martes, 23 de junio de 2015

JESÚS: SEÑOR de la Iglesia

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Apocalipsis 1: 1-8     
Yo soy el Alfa y la Omega -dice el Señor Dios -el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Apocalipsis 1:8 (LBLA)

La casi olvidada doctrina del “Señorío de CRISTO” enseña que “La fuente última y final de autoridad cristiana es Jesucristo el Señor. Su señorío brota de Su eterna deidad y poder-como el ungido Hijo del Dios soberano-y de redención vicaria y resurrección victoriosa. Su autoridad es la expresión de amor, infinita sabiduría y santidad divina. Esa autoridad se aplica a la totalidad de la vida, y da integridad y al propósito cristiano, fortaleza y compromiso al cristiano y motivación para la lealtad cristiana. Demanda obediencia a los mandamientos de Cristo, dedicación a Su servicio, fidelidad a Su reino, y la más profunda devoción a Él como Señor viviente.
La fuente última y final de autoridad es Jesucristo el Señor, y cada área de la vida debe estar sujeta a su señorío.” (Ideales bautistas, página 3, Convención Bautista del Sur).
Consecuentemente, a JESÚS, se le llama SEÑOR “kyrios” 747 veces en el Nuevo Testamento porque este es el nuevo nombre que Dios le dio después que recorrió el camino desde la gloria eterna hasta Su muerte en la cruz. El Apóstol Pablo, lo explica en palabras que no dejan ninguna duda de lo que significa el señorío de JESÚS en las iglesias del primer siglo del cristianismo: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente,  tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte,  ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Filipenses 2:5-11, NVI).
JESÚS es el SEÑOR de la Iglesia porque Él, el Hijo de Dios creador del cielo, de la tierra y de todo el universo, de las cosas visibles e invisibles. En virtud de esto, JESÚS pudo aferrarse, sin embargo: “se rebajó voluntariamente” y se hizo ser humano, criaturas frágiles y limitadas, para acercarse a nosotros como la Vida Eterna, Regalo de Dios, nuestro Señor y Salvador.
Dios desde antes de que el mundo fuese decidió tener Su propia familia que le acompañará al final de los tiempos e hizo a los seres angelicales y a los seres humanos. Todo este plan estuvo sujeto a la obediencia de los seres creados hacia Su Creador. Pero tanto los ángeles como los seres humanos, fallaron en esa obediencia. Adán y Eva desobedecieron cuando fueron colocados en una posición ideal en el Paraíso. ¡JESÚS vino desde el cielo para enseñarnos a obedecer a Dios y regresarnos en Él al Paraíso! Se hizo necesario que Dios mismo se Encarnara en JESÚS: “Se humilló a sí mismo  y se hizo obediente hasta la muerte,  ¡y muerte de cruz!” Por ello, Dios lo ha hecho “kyrios” SEÑOR. Por eso, JESÚS está en Su derecho al decirle a Juan en la Isla de Patmos: Yo soy el Alfa y la Omega--dice el Señor Dios--el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
El gran titulo con que se conocía a JESÚS en las iglesias del primer siglo, era el de SEÑOR, esta palabra tiene un trasfondo que nos puede iluminar más, según el comentarista bíblico inglés, William Barclay. Primero significaba, amo o propietario. Luego se utilizó como el título oficial de los emperadores romanos. También es el título que se dio a los dioses paganos. Esta palabra fue la palabra que dieron los sabios judíos al traducir el llamado tetragrámatón “Yahvé” impronunciable para ellos por lo sagrado y lo pronunciaban “Adonai” SEÑOR. Hoy en día nosotros llamamos a cualquiera como señor González, señor García; pero en las iglesias cristianas del primer siglo, cuando llamaban a JESÚS kyrios, SEÑOR, lo reconocían como el Dueño y Propietario del universo; era el Rey de reyes y SEÑOR de señores y por lo tanto, SEÑOR por encima de toda realeza y señorío en este mundo; ante el cual los dioses paganos no eran más que ídolos mudos e impotentes.
Es evidente que JESÚS como SEÑOR de la Iglesia era el centro del mensaje cristiano. ¡Volvamos otra vez y sometámonos a Él y sólo a Él! El Apóstol Juan, al momento de escribir su Apocalipsis, está preso en una isla, lo veo levantar sus manos con sus cadenas temporales y soltar una alabanza que también es la nuestra, ¡JESÚS, SEÑOR de la Iglesia, retorna en triunfo!:¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos,  incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.” (Apocalipsis 1:20).
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi corazón está lleno de gratitud por enviarnos a Tu único Hijo, y darle ese título de SEÑOR. Permíteme en esta hora postrarme delante de Ti y someter todo lo que soy bajo Su señorío, poder y dominio. En el nombre que es sobre todo nombre, en el nombre de JESÚS, te pido todas estas cosas. Amén
Perla de hoy:
La obediencia al señorío de JESÚS es la respuesta a Su gran amor por nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar? 

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