Francisco Aular
Lectura devocional: Mateo 16:13-20
Sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella. Mateo 16:18 (RV60)
JESÚS es el fundador de la Iglesia, y por lo
tanto, Él es la cabeza de la Iglesia. La primera vez que JESÚS habló del
propósito de establecer su Iglesia fue cuando le preguntó al apóstol Pedro:
“¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, y Pedro respondió: “Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16 RV60). Esta declaración
de Pedro es la piedra fundamental sobre la cual JESÚS edificó su Iglesia:
“Sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
En efecto, sólo JESÚS el “Hijo del Dios
viviente” es digno de ser la cabeza, y al mismo tiempo el fundamento de su
Iglesia. Esto quedó bien claro en todo el Nuevo Testamento, de allí que Pablo,
que tuvo el honor de ser el primero en sistematizar la teología cristiana,
escribiera, inspirado por el Espíritu Santo, este himno sobre JESÚS: Él es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas
todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos,
poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para
él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo
coherente. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el
principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero.
(Colosenses 1:15-18 NVI). También escribió: “Porque nadie puede poner un
fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios
3:11 NVI). ¡Sí, JESÚS es la piedra de la Iglesia!
JESUS es la Iglesia y la Iglesia es JESÚS;
por eso es que la fundación de las iglesias que honran y sirven al “Hijo del
Dios viviente” es tan importante en el Nuevo Testamento, como muestra, el Libro
de los Hechos de los apóstoles es una recuento de fundaciones de iglesias,
inmediatamente después que el Espíritu Santo hiciera su entrada como el
Espíritu que da poder, dirección, dones y sabiduría a hombres y mujeres, que
llenos de ese poder salieron y se ganaron el siguiente comentario de sus
enemigos, “estos que trastornan al mundo entero también han venido acá”. ¿Cómo
trastornaban al mundo? Con el mensaje del regalo de la vida eterna en el “Hijo
del Dios viviente”. Pedro ratificó lo que el Señor le había enseñado, y delante
de las autoridades religiosas judías en Jerusalén proclamó: “Este Jesús es la
piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza
del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11-12).
Igualmente, este amor supremo de los
apóstoles por JESÚS y por su Iglesia se manifiesta, en que no sólo sembraron
iglesias por aquellos lugares por donde fueron, sino que también tuvieron
constante preocupación por los nuevos convertidos y por las nuevas iglesias; a
las iglesias son dirigidas, predominantemente, las Cartas o Epístolas
apostólicas, poniendo disciplina y orden, como el caso de la primera a los
Corintios; un resumen de la “Teología de la Iglesia” como lo es la Epístola a
los fieles y cristianos maduros de Éfeso; igualmente, el mensaje del Espíritu
que es escrito por Juan a las siete iglesias del Asia Menor, en el Apocalipsis
que contiene la revelación de los planes de Dios para el futuro, junto con sus
represiones, promesas y alabanzas.
Una iglesia local, no es un proyecto
individualista, sino colectivo. Una iglesia local como agencia del reino en
cualquier lugar, está formada por gente transformada por el Espíritu Santo,
nacida de nuevo. Surge para exhaltar el nombre de JESÚS; ayudar al crecimiento
hacia la madurez cristiana de sus miembros; y anuncia a JESÚS, como la Vida
Eterna para que el ser humano, sea salvo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). En consecuencia, por muy pequeña que sea una
iglesia con un ambiente en donde reina el amor y el perdón como lo señaló su
Fundador, merece todo el respeto; el amor y la consagración que los apóstoles
mismos manifestaron tener ante la promesa de JESÚS, “Porque en donde están dos
o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20
RV60). Sí, cada iglesia local como la Iglesia en general, es ante todo: Un
milagro de Dios.
Oración:
Padre eterno:
Gracias Señor por haberme traído desde hace años a
tu iglesia para entrenarme en tus caminos y aprender a servirle a mi prójimo
con todo gozo y entusiasmo. Ayúdame a servir como tú lo harías. En el nombre de
JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La mejor manera de evangelizar al mundo, es
ayudar a fundar una iglesia en tu comunidad.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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