Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura
devocional: Apocalipsis 1: 1-8
Yo soy el Alfa y la Omega -dice el Señor Dios -el que es y que era y que ha
de venir, el Todopoderoso. Apocalipsis 1:8 (LBLA)
La casi
olvidada doctrina del “Señorío de CRISTO” enseña que “La fuente última y final
de autoridad cristiana es Jesucristo el Señor. Su señorío brota de Su eterna
deidad y poder-como el ungido Hijo del Dios soberano-y de redención vicaria y
resurrección victoriosa. Su autoridad es la expresión de amor, infinita
sabiduría y santidad divina. Esa autoridad se aplica a la totalidad de la vida,
y da integridad y al propósito cristiano, fortaleza y compromiso al cristiano y
motivación para la lealtad cristiana. Demanda obediencia a los mandamientos de
Cristo, dedicación a Su servicio, fidelidad a Su reino, y la más profunda
devoción a Él como Señor viviente.
La fuente
última y final de autoridad es Jesucristo el Señor, y cada área de la vida debe
estar sujeta a su señorío.” (Ideales bautistas, página 3, Convención Bautista
del Sur).
Consecuentemente,
a JESÚS, se le llama SEÑOR “kyrios”
747 veces en el Nuevo Testamento porque este es el nuevo nombre que Dios le dio
después que recorrió el camino desde la gloria eterna hasta Su muerte en la
cruz. El Apóstol Pablo, lo explica en palabras que no dejan ninguna duda de lo
que significa el señorío de JESÚS en las iglesias del primer siglo del
cristianismo: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios
como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los
seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo
obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó
hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante
el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de
la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre.” (Filipenses 2:5-11, NVI).
JESÚS
es el SEÑOR de la Iglesia porque Él, el Hijo de Dios creador del cielo, de la
tierra y de todo el universo, de las cosas visibles e invisibles. En virtud de
esto, JESÚS pudo aferrarse, sin embargo: “se rebajó voluntariamente” y se hizo
ser humano, criaturas frágiles y limitadas, para acercarse a nosotros como la
Vida Eterna, Regalo de Dios, nuestro Señor y Salvador.
Dios
desde antes de que el mundo fuese decidió tener Su propia familia que le
acompañará al final de los tiempos e hizo a los seres angelicales y a los seres
humanos. Todo este plan estuvo sujeto a la obediencia de los seres creados
hacia Su Creador. Pero tanto los ángeles como los seres humanos, fallaron en
esa obediencia. Adán y Eva desobedecieron cuando fueron colocados en una
posición ideal en el Paraíso. ¡JESÚS vino desde el cielo para enseñarnos a
obedecer a Dios y regresarnos en Él al Paraíso! Se hizo necesario que Dios
mismo se Encarnara en JESÚS: “Se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de
cruz!” Por ello, Dios lo ha hecho “kyrios” SEÑOR. Por eso, JESÚS está en Su
derecho al decirle a Juan en la Isla de Patmos: Yo soy el Alfa y la Omega--dice el Señor Dios--el que es y que era y que
ha de venir, el Todopoderoso.
El gran
titulo con que se conocía a JESÚS en las iglesias del primer siglo, era el de
SEÑOR, esta palabra tiene un trasfondo que nos puede iluminar más, según el comentarista
bíblico inglés, William Barclay. Primero significaba, amo o propietario. Luego
se utilizó como el título oficial de los emperadores romanos. También es el
título que se dio a los dioses paganos. Esta palabra fue la palabra que dieron
los sabios judíos al traducir el llamado tetragrámatón “Yahvé” impronunciable para ellos por lo sagrado y lo pronunciaban “Adonai” SEÑOR. Hoy en día nosotros
llamamos a cualquiera como señor González, señor García; pero en las iglesias
cristianas del primer siglo, cuando llamaban a JESÚS kyrios, SEÑOR, lo
reconocían como el Dueño y Propietario del universo; era el Rey de reyes y
SEÑOR de señores y por lo tanto, SEÑOR por encima de toda realeza y señorío en
este mundo; ante el cual los dioses paganos no eran más que ídolos mudos e
impotentes.
Es evidente
que JESÚS como SEÑOR de la Iglesia era el centro del mensaje cristiano.
¡Volvamos otra vez y sometámonos a Él y sólo a Él! El Apóstol Juan, al momento
de escribir su Apocalipsis, está preso en una isla, lo veo levantar sus manos con
sus cadenas temporales y soltar una alabanza que también es la nuestra, ¡JESÚS,
SEÑOR de la Iglesia, retorna en triunfo!: “¡Miren
que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso
quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la
tierra. ¡Así será! Amén.” (Apocalipsis
1:20).
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi corazón está lleno de gratitud por enviarnos a Tu único Hijo, y darle
ese título de SEÑOR. Permíteme en esta hora postrarme delante de Ti y someter
todo lo que soy bajo Su señorío, poder y dominio. En el nombre que es sobre
todo nombre, en el nombre de JESÚS, te pido todas estas cosas. Amén
Perla de hoy:
La obediencia
al señorío de JESÚS es la respuesta a Su gran amor por nosotros.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
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