martes, 30 de diciembre de 2014

Año nuevo: El paso del tiempo

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 90
Para ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche. Salmo 90:4 (NTV)

Estamos a pocas horas de un año nuevo que viene como una página en blanco para llenarla con la historia de cada uno de nosotros. Me lo imagino como los lugares por donde anduve el año pasado caminando en el verano, pero ahora estamos en pleno invierno; anoche, después que nevó se creó un paisaje hermoso y sin huellas, pero, luego, yo camino sobre la nieve, y dejo mis huellas marcadas; así veo este nuevo año. Haremos historia en nuestro pasar por este nuevo año como en los anteriores. ¡Que el Padre nos ayude a cumplir con nuestra misión histórica a la luz de nuestro destino eterno con Él!
Moisés, el autor del salmo 90, compara la vida en la tierra con un día y sus horas, con una vigilia nocturna, con un torrente de aguas; la vida como un sueño, como un suspiro, como la hierba del campo. Moisés nos dice también: “Si las fuerzas nos ayudan podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros” (Salmo 90:10; LBLA). Dios le dio a Moisés la bendición de vivir mucho más tiempo de lo que él mismo había pensado: “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor” (Josué 34:7; RV60).
Ciertamente, este tiempo nuestro “bíos”, que se mueve entre los extremos de la cuna y la tumba, pasa como el vuelo del águila. Nada existe tan fantástico ni tan irreal como el tiempo, el cual nos despierta a los manantiales de la vida y luego como dijo el poeta, “nos precipita a los ríos, que finalmente van a dar a la mar que es el morir…”.
En mi oficina de trabajo, en el templo de la iglesia que alquilamos, también alquilan a una guardería infantil y a una organización de ancianos entre los setenta y noventa años, de esta manera paso varias horas del día entre la alegría de los cantos infantiles y los cánticos nostálgicos de los ancianitos. Unos aprenden a vivir y los otros aprenden a morir. Es inevitable el paso del tiempo.
Andersen, el de los cuentos infantiles, decía que el tiempo pasa de tal forma que si no recordamos a Dios en nuestra juventud, puede que seamos incapaces de encontrarlo en nuestra vejez. En todo caso, para encontrarnos con Dios, siempre estamos a tiempo. Y ahora, cuando todavía puede usted encontrase con Dios, en estos últimos dás del año, ¿por qué no lo hace? Justamente, tuve el privilegio de encontrarme con Dios en mi juventud, y este año estaré cumpliendo 52 años en mi andar con JESÚS. ¡Esto lo digo con mucha humildad, no jactancia! Todavía me lleno de gozo al recordar aquellos primeros días de convertido con una nueva visión y pasión: ¡Hacer de mi andar con el SEÑOR la prioridad de mi vida! Cuando acepté el regalo de la Vida Eterna, obviamente, la Vida que nunca se acabará en JESÚS, le hice caso a Él y a sus palabras, cuando nos dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). No intente en estos días, cuando en la cristiandad nacida de nuevo celebramos a JESÚS, desviarse con otras distracciones que el mundo nos ofrece. Justamente, JESÚS vino del cielo a la tierra para decirnos que el tiempo de Dios para la salvación del ser humano había llegado: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15; RV60), desde entonces, la tumba no es el final para el que tiene a JESÚS viviendo en él por el poder del Espíritu Santo (Apocalipsis 3:20). El mismo que engendró a JESÚS en el vientre de una virgen, el Espíritu Santo, es capaz de salvarnos y llevarnos a Dios a través de JESÚS, después de esta vida, porque, así lo afirmó el Hijo de Dios cuando dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11:25; RV60) ¿Quiere usted poseer esta vida también? Si usted necesita ayuda espiritual, escríbame a la dirección que está en el encabezamiento de este devocional. Entonces, digamos como Moisés: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida,  para que crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12; NTV). De esta manera, como millones que hoy vivimos, no tendrá temor ante el paso del tiempo y decir: ¡Feliz Año!
Oración:
Padre eterno:
¡Bendito sea tu Nombre por tu plan y el propósito que tienes en mente para el ser humano! Ayúdame a proclamar que hay esperanza en Aquel que nació en una cuna de paja para que nosotros viviéramos en el castillo de Su reino eterno. ¡Esta es la Navidad! En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Salmo 90:12,RV60)
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



miércoles, 24 de diciembre de 2014

Navidad: ¡El poder de la Vida!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Juan 1:1-18
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres [...] Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no perezca, mas tenga vida eterna [...] Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 1:4; 3:16; 10:10)

¡La Biblia es el Libro de la Vida desde el Génesis hasta el Apocalipsis! Esta verdad la apreciamos desde los capítulos iniciales de la Biblia en los cuales comienza hablando del “árbol de la vida” en medio del Edén: “El Señor Dios hizo que crecieran del suelo toda clase de árboles: árboles hermosos y que daban frutos deliciosos. En medio del huerto puso el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal” (Génesis 2:9, NTV).
La Navidad es el poder de la Vida por la Encarnación de JESÚS. “En él estaba la Vida…” ¿A cuál vida se refiere Juan? En el original griego descubrimos que el vocablo que en castellano llamamos “vida”, tiene tres acepciones: Cuando se refiere a la vida humana a nuestro cuerpo, la palabra es “bíos”; cuando se refiere al alma, la palabra original es “psiqué”; y “zoé” se refiere a la vida del espíritu, en consecuencia, todos los seres humanos tenemos los dos tipos de vida señalados primero, ya que son temporales porque al morir se nos acaban. Pero cuando JESÚS, abandonó su gloria y se hizo carne por treinta y tres años en un cuerpo humano, asumió los dos tipos de vida temporales en su Encarnación. De esta manera, ¡lo inmortal se vistió de mortalidad con la finalidad de que nuestra vida mortal se haga inmortal!, ese es el otro tipo de vida de la cual nos habla la Biblia: la Vida Zoé, sí, con mayúsculas. Esa es el poder de la Vida que se encarnó en aquella primera Navidad, porque: En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. En otras palabras: ¡JESÚS es la Vida!
La Navidad, es el poder de la Vida en nosotros, cuando aceptamos por fe ese Regalo de Dios. “Para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna…”, por eso digo que el ser humano es finito (bíos y psiqué) con posibilidades infinitas (la vida zoé en él), ¡Dios quiere que todos tengamos esa vida zoé morando en nosotros! Así lo afirma la Biblia: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no perezca, mas tenga vida eterna. ¡Así que la Vida!, es decir, JESÚS, en aquella primera Navidad en un humilde pesebre, nos está diciendo que Dios nos ama y tiene un plan maravilloso para nuestras vidas, porque en realidad nosotros andábamos lejos de Dios, sin fe y sin esperanza en el mundo: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Isaías 9:2, RV60). ¡JESÚS es la Vida de Dios, la Luz, y la única esperanza para los pecadores! Lo más grande todavía, y que me dejó prácticamente sin aliento es esto: ¡JESÚS es el Regalo de Dios para nosotros los pecadores! Como Regalo divino se nos ofrece por gracia. ¡No lo merecíamos, no lo merecemos, no lo mereceremos nunca porque el cielo del cual nos habla la Biblia es un regalo por la gracia de Dios a favor de los pecadores! como dijo el coro angelical aquella primera noche de Navidad:
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14, RV60). ¡Ojo, no se confunda como algunos lo han hecho, no dice: “paz a los hombres de buena voluntad”! La voluntad humana, nunca se nos dice en la Biblia que sea buena, al contrario se nos dice que, ¡está corrompida! Así que JESÚS es la Vida gratuita del Dios Eterno y santo, a favor de nosotros los seres humanos corrompidos e imperfectos.
La Navidad, es el poder de la Vida porque es abundante: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. ¡JESÚS vino a traernos Vida y nos las ofrece gratuitamente y en abundancia! A Dios le ha placido en su voluntad perfecta, vestir nuestra debilidad humana con su Poder y Gracia. En todo caso, la salvación es universal en su oferta pero no es automática en su aplicación en nosotros. Para recibir esta bendición eterna en nuestras vidas es indispensable, primero arrepentirnos de nuestros pecados: “…antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:5); También necesitamos nacer de nuevo:Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3, RV60). ¡Nacer de nuevo es aceptar la Vida que Dios no ha prometido en JESÚS! Esto es tan hermoso que es como nacer de nuevo. ¡Dios no hace remiendos en la vieja naturaleza, nos hace de nuevo al colocar en nosotros la nueva naturaleza! Lo explico mejor: Dios, por medio de mis padres, me puso en este mundo con mis dos tipos de vida, “bíos y psiqué” pero es vida humana, por lo tanto, es temporal. JESÚS, la Vida Zoé, nació hace dos mil años para hacer posible que yo pueda nacer espiritualmente al depositar toda mi confianza en Él, para poder  nacer en el reino de Dios y así ponerme en el cielo. En otras palabras, si usted celebra los cumpleaños como es nuestra costumbre occidental, debería celebrar dos veces al año. El día cuando nació de sus padres y cuando nació de nuevo por el Espíritu y la Palabra de Dios. Esta es mi pregunta para usted: ¿Cuántos cumpleaños celebra usted? Su respuesta, sincera revelará su situación espiritual delante de Dios. El apóstol Juan aclara mejor esto:El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12). Aquí se refiere a la vida “zoé”, si usted ha invitado a JESÚS entrar en su espíritu y corazón tiene la Vida, sino lo ha invitado no tiene la Vida. (Si usted quiere recibir esta nueva Vida, ore y confiésele al Señor sus pecados, a través de una oración sincera, Él lo oirá. Si usted lo hace, escríbame por favor para ayudarle en su crecimiento espiritual, tengo un libro para usted que lo ayudará). ¡Gloria al Señor! Después de todo, Navidad es, ¡poder de Vida!
Hoy celebramos que la Vida Zoé vino a este mundo perdido, lleno de sombras y muerte. ¡Porque Navidad es ante todo celebración de la Vida! Por eso, JESÚS la Vida abundante nos dice frente a la muerte su mensaje de Vida: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25, RV60). Sí, esto es la Navidad: ¡Poder de la Vida!
¡Feliz Navidad para todos en todas partes!
¡Celebre la Vida con el gozo del Señor!
¡Un fuerte abrazo navideño lleno de Vida!
Oración:
Padre Eterno:
¡Gracias por darme nueva vida y nueva esperanza por medio de JESÚS! Ayúdame a llevar esta Buena Nueva a quienes viven sin Dios y esperanza en el mundo. Que pueda mostrar tu gracia y el poder la Vida en mí por dondequiera que vaya. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La Navidad muestra en un humilde pesebre, ¡el Poder de la Vida!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo


martes, 23 de diciembre de 2014

Navidad: tiempo de dar

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Corintios 8:1-14
Porque conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a ustedes se hizo pobre, para que por medio de su pobreza ustedes llegaran a ser ricos. 2 Corintios 8:9 (NBLH)

Navidad es tiempo para dar, y esto no es ninguna sorpresa porque así fue desde el principio, y por ello, el apóstol Pablo recordó a sus discípulos esta verdad al despedirse de ellos en Mileto: “Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”. (Hechos 20:35, NTV)) Esto lo podemos comprender mejor al ver la historia de las misiones en el cristianismo a través de los siglos. Por eso, no es nada raro que en la presente epidemia del ébola en África, los primeros en contaminarse con esta enfermedad fueron los profesionales de la medicina y misioneros cristianos. ¡No es fácil abandonar la patria en donde uno tiene todo lo de mayor valor sentimental e irse a servir en el nombre del Señor a aquellos lugares con mayor necesidad y en oscuridad espiritual!
Ahora bien, a la luz de la Biblia es Dios quien toma la iniciativa en el asunto del dar. Él es quien pone delante de nosotros el regalo de su gracia y amor. En efecto, JESÚS, el Hijo, viene como el Regalo de Dios con su oferta de amor y perdón en el presente y en el futuro: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16); “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Corintios 8:9); “!Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15); “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
En consecuencia, ni los Evangelios, ni las cartas de los apóstoles que conforman el Nuevo Testamento, ahorran palabras y alabanzas por el hecho de la iniciativa del Padre celestial en el dar, comenzando con la salvación de nuestras almas a través del arrepentimiento y la fe: “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21); se hace claro en las Escrituras que la salvación es un Regalo y no un premio:Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8,9; NVI). Sí, ¡JESÚS es el Regalo del amor de Dios!
Pues bien, aunque Dios toma la iniciativa en darnos el cielo como un regalo, también es cierto que la Navidad nos presenta el hecho de que en la respuesta del ser humano le toca primero dar para después recibir. ¿Qué puede darle el ser humano a Dios? Su alma, su corazón, su fe; depositar toda la confianza en JESÚS para su salvación: “Dame hijo mío tu corazón”, ese es el clamor de Dios en busca del pecador. Y entonces, cuando el ser humano se da, recibe. ¿Qué recibe? Ciertamente, recibe mucho más de lo que da. Por ejemplo, da su vida temporal “bíos” y recibe de Dios, la vida eterna “zoé”; da su perdición y recibe salvación segura y eterna; da su dolor y recibe gozo; da su naturaleza corrompida desde Adán y recibe una naturaleza nueva en JESÚS; da su miedo al porvenir y recibe la esperanza de un fabuloso mañana junto a JESÚS; en resumen, da su infierno y recibe el cielo.
¿Cuál es el resultado de una vida nueva y eterna? El surgimiento de una nueva relación con Dios, consigo mismo y con los demás; surge un cambio divino y con él, un nuevo significado y propósito para vivir.
Quizás ya tenga usted el árbol de Navidad lleno de regalos para su familia, amigos y para usted también, bueno, eso está bien, porque muestra su generosidad. Sólo una pregunta: ¿Qué le dará usted al Cumpleañero JESÚS? Yo le propongo que, por encima de todo, le dé su corazón, y con ello, usted poseerá humildad tanto para dar como para recibir toda la vida, desde el más acá y hasta el más allá. Porque Navidad: es tiempo de dar…
Oración:
Padre Eterno:
¡Gracias por enviar a tu Hijo amado a salvarnos; eso ocurrió en la Navidad! Navidad no es tan sólo una época del año, sino un estilo de vida dador y dispuesto también a recibir. Ayúdame a no desviarme del verdadero significado de la Navidad en estos días. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El Niño del pesebre en el establo de Belén, es el Regalo de Dios para la humanidad; no te quedes con Él, compártelo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo


lunes, 22 de diciembre de 2014

Una canción inmortal

Francisco Aular
Lectura devocional Lucas 2:1-20
Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:7 (RV60)

A mediados de un caluroso mes de julio, un miércoles por la noche, al iniciar el servicio de oración, sorprendí a la congregación preguntándole cuál era su himno favorito de nuestro himnario, y a quién le gustaría que lo cantáramos en esta oportunidad; sin pensarlo mucho, la mano de un niño de ocho años se alzó primero que la de los demás; era Pedrito, y desde su asiento, al lado de su madre, dijo a voz en cuello: “¡Pastor el número 58!”… Conociendo la secuencia numérica y los énfasis del himnario, pensé: “¡Ese es un himno de Navidad!”… Cuando algunos de la congregación se dieron cuenta comenzaron a sonreír. Era evidente que para aquel niño, la Navidad no era asunto de temporada como lo es para los mayores, así que invité amablemente a la congregación a que se pusiera de pie; la pianista empezó a tocar y cantamos aquel bello himno navideño en pleno verano…, pero, les digo algo, pocas veces uno se conmueve tanto al cantar como lo hicimos aquella noche; algunos de los integrantes del coro de la iglesia estaban allí y por eso lo entonamos a cuatro voces la inmortal canción: “Noche de Paz”.
La historia de este precioso himno tuvo su inicio la noche del 24 de diciembre de 1818 en el pueblecito Hallein, en los Alpes austríacos, cuando al joven sacerdote José Mohr, leyendo el relato evangélico para su sermón, le vino la inspiración repentina y compuso el poema; al día siguiente, Día de Navidad, el músico de la parroquia Francisco Javier Gruber le puso la melodía. Así que en aquella tarde navideña, el párroco y el maestro cantaron por primera vez aquella canción, allí en la capilla. ¡Aquellos dos hombres estaban muy lejos de saber que en pocos años esa melodía iba sonar con categoría de himno inmortal en todo el mundo! Los niños del pueblo al escuchar la nueva canción se acercaron, y si algo natural poseían los habitantes en todo aquel extenso valle de Zillertal en el Tirol austríaco, eran buenas voces, así que el maestro empezó a ensayar con ellos inmediatamente  la canción a cuatro voces. En aquel tiempo se consideraba que el único instrumento digno para los himnos en las iglesias era el órgano, pero este instrumento se había dañado. Sin embargo, los cantores no se detuvieron y resignadamente ensayaron con lo único que disponían: sus voces y una guitarra que Francisco Javier tocaba muy bien; él dijo: “Después de todo, Dios nos oirá con órgano o sin él”, así, el coro de niños estrenó la canción el domingo después de Navidad.
Pues bien, entre aquellos niños, se encontraban los hermanitos Strasser: Carolina, José, Andrea y la pequeña Amalia. En el pueblo se decía de ellos: “Esos Strasser…, parecen unos ruiseñores”. Al año siguiente, aquellos niños fueron invitados a un concurso de cantos navideños en donde estarían el rey y la reina de Sajonia. Desde luego que estaban muy nerviosos, así que cuando les llegó su turno, lo primero que cantaron fue Noche de Paz. Cuando terminaron, los oyentes, sobrecogidos y emocionados, guardaron silencio, pero los reyes rompieron el protocolo, se pusieron de pie y empezaron a aplaudir. Lo demás es historia, aquella sencilla melodía dejó de ser un villancico para volverse himno, y ahora es para el mundo cristiano y, aun, para el profano: Una canción inmortal.
¡Cantémosla nosotros también!
                    I
¡Noche de paz, noche de amor!
Todo duerme en derredor,
Entre los astros que esparcen su luz
Bella, anunciando al niñito JESÚS,
Brilla la estrella de paz,
Brilla la estrella de paz.
                 II
¡Noche de paz, noche de amor!
Oye humilde al fiel pastor,
Coros celestes que anuncian salud,
Gracias y glorias en gran plenitud,
Por nuestro buen Redentor,
Por nuestro buen Redentor.
                III
¡Noche de paz, noche de amor!
Ved que bello resplandor
Luce en el rostro de niño JESÚS
En el pesebre, del mundo la luz,
Astro de eterno fulgor,
Astro de eterno fulgor.[1]
Oración:
SEÑOR JESÚS:
A ti que viniste a Belén a nacer, y que sangre y vida diste por mí, te consagro de nuevo mi ser. Tal como soy mísero y pecador, me entrego a ti, ¡recíbeme, SEÑOR!, y por favor, que nunca me canse de proclamarte. Haz de mi vida también, una canción inmortal para tu honra y gloria. Amén.
Perla de hoy:
Si lo único que tienes como regalo para JESÚS es el poema de tu vida, dáselo y Él hará de ti una canción inmortal.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



[1].  Himnario de Alabanza Evangélica, #58. El Paso, Texas: EMH, 1997

viernes, 19 de diciembre de 2014

¡Navidad sin estrés!

Francisco Aular
Lectura devocional Lucas 2: 1-7
Mientras estaban en Belén, a María le llegó la hora de tener  su primer hijo. Como no encontraron ningún cuarto donde pasar la noche, los hospedaron en el lugar de la casa donde se cuidan los animales. Cuando el niño nació, María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Lucas 2:6,7 (NTV)

En mi primera Navidad en la gran ciudad de Caracas en 1955, había un trío colombiano que entonaba una canción llamada “Cantares de Navidad”. Era una canción para llorar mientras la gente bailaba. ¡Así es la vida cuando uno no conocer el verdadero significado de la Navidad! Recuerdo que el estribillo decía, así:
Navidad que vuelve 

Tradición del año 

Unos van alegres 

Otros van llorando.
Hace unos cuántos años, aquí, en la gran ciudad de Toronto, acompañé a un hermano que trabajaba como misionero entre las personas que viven en las calles, ya sabemos que el gobierno tiene albergues para ellos, también el Ejército de salvación, pero muchos de ellos no se sujetan a esos sitios seguros, les gusta estar en la calle, y huyen por eso; pero existen misiones de las iglesias que levantan ayudas y compran comida y sacos de dormir para esas personas en situación de calle, porque con la temperatura bajo cero les espera una muerte segura; así que allí andábamos el misionero y yo, cuando me encontré a un hombre que dijo ser profesional –sin yo preguntárselo-, pero por un desencanto con su familia ya no quería ni vivir… Le expresé en mi inglés recién adquirido, “¡Feliz Navidad aquí tiene comida y un saco para dormir!”… Él me miró con sus ojos azules apagados, desilusionados y me susurró al tomar aquellas cosas: “¡Qué Navidad, para mí no existe Navidad ni nada!”…
Tal vez, Navidad no sea una época muy feliz para algunos de nosotros, sino una carga emocional y un desafío al estrés y la depresión. A lo mejor no llegamos tan lejos como aquel hombre de la calle, pero le hemos abierto las puertas a la enfermedad de moda: el estrés. Es cierto, en esta época del todos los seres humanos, sobre todo, los que vivimos en las grandes ciudades estamos siendo sometidos a muchas presiones en estos días navideños, y al ventilar nuestros sentimientos nos damos cuenta que vivimos una crisis emocional de Navidad. Todo lo contrario nos presenta la propuesta bíblica, JESÚS nació para librarnos de todas nuestras crisis, incluyendo la de estos días de Navidad. Eso sí debemos recordar que: “Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ésta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios” (Hebreos 12:2 NTV).
¿Por qué estresarnos y deprimirnos en estos días en que se supone que estamos celebrando con alegría a JESÚS y su entrada a este mundo para venir a rescatarnos de nuestras crisis? Una razón puede ser que, nos fijamos expectativas demasiado altas de nosotros mismos y de los demás en estos días. Por ejemplo, las amas de casa a veces se imponen muchas cargas extra en estos días: El arreglo de la casa, el no excederse en el presupuesto, pero al mismo tiempo el endeudamiento con el afán de quedar bien, la preparación impecable de la cena familiar, las tarjetas, los regalos, y hasta la preocupación por la tía Alicia con su “síndrome de pobrecita yo”, que le gusta formar siempre un espectáculo -exactamente en víspera de cualquier fiesta familiar para llamar la atención-, y,  ¿cómo decirle al tío Pedro –bebedor consuetudinario, que lo queremos a él pero no a su botella? En fin, todos estos detalles y muchos más como los afanes de la fiesta de fin de año de su trabajo, someten a una presión mucho más allá de sus fuerzas a una mujer, y con ella a toda la familia. Recuerden que la verdadera razón de la Navidad es JESÚS, no para los regalos y las fiestas, tampoco creo que no debamos hacerlo, pero el centro de todo debe ser Dios y la familia. No asuma toda la responsabilidad de hacer tantas cosas usted sola, delegue, involucre a toda la familia en el gozo de la Navidad.
Igualmente la llegada de la Navidad nos impulsa al pasado feliz que disfrutamos, tal vez en nuestra juventud, nuestra adolescencia o nuestra niñez, y nos damos cuenta que nunca más volveremos a vivirlos. En esta misma idea, si la muerte nos arrebató a un ser querido, preparémonos de antemano para el impacto de la silla vacía en este año. Pensemos que todos vamos de paso, algún día, tampoco nosotros estaremos,  y por un propósito específico de Dios todavía estamos aquí, así que seamos y hagamos felices a los otros.
¿Qué podemos hacer en estos días de Navidad y el posible estrés que padecemos? La Biblia nos da un buen consejo para ello, nos dice que debemos “fijar la mirada en JESÚS”, y no ponerla en nosotros y muchos menos en los demás, todavía no somos perfectos, tampoco los otros lo son. Otro aspecto a considerar es que podemos recordar al pasado, dar gracias a Dios por aquellos momentos felices que hemos pasado, pero no debemos vivir en el pasado. Aparte del mismo JESÚS, creo que el cristianismo nunca ha tenido en sus filas una vida tan desafiante como la del apóstol Pablo de Tarso, él nos legó muchas enseñanzas para vivir a plenitud; he aquí una de las más aprecio en estos días de Navidad y de fin de año: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 4:12-14 RV60).
Me imagino a José y María, yendo de lugar en lugar buscando un ambiente apropiado para el nacimiento de JESÚS, no lo encontraron. Por eso el apóstol Juan, unas décadas después, escribió:  “El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.” (Juan 1:10,11) Por extraño que nos parezca, de los labrios de JESÙS, nunca brotó una queja por ello. ¡No había estrés en Él, no había resentimiento! Así que en el nombre del Cumpleañero, exclamemos: ¡Fuera estrés! Soy territorio libre decretado por JESÚS al nacer, morir y resucitar por mí. ¡Feliz Navidad!
Oración:
SEÑOR JESÚS:
Tú eres la verdadera razón de la Navidad, hoy pongo mis ojos únicamente en ti, no me estresaré si las personas y las cosas no llenan mis expectativas, porque sé que yo tampoco soy perfecto, y sin embargo, tú no te has rendido, sino que sigues y seguirás trabajando conmigo y en mí. Ayúdame a hacer todo conforme a las fuerzas que me has dado, y te dejo a ti los resultados. Hoy seré feliz porque te tengo a ti. Amén.
Perla de hoy:
¡Fuera estrés! Soy territorio libre decretado por JESÚS al nacer, morir y resucitar por mí. ¡Feliz Navidad!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 18 de diciembre de 2014

Navidad: ¡El poder de la esperanza!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Isaías 9:1-7 
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6 (RV60)

"Este año el horizonte de la esperanza se oscureció (…) parece que el mundo se está derrumbando mientras se acumulan las crisis y se extiende la enfermedad".  Así se expresó hace unos meses el Secretario General de las Naciones Unidad Ban Ki-Moon, ante 140 jefes de estado de los países que componen esta máxima organización, sobre el oscuro panorama de la situación mundial. Por eso podemos afirmar contundentemente que lo que el mundo necesita es el verdadero mensaje de la Navidad: ¡el poder de la esperanza!
Ahora bien, ¿qué es la esperanza? El diccionario RAE, entre otras acepciones, nos dice: “En la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido”. Pero, la esperanza es más que eso. Ciertamente, la Navidad es el encuentro de muchas escenas en pocas horas, pero, todas ellas en cumplimiento de las profecías predichas en el Antiguo Testamento mucho antes de la Encarnación de JESÚS: “Alaben al Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Nos envió un poderoso Salvador del linaje real de su siervo David, como lo prometió mediante sus santos profetas hace mucho tiempo” (Mateo 1:68-70, NTV). De esta manera  pudiéramos decir que todo el fundamento de nuestra fe cristiana se resume en la esperanza, al lado de la fe, y el amor (1 Corintios 13:3).
Usted no puede leer las profecías de la Biblia sobre el nacimiento del Mesías sin la esperanza de su fiel cumplimiento. Porque dicha promesa fue hecha en medio de situaciones muy parecidas a las que confrontamos es estos días en el mundo: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Isaías 9:2, RV60). Nunca como hoy una densa oscuridad se desplaza trayendo sobre la humanidad, dolor y angustia; hay un clima sombrío que amenaza con llevarnos a la depresión y destrucción final como seres humanos.
La Biblia nos habla de cuando nosotros no habíamos experimentado el nuevo nacimiento: “En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza” (Efesios 2:12, NTV). ¡Es imposible que los dirigentes mundiales de ayer, hoy y mañana nos den de lo que no tienen, esperanza! Solamente los cristianos nacidos de nuevo pueden ser optimistas con relación al mundo y a su futuro: Anunciando el misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a sus santos. A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:26,27; NVI).
Por otra parte, la esperanza no es solamente sentarse a esperar que Dios nos ayude, ¡la esperanza cristiana no es algo sino Alguien: JESÚS! Es más que una fe subjetiva porque es actuar en hechos concretos como lo hicieron los cristianos nacidos de nuevo del primer siglo. Ellos emprendieron grandes cosas en el nombre de Dios y se lanzaron a la conquista de un mundo en tinieblas, porque creyeron a la verdad bíblica: “Cristo en ellos, la esperanza de gloria”. En otras palabras, como lo dijo un hombre de Dios: “La esperanza se nos da a favor de los que no la tienen”.
Le confieso que la presentación que Dios hace en la profecía del nacimiento de su Hijo JESÚS me deja sin aliento por lo asombrosa: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6, RV60). Sí, ¡JESÚS es la única esperanza! Así, que por todo esto soy optimista a tiempo completo. Por ello, hoy viviré con la esperanza que vive en mí y se la mostraré a los que no la tienen.
Hoy renuevo mi fe, amor y esperanza que me conducirán a un mundo nuevo. Utilizaré la esperanza como la llave que me abre el futuro. Dios no me sembró en su viña para la queja, la crítica o el desánimo, sé que no solamente tengo esperanza, sino que soy la esperanza; mostraré con mis hechos y actitudes que esta única vida humana que poseo y la vida zoé que vive en mí, valen la pena vivirla.
Hoy, en medio de la aflicción más profunda sacaré fuerzas desde el santuario de mi alma, pondré en mi rostro la mejor de mis sonrisas mientras agradezco a Dios en una breve oración: ¡Gracias Eterno por darme nueva vida y nueva esperanza! Porque a pesar de todo, la Navidad muestra en un humilde pesebre: ¡El Poder de la esperanza!
Oración:
Padre Eterno:
¡Gracias por darme nueva vida y nueva esperanza por medio de JESÚS! Ayúdame a llevar esta Buena Nueva a quienes viven sin Dios y esperanza en el mundo. Que pueda mostrar tu gracia y el poder la esperanza en mí por dondequiera que vaya. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La Navidad muestra en un humilde pesebre: El Poder de la esperanza.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¡Navidad sin miedo!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 2:8-20
Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Lucas 2:10 (NVI)

En diciembre de 1965, los miembros de la Misión Bautista Emanuel celebramos nuestra primera Navidad, en una casa que  habíamos adquirido en la Castellana, al Este de Caracas. Nuestro pastor el siempre bien recordado misionero estadounidense, Carlos B. Clark, nos invitó a salir por las calles de nuestra parroquia y anunciar a todos los vecinos que ya estábamos allí. Lleno de entusiasmo apoyé a mi pastor pero unas hermanas se me acercaron y me dijeron: “Francisco, no podemos salir por esas calles, la mayoría de la gente de esta parroquia son creyentes de la religión tradicional y al saber que somos evangélicos, nos lanzarán insultos…”  La verdad, me di cuenta, las amadas tenía miedo. Miedo a hacer el ridículo. En todo caso, ella querían que yo persuadiera a nuestro pastor a no salir, pero no dije nada al hermano Clark; así la noche del jueves antes de Navidad, llegamos al templo. La preciosa voz de tenor del hermano Clark, resonó ensayándonos, tres himnos: “Venid fieles todos” “Oh santísimo, felicísimo”, y “Noche de paz.” Seríamos una docena de personas que llegamos, entre ellas la hermana Ruth Ayllón, y su inseparable acordeón. Nos dirigimos nada menos que a la plaza principal, caminábamos y cantábamos por las calles, algunos vecinos curiosos se asomaban a los balcones.
En pocos minutos, llegamos a la Plaza de Chacao, notamos que habían varias personas por allí sentados, y los demás en movimiento como transeúntes. El hermano Clark, nos llevó al centro de la plaza nos formó como un coro de verdad, el acordeón lanzó sus notas al aire y nosotros revestidos todos de un valor inusitado, vencimos el miedo al testificar de JESÚS, el verdadero motivo de la Navidad. La gente que caminaba se detuvo y los que estaban en sus bancos, se acercaron e hicieron un círculo alrededor nuestro, cuando terminamos el primer himno, nos aplaudieron, pero nuestro repertorio era muy corto y al finalizar “Noche de paz”… Los aplausos generosos llegaron pero nosotros gritamos a voz en cuello, nuestra consigna: “¡Feliz Navidad para todos!” El pastor explicaba quienes éramos y donde estábamos mientras Carlitos Clark, hijo del pastor y yo, repartíamos tratados, nadie rechazó la literatura. Así fuimos por varias cuadras del Municipio Chacao, y en las esquinas cantábamos y nuestro pastor explicaba quiénes éramos con mucho gozo y valentía, porque la Navidad: “es motivo de alegría para todo el pueblo”, ¡y no podemos, callar!
Los Evangelios nos dicen que la noche en la cual nació JESÚS, en aquel establo de Belén, sucedieron varios hechos milagrosos, entre ellos, la participación de los ángeles y el miedo de los pastores cuando en aquella oscuridad, escucharon a las huestes celestiales, de ángeles del cielo, que alababan a Dios, y decían: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.” (Lucas 2:14 NVI). No obstante ese susto, qué privilegio tan grande tuvieron los pastores de ver JESÚS en Su primera venida a este mundo como un bebé cualquiera, sin embargo, ellos no tuvieron la revelación completa sobre el impacto posterior de aquel hecho en la historia de la salvación del ser humano. Nosotros somos mucho más afortunados que ellos porque ya conocemos la historia, y somos testigos del cumplimiento de las profecías, y el cambio que JESÚS hace en los corazones de quienes le creen y le han hecho Señor y Salvador de sus vidas: “Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24 NVI).
Hoy como ayer, nuestro mundo esta lleno de incertidumbres porque vivimos tiempos llenos de conflictos por todos lados; la solución no se ve fácil; pareciera que nadie le pondrá freno a los padecimientos de un mundo al revés; vivimos la paradoja del gran desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero el descenso en lo ético del ser humano que la maneja, está allí; medios de transportes que nos llevan de un lado a otro del mundo en horas, pero el miedo a que los terroristas nos cambien el itinerario, enviándonos en segundos a la muerte; el incremento de la defensa de los derechos del ser humano, pero el aumento del número de ser humano con gobiernos que se burlan de ellos y violan su derechos; pareciera natural que tengamos miedo, pero JESÚS nos dice: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.  En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.” (Juan 14:1-3 NVI).
En una Navidad JESÚS nos trajo Su vida, y con ella Su poder para vencer los obstáculos, y anunciar esta Buena Nueva. Así que mis amados: ¡Feliz navidad sin miedo!
Oración:
Padre eterno:
Ayúdame para anunciar las buenas noticias que conmemoramos en estos días; dame valor para decirle a mi generación en la cual vivo que sí hay esperanza en ti, en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Aquel que nació en Belén, va con nosotros como lo ha prometido: “He aquí estoy con vosotros hasta el fin del mundo.”
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo