Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Timoteo
2:1-8
En primer
lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los
ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los
reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida
pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. Esto
es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos se salven
y lleguen a conocer la verdad. 1 Timoteo 2:1-4 (NTV)
A Nehemías, un hombre laico,
copero del rey Artajerjes, (465-424 a. de J.C), le llegó noticias de la patria
lejana en los siguientes términos: “Las cosas no andan bien. Los que regresaron
a la provincia de Judá tienen grandes dificultades y viven en desgracia. La
muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron consumidas por el
fuego”. (Nehemías 1:3,4 NTV). Su reacción fue inmediata: “Cuando oí esto, me
senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al
Dios del cielo”. (Nehemías 1:5 NTV).
Es más el libro que lleva su nombre comienza y termina en oración. ¡Patria, oración y ayuno! Se
convirtieron en su lema y en motivos principales de su andar cotidiano hasta
que volvió a su patria e hizo una labor, la cual sirve hasta hoy de modelo de
liderazgo en la obra de Dios. Así que orar por la patria, no es opcional, es la
responsabilidad de cada cristiano nacido de nuevo.
En efecto, la Biblia nos dice que
Dios es el Autor de todas las naciones y los pueblos étnicos que a lo largo de
la historia de la humanidad se han formado. También nos dice claramente que
Dios quiere que las naciones le pertenezcan: “Qué alegría para la nación cuyo
Dios es el SEÑOR, cuyo pueblo él eligió como herencia.” (Salmo 33:12 NTV). De
esta manera Dios nos ha dado una patria, con un territorio con características
particulares en donde además de las bellezas naturales, está lo más hermoso de
una nación, su gente. Sí gente que viene y gente que va, gente que habla en una
forma particular, tiene una cultura; una nación que aprendimos a amar, cuando nuestra
madres nos dormían en los años de nuestra inocencia con sus cantos, ya pegados
de sus senos, ya meciendo la cuna; patria es un lugar y también un sentimiento
porque en ella hemos nacido, nos hemos criado, vivido y allí descansan, los
restos de nuestros padres, y esperamos que un día su tierra se abra para
recibirnos también a nosotros al final de nuestros días. Mientras tanto, oremos
por nuestros conciudadanos, como dice este pasaje de hoy: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos.
Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos.” ¡Patria, oración y ayuno!
Pues bien, un día conocimos a
través de la Biblia y por la obra del Espíritu Santo, la historia de la
salvación; entonces, Dios nos salvó y nos dio la tarea de proclamar Su mensaje.
Así somos ciudadanos de dos entidades, como hijos de Dios, nuestra ciudadanía
está en los cielos; pero como hijos de una patria terrenal, nada de lo que
sobre ella ocurra, debe ser ajeno para nosotros. Debemos gracias al Señor por
la patria hermosa que Él nos ha dado; De esta manera, amamos al suelo en donde
hemos nacido, pero amamos a Dios sobre todas las cosas. Así que: ¡Patria, oración y ayuno!
Ahora bien, no debemos confundir
patria con gobierno. Los gobiernos son pasajeros, sus gobernantes tendrán que
dar cuenta de sus acciones, tarde o temprano; ciertamente, nosotros debemos
orar por la patria y por los que nos gobiernan, como lo dice el pasaje de hoy:
“Ora de ese modo por los reyes y por
todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y
tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad”. La patria
seguirá y trascenderá hasta los confines de los tiempos: “Las naciones
caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo entrarán en ella con
toda su gloria.” (Apocalipsis 21:24 NTV). Hasta el final: ¡Patria, oración y ayuno!
Se espera que los hijos de Dios
pongan su mirada en el cielo, porque el reino de Dios, como Dios mismo, es
trascendente e inmanente. El Señor dijo: “Mi reino no es de este mundo” (Juan
18:36), y Pablo, escribió: “Porque las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2
Corintios 10:4 RV60). De esta manera, que la oración por la patria nos ayude a
mantener la prioridad en lo eterno, y no en lo pasajero: Esto es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador, quien quiere que
todos se salven y lleguen a conocer la verdad.” Como lo dijo Jim Elliot, antes de salir para llevar el
Evangelio a los Aucas del Ecuador, y allí murió asesinado, lejos de su patria:
“No es ningún tonto quien renuncia a lo que no se puede llevar, para ganar lo
que no puede perder.” Por eso,
¡Patria, oración y ayuno!
Pues bien, ante el llamado de la
patria terrenal, no podemos ser indiferentes. Es necesario que oremos, ayunemos
voluntariamente y cumplamos con nuestros déberes cívicos. Cuando llegamos a la
tierra, la patria estaba allí; y cuando salgamos, allí seguirá. Ayudemos a
reconstruirla con entusiasmo, fe, amor y esperanza para la honra y gloria de
Dios. Convoquemos a los otros conciudadanos para hacerlo juntos hacia la unidad
y el progreso. Los enemigos de la patria son muchos pero como un solo pueblo
podemos vercerlos, como lo hizo Nehemías. De esta manera, la Biblia nos dice que Nehemías cumplió
su misión histórica aquí en la tierra, a la luz de su visión celestial: ¡Patria, oracion y ayuno!
Oración:
Amado Padre
Celestial:
Señor, gracias
infinitas por la patria que me has dado; la libertad que tengo en Cristo y la
Razón para vivir. Ayúdame para anunciar tu reino y orar y accionar hasta que tu
voluntad sea hecha aquí como en los cielos. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
Mantén la oración y acciones
positivas por la patria terrenal, sin descuidar, la prioridad de la Patria
Celestial.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios