alegría: La fuerza del amor

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Filipenses 4:1-7
¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana! Filipenses 4:4 (La Biblia en lenguaje actual)

Hoy me asomo al mundo y la deseperanza reina en el corazón de muchos; pero yo poseo en mí la alegría que es la fuerza del amor. Hoy haré todo con la alegría que Dios puso en mí, el día en que nací de nuevo, porque el gozo o la alegría del cristiano nacido de nuevo es inseparable de la obra del Espíritu Santo: "Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17; NVI). Una de las nueve cualidades que componen el fruto del Espíritu es la alegría en el cristiano: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría…” (Gálatas 5:22.23, NVI).  "…con gozo del Espíritu Santo" (1 Tesalonicenses 1:6; RV60). La Biblia dice que una de las características de los primeros cristianos era la alegría contagiosa que poseían: "Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo" (Hechos 13:52; RV60).
Hoy mostraré a quienes me rodean que no es el propósito de Dios que el ser humano viva una vida negativa, derrotada y miserable. Sé que algunos piensan que ser cristiano es vivir siempre con la cara larga, triste, siendo retraído y esperando morirse para ser feliz en el más allá. Contrario a esto, la Biblia afirma que Dios quiere que vivamos con alegría, una vida hasta lo máximo, hasta la plenitud. JESÚS dijo: "Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia" (Juan 10:10b; NVI).
Hoy diré a los que me rodean que la alegría que ven en mí es la fuerza del amor de Dios en todo mi ser. Es un gozo que también está unido al hecho de que JESÚS es mi SEÑOR Y SALVADOR. ¡Qué hermoso es vivir para JESÚS y tener plena confianza en sus promesas!: "Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa" (Juan 15:11; NVI). Por otro lado, la alegría del mundo es pasajera porque su propósito es distraerme, divertirme momentáneamente, y muy a menudo, esa alegría es producto de los placeres del mundo, del demonio, y de la naturaleza pecaminosa en todo ser humano.
Hoy me empino y extiendo mis brazos hacia el cielo en señal de gratitud a mi Dios eterno quien tuvo misericordia de mí. No merecía su salvación hace más de cincuenta años cuando vine a Él. Todavía esa salvación no la merezco, ni la mereceré, porque es un regalo que el Padre nos ha dado en JESÚS. Mucho menos merecía el hecho de que el Espíritu me diera dones y pusiera en mí cualidades desconocidas, como su amor a través del fruto del Espíritu Santo. Cualquiera sea la situación que me toque vivir en medio de un mundo que no tiene arreglo, en medio de los problemas y tempestades de la vida, no pierdo de vista lo que el SEÑOR me prometió: "En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: — ¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37,38; NVI).
Hoy me fijo en su promesa y tengo fuerzas para vivir en ella. No se me promete un riachuelo, ni un goteo, sino "ríos de agua viva", cuyas aguas, al compararlas, ni siquiera, la maravilla de las Cataratas de Niágara se le aproximan. No, yo no estoy aquí para andar quejándome por todo, y echar la culpa a otros por lo que me ha sucedido. No dejaré que nadie ni nada haga en mí una basura, que tape esa corriente de agua viva para otros.
Hoy dejaré que esos ríos de aguas vivas circulen a través de mí para calmar la sed de los demás seres humanos de mi generación. No lo haré en mis propias fuerzas, sino con la alegría que es la fuerza del amor.
Oración:
¡Gracias Padre Celestial por tu presencia constante en mi ser. Gracias porque estás aquí, ahora, conmigo. Gracias por tu amor derramado en mí por la presencia de tu Santo Espíritu. Gracias por la alegría desbordante que me produce tu amor. ¡Qué alegría saber que no estoy solo porque tu amor por mí es incondicional e infinito! Ayúdame, dame tu bendición y el valor de ser un testigo eficaz por dondequiera que vaya. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La felicidad es nuestra cuando abrimos la fuente de la alegría que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros desde que creímos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

lunes, 26 de octubre de 2015

Paz en la tormenta

Por Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Juan 20:19-23
¡La paz sea con ustedes!— repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes. Juan 20:21 (NVI)

Nuestro siglo veintiuno que debería ser un siglo de paz entre los seres humanos, no lo es. Lo empezamos ufanándonos de nuestro innegable progreso, nuestros adelantos científicos y tecnológicos, y ya hemos desperdiciado más de una década en conflictos y guerras en casi todo el mundo. Así era el mundo antiguo, y así continúa en la actualidad. Hace muchísimo años que un salmista escribió: "Mucho tiempo ha morado mi alma con los que aborrecen la paz. Yo soy pacífico; mas ellos así, que hablo, me hacen guerra" (Salmo 120:6-7). Imagínense si reaccionamos así con un hombre de paz ¿cómo será cuando habla el que ama la guerra? La paz del mundo es algo tan frágil que un diplomático oriental dijo: "Quien quiera sangrar menos en tiempos de guerra, tendrá que sudar más en tiempos de paz". ¡No tenemos ningún motivo de orgullo de un mundo así!
Pero existe otra paz, la de Dios. Esta paz no se trata del débil compromiso que sólo es de corta duración entre los gobernantes de este mundo, como bien lo dijera el Apóstol: "Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina…" (1 Tesalonicenses 5:3). No, la paz de Dios, no es la paz que produce el cese de las hostilidades, sino la paz que encontramos a pesar de los problemas y las tormentas de la vida, a través de la fe en JESÚS, resucitado y triunfante. ¡Esa es la paz perfecta!
Se cuenta que un cierto rey prometió un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos lo intentaron. El rey observó y admiró todas las obras, pero solamente hubo dos que en verdad le gustaron.
La primera mostraba un lago muy tranquilo, espejo perfecto donde se reflejaban las montañas circundantes. Sobre ellas se encontraba un cielo azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura estuvieron de acuerdo en que reflejaba la paz perfecta.
La segunda también tenía montañas, pero estas eran escabrosas. Sobre ellas había un cielo oscuro del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua.
Esta imagen no se revelaba para nada pacífica. Pero cuando el rey analizó el cuadro más cuidadosamente, observó que tras la cascada, crecía un delicado arbusto. En él había un nido y allí en medio del rugir de la violenta caída del agua, un pajarito.
¿Cuál cree usted que fue la pintura ganadora? El rey escogió la segunda. La paz –explicó- no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin dolor. Significa que, aun en medio de estas circunstancias, nuestro corazón puede permanecer en calma.
“Shalom alejem”… “¡La paz sea con ustedeses!”, es el saludo judío de JESÚS -aquel domingo de Su resurrección a Sus discípulos- atemorizados como resultado de la crucifixión de JESÚS en día viernes. ¡Que gozo que paz en medio de aquella tormenta al ver a JESÚS resucitado en medio de ellos! En realidad JESÚS, es la paz que vino del cielo para que nosotros tengamos paz. En efecto, JESÚS la noche en que fue entregado para ir a la cruz, les había dicho: Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.” (Juan 14:27, NTV).
Por otra parte, significa esta promesa que los seguidores de JESÚS, ¿no vamos a tener problemas en esta vida, ni tendremos que enfrentar las lágrimas, el sufrimiento y la muerte física? No. Sabemos que los mismos apóstoles del Señor Jesucristo, exceptuando a Juan, murieron como mártires siguiendo a JESÚS, como hoy están muriendo muchos en algunos países musulmanes, asesinados delante del silencio de la comunidad internacional, por los fanáticos religiosos. Sin embargo, hoy como en el inicio del Cristianismo JESÚS, nos envía: “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.”… JESÚS vino para traenos la paz con Dios, y ese es el mensaje que predicamos:!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15b, RV60). ¡Los cristianos nacidos de nuevo somos los misioneros de la paz en este mundo! Anunciamos como tener paz en medio de la tormenta.
Oración:
Amado Padre celestial: Gracias por tu Hijo JESÚS, Él es la paz. En esta hora al Señor le brindo toda mi adoración y alabanza porque "Él hizo la paz mediante la sangre de Su cruz". Mi paz no depende de mí, sino de Él. Me apropio de esta verdad como los primeros discípulos que, en medio de la oscuridad de sus temores, escucharon de los labios del Señor, cuando les dijo:" ¡La paz sea con ustedes!". Tú eres, amado Padre, un Dios de paz y en Ti, descanso. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy
La paz perfecta no es algo, sino Alguien: ¡JESÚS! En Su paz tendremos paz.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

viernes, 23 de octubre de 2015

¿Qué quieres Señor?

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Hechos 9:1-9    
El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Hechos 9:5,6 (RV60)

El impetuoso, apasionado y religioso Saulo de Tarso, emprendió una persecución contra la Iglesia naciente del Señor JESÚS. Como todo fanático religioso, él pensaba que la persona que no creía en lo mismo que él, merecía morir. El médico Lucas, hizo un diagnóstico de aquel perseguidor implacable de los primeros discípulos de JESÚS: “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote” (Hechos 9:1). ¿Quién era Saulo de Tarso? Era judío y se sentía orgulloso de ello. Asimismo se llamó hebreo de hebreos. Cuando nació, sus padres -que descendían de la tribu de Benjamín-, le pusieron el nombre que distinguía al primer rey que tuvo Israel, Saúl. Ciertamente, Saulo tenía un celo por su pueblo porque en la historia de la salvación ningún pueblo antiguo había tenido tantas cosas buenas; así que tenía buenas razones del abolengo religioso que Saulo poseía. Ciertamente Israel era el pueblo escogido: “que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 9:4-5 RV60) Sólo un milagro, una intervención del mismo cielo, puede producir un cambio de mente y corazón; una experiencia espiritual que marque un nuevo nacimiento en un ser humano y eso exactamente ocurrió en la vida de Saulo de Tarso, quien después vino a ser el gran apóstol Pablo de Tarso. El apóstol de la gracia de Dios. Sin la existencia de Pablo de Tarso, el cristianismo fuera una religión más, en vez de algo más que una religión.
De Pablo puede decirse que no fue grandioso para comenzar sino que comenzó su vida en Cristo para llegar a ser grandioso. Ciertamente Pablo ocupa un lugar tan prominente en la fe viva del cristianismo que en estos instantes en alguna parte del mundo, alguien puede estar siendo elevado a otro nivel en la relación con Dios, gracias a uno de sus escritos con tanta profundidad pero que al mismo tiempo cambia, influye e impacta. Solamente, dos preguntas hizo Saulo aquel día de su encuentro con JESÚS: “¿Quién eres Señor?”, y, ¿qué quieres que haga?” Porque a la verdad como dijera el gran misionero ingles C.T Studd: “Si Jesucristo es Dios y murió por mí, entonces ningún sacrificio podrá ser demasiado grande para que yo lo haga por él.” Y así, cuando JESÚS, respondió sus preguntas. Se levantó, fue y cumplió su ministerio y el mundo no es el mismo después de aquel gran misionero. Su lema, es nuestro lema también: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)
Termino con este soneto de uno de los grandes de la poesía clásica española:
¿Qué quiero mi JESÚS?
Pedro Calderón de la Barca
Siglo XVII

¿Qué quiero mi Jesús? Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte.
Sin tener más placer que el de adorarte,
sin tener más temor que el de ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo para hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida
y en tus divinas llamas abrasarme.

Quiero, por fin, en ti transfigurarme,
morir a mí para vivir tu vida;
perderme en ti, Jesús, y no encontrarme.

Oración:
Bendito y alabado seas Padre amado:
La eficacia de tu salvación a favor del ser humano comienza solamente con dos preguntas ¿Quién eres Señor? ¿Qué quieres que haga? Ayúdame a ser para después hacer. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
JESÚS está preparando un ministerio para nosotros, mientras el Espíritu Santo, nos prepara para ese ministerio. Por lo tanto podemos decirle: ¿Qué quieres que haga?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 22 de octubre de 2015

¿Por qué seduce Halloween?

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Deuteronomio 18:9-14
No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero, o encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte a los muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al SEÑOR; y por causa de estas abominaciones el SEÑOR tu Dios expulsará a esas naciones de delante de ti. Deuteronomio 18:10-12 (La Biblia de las Américas)

¿Por qué la seducción fatal del Halloween, o la llamada fiesta de las brujas? Pues bien, seduce por lo antiguo de las tradiciones célticas. En efecto, unos 700 años a.C. hasta ca.400 d.C, extensas regiones de la Europa pagana de esa época estaban ocupadas por los antiguos celtas, que alcanzaron su máximo desarrollo y extensión desde el siglo IV al siglo III a de JC, y llegaron a habitar extensos territorios de lo que hoy son los países siguientes: Irlanda, Gran Bretaña, Francia y el norte de España, Galicia y Asturias e inclusive Turquía en el Asia Menor. Actualmente  hay un renacimiento cultural céltico en la música, la literatura y las artes, extendido por todas las regiones con pronunciadas raíces célticas y visibles hasta en Canadá y por supuesto, los Estados Unidos. Hace unos años mi esposa y yo estuvimos en España, cuando salíamos del Aeropuerto el Peinador de Vigo en Galicia, en la parte central de este terminal aéreo se destacaba una tienda que vendía todos los artículos y símbolos mágicos de los celtas…
Ahora bien, Halloween, es la expresión más visible  de la religión de los celtas que  se hace sentir en el mundo entero. Como bien los señala uno de sus adeptos: “Hoy en día ya no existen, según la historia. Pero todavía están vivos en su música, en las tradiciones, en las manos que labran los campos en Irlanda, la Isla Verde. Cada día cuando el sol del Este baña los monolitos de Stonehenge, ellos despiertan en su gente, en los que aun los recuerdan con admiración y en los que honran su cultura. Cristianos y paganos todos tienen la aportación Celta, algo deben a los Celtas.
Ante la innegable seducción que Halloween ejerce en el comercio, las artes y aún en la llamada religión cristiana, vale la pena detenerse, a considerar lo que la Biblia nos dice al respecto. Sin excepción, todas las prácticas ocultistas provienen del padre de la maldad: Satanás. Él es un especialista en atraer fatalmente a sus seguidores porque como dijo JESÚS, él es un ladrón: “El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 RV60).
¿Cómo explicamos que los pueblos, aun los más antiguos, en la práctica del ocultismo incluían hasta los sacrificios humanos? Por otra parte, la negación frente a estos actos diabólicos se acrecienta porque precisamente, como dijo un santo de la antigüedad, “la estrategia número uno del diablo es hacer ver que él no existe” Así que aquí caben otras preguntas: ¿Existe algo más allá de lo que se ve, del mundo material? Muchísimas personas obstinadamente, afirman que no. Sin embargo, son millones los que intentan ponerse en contacto con ese mundo invisible de maldad.
La Biblia, desde Génesis hasta su último libro el Apocalipsis, refleja que el engaño que Satanás les hace a nuestros primeros padres, es en esencia la misma promesa que se hace en las prácticas ocultistas, hoy: Hacernos como Dios, “sabiendo el bien y el mal”, y cómo el maligno atrae fatalmente para que el ser humano lo prefiera a él antes que a Dios, lo seduce hasta llevarlo a la destrucción final en el lago de fuego hecho para él. Por esta razón, Dios quien es puro y sin mancha, y que por naturaleza es bueno, ordena – para así protegernos-, que nos alejemos de toda práctica ocultista en cualquiera de sus manifestaciones, desde celebraciones como el atractivo “día de brujas o halloween”, pasando por el horóscopo, y hasta ser miembros de sectas ocultistas o satánicas.
Otra cosa que debemos entender de una vez por todas, es esta, en la Biblia no existe la magia blanca o magia buena, y magia negra o mala. Todo acto de ocultismo es rechazado para la Palabra de Dios. Así que aunque en el ocultismo utilicen los símbolos religiosos de las iglesias cristianas tradicionales, y aún, más allá, hasta los Salmos y otros pasajes bíblicos para decirlos en sus ceremonias, haciendo creer a sus seguidores que son buenos. No debemos dejarnos engañar. Recuerda lo que dijo el Apóstol: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz (2 Corintios 11:14 RV60). ¡No abras las puertas a los demonios! Porque te robarán tu paz, te cegarán el entendimiento,  te mantendrán muerto para Dios y vivo para ellos,  te atarán con sus cadenas espiritualistas, y al final matarán tu alma y te destruirán para siempre. Todavía JESÚS te dice: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 b). JESÚS vino para destruir las obras del diablo y su atracción fatal.
Un pensamiento final para que lo lleves hoy contigo: El cristiano nacido de nuevo, deposita su pasado, presente y futuro en las manos de Dios. Allí está seguro y protegido. Según Romanos 8:35-39, nada ni nadie lo podrá separar del amor de Dios. Desde luego, existen muchos misterios en el mundo espiritual que Dios no permitió al ser humano saber, ante ello, respondemos: “Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29 La Biblia de las Américas)
Agárrate con todas tus fuerzas de Dios y Su Palabra, y huye de la seducción de halloween: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” (Santiago 4:7,8, RV60).
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te alabo en esta hora por sacarme de ese mundo de las tinieblas en que mis antepasados anduvieron y yo también. Gracias por trasladarme a tu reino de luz, fe, amor y esperanza. Mi pasado, mi presente y mi futuro están en tus manos y allí estoy seguro. Ayúdame que en esta hora de oscuridad yo pueda brillar para ti. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En esta hora, en que las mismas puertas de los infiernos se abren para atraernos, Dios tiene una sola respuesta: JESÚS, Él es nuestra única esperanza, ven a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?