martes, 30 de septiembre de 2014

¡Volveré!

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Apocalipsis 1:4-8
¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén
Apocalipsis 1.7 (NVI)
La historia moderna, nos dice que el 11 de marzo de 1942 en Corregidor, un alto oficial estadounidense de sesenta y dos años, junto con su familia, se escaparon en secreto de las Filipinas y de milagro llegaron a Australia. Aquel hombre se llamaba el General Douglas McArtur, pero antes de salir de la isla, dijo “¡Volveré!”. Exactamente, dos años y medio después, el 20 de octubre de 1944, retornó victorioso y cuando de nuevo puso sus pies en suelo filipino, dijo: “Esta es la voz de la libertad. Pueblo de las Filipinas, he regresado”. El General Douglas McArtur, cumplió su promesa.
Ahora bien, si un ser humano con sus virtudes y errores puede afirmar con certeza sobre un hecho futuro, y obtener credibilidad por ello al cumplirse lo que había dicho,  ¡Cuánto más JESÚS! Más de trescientas profecías de las Escrituras del Antiguo Testamento apuntaron sobre el nacimiento, la vida, muerte y resurrección de JESÚS, y se cumplieron exactamente en Él, en el Nuevo Testamento. No dudo que ¡JESÚS volverá! Como lo prometieron los enviado en el momento de Su Ascensión: Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11b)   Si usted acepta el hecho histórico de la Encarnación de JESÚS, Dios y hombre verdadero entre nosotros, si usted acepta las palabras que Él pronunció, los milagros que realizó, si usted es consciente de la influencia positiva que aún ejerce tanto en la historia del pasado como en el presente, si usted acepta Su muerte, Su resurrección y Su ascensión hacia el cielo, no hay lugar para dudar, que ¡JESÚS volverá! El predicador inglés Spurgeon, solía decir: “JESÚS, es un verdadero Caballero, y un caballero siempre cumple su promesa”. Ya las profecías que hacen el marco del Rapto de la Iglesia, se están cumpliendo asombrosamente ante nuestras propias miradas, no estaremos entre los que lamentaran su venida porque nunca creyeron en Él, sino entre los millones que la celebraremos por Él, para Él y con Él ¡Bendito y alabado sea nuestro amado JESÚS!
En los años en los cuales fui pastor de la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana en Caracas, Venezuela. Me encantaba predicar el tema de la Segunda Venida de Cristo, había un himno que siempre entónabamos: “Cuando allá se pase lista”, y lo hacíamos de tal manera que parecía que el hermoso techo de madera de nuestro pequeño templo, se caería. Sabiendo que tenía entre los miembros a un hermano, quién había pertenecido al ejército y siempre estaba listo, haciendo que comenzaba a nombrar a los que estaban en la lista para irse con Jesucristo, preguntaba, “¿José Ramón Barrios?” y él nunca me dejaba mal, a voz en cuello, exclamaba: “¡Presente!” ¿Estás listo para irte con JESÚS, si volviera hoy?
I
Cuando la trompeta suene en aquel día final

Y que el alba eterna rompa en claridad,

Cuando las naciones salvas a su patria lleguen ya

Y que sea pasada lista, allí he de estar.
Coro:
Cuando allá se pase lista,
Cuando allá se pase lista,
Cuando allá se pase lista,
A mi nombre yo feliz responderé.
II
En aquel día sin nieblas en que muerte ya no habrá,

Y su gloria el Salvador impartirá;
Cuando los llamados entren a su celestial hogar

Y que sea pasada lista, allí he de estar.
III
Trabajemos por el Maestro desde el alba al vislumbrar;

Siempre hablemos de su amor y fiel bondad,

Cuando todo aquí fenezca y nuestra obra cese ya,
Cuando sea pasada lista allí he de estar.
(J.M.Black:El Nuevo Himnario Popular #17, CBP,1953)
Oración:
Amado Padre Celestial:
Te alabo en esta hora por tu omnisciencia y omnipotencia, todo lo sabes, todo lo puedes. Me doy cuenta de que todo este universo infinito lo que ha sido, lo que es y lo que será es parte de Tu propósito eterno. Soy consciente de que yo mismo, no soy cualquier cosa porque también soy parte de Tu gran propósito en hacerme parte de Tu familia y morar contigo para siempre. El retorno de Tu amado Hijo me hace vivir en la certeza y en la esperanza de que habrá un fabuloso mañana, y que sobre las cenizas que quedará de todo lo que hoy es, formarás una tierra nueva y un cielo nuevo. Dame fuerzas para ser testigo de estas cosas, y proclamar mientras haya tiempo, el año agradable del Señor. En el nombre de JESÚS, quien volverá con poder y gloria, amén.
Perla de hoy:
Hoy vemos a JESÚS en la Biblia cuando Él retorne o nosotros y nos vayamos para estar con Él lo veremos cara a cara.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


lunes, 29 de septiembre de 2014

Consolados para consolar

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Corintios 1:3-11
Quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. 2 Corintios 1:4 (NVI)

Anthony de Mello en su libro ¿Quién puede hacer que amanezca?, nos cuenta lo siguiente: "Una mujer que se hallaba muy afligida acudió al Maestro en busca de consuelo. Él la escuchó pacientemente mientras ella se desahogaba contando su historia de infortunios. Cuando la mujer acabó de hablar, el Maestro dijo delicadamente: "Yo no puedo eliminar tus lágrimas, querida. Lo único que puedo hacer es enseñarte a santificarlas".
Como personas sensibles y solidarias siempre tratamos de hacer lo correcto en los momentos de crisis de nuestro prójimo, sin embargo, ¿qué podemos hacer cuando una persona está sufriendo terriblemente? –la muerte de un hijo es el mayor de los sufrimientos que pueda padecer una persona-. Al intentar consolar a las personas que se encuentran de duelo, aunque nuestras palabras sean bien intencionadas, recurrimos a frases gastadas, como por ejemplo: "Él -o ella- está ahora en un mejor lugar"; "Dios se lo llevó porque lo necesitaba"; y si el que murió era un anciano, solemos decir: "por lo menos vivió una vida completa"; en todo caso, todos los buenos intentos por consolar y de dar una respuesta de por qué la persona murió, caen en el vacío. Creo que lo mejor que podemos hacer, es estar al lado del que ha sufrido una pena, nuestra presencia nada más es un gran mensaje de consuelo que damos.
Todos los que conocimos a mi siempre recordado hermano en Cristo y amigo, el doctor Luc Eustache, sabemos que había desarrollado un sentido gregario y de amistad muy profundos, muchas veces coincidimos donde alguna persona amiga de ambos estaba pasando por alguna crisis de la vida. Una vez, nos encontramos en un cementerio para despedir a otro eminente médico que había fallecido, nos acercamos a los dolientes, y dejé que él expresara a los familiares el pésame, e hice lo que mi hermano de gran experiencia hizo: Abrazaba bien fuerte a cada uno de los dolientes, y les decía: "Estoy orando al Señor por ustedes; él nos consuela en todas las tribulaciones". Como ya lo he dicho, el Dr. Eustache había llegado a la conclusión de ser amigo siempre, y más, en todas las ocasiones importantes. Así me lo encontraba también en bodas, en reuniones de graduación, en cumpleaños, en el hospital, y como ya los dije en cementerios. Por cierto, esa manera de ver la vida se las transmitió a sus hijos y nietos, así que cuando falleció mi madre, Michell, su hijo mayor, estuvo a mi lado; cuando falleció mi suegro, entre las personas que recuerdo en el cementerio, estaba el nieto del Dr. Eustache, el joven Michel Eugenio, él se me acercó, me abrazó y me dijo: "Pastor, estoy representando a mi familia y especialmente a mi abuelo"… ¡Verdaderamente fui consolado!
Oración:
Señor Todopoderoso:
Gracias por dar tu consuelo al corazón afligido. He pasado varias veces por tribulaciones, pero he sentido tu cercanía de manera muy real. Puedo decir que gracias a Ti, la presencia y el afecto de mis seres queridos y de los amigos, median, te los gestos de amor y cuidado vinieron a compartir mi pena y angustia. Tú me has consolado por Tu Palabra: "Porque tendrás al SEÑOR por luz eterna, y se habrán acabado los días de tu luto. Isaías 60:20b (LBLA). Igualmente, me has consolado por las oraciones de mis amados hermanos; así estoy listo para consolar también a otros.  ¡Alabado sea Tu nombre por todo ello! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Nunca se nos debe olvidar que el ocaso de un país es el amanecer en otro.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




viernes, 26 de septiembre de 2014

Amor supremo por la Iglesia

Francisco Aular
Lectura devocional: Efesios 5:21-30        
…Como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5:25b. (RV60)
Grecia, en los tiempos en lo cuales se escribió el Nuevo Testamento, era la cuna de la democracia o “gobierno del pueblo y para el pueblo”, no había un gobierno central, estaba organizada por ciudades estados; cada ciudad principal tenía su propio gobierno. La tarea de gobernar recaía en ciudadanos competente para la buena y recta administración, debían residir en la ciudad y eran llamados a formar la “ekklesía” o asamblea legislativa, el significado de la palabra “ekkesía”, era los “llamados afuera”, o escogidos con el propósito del servicio a su comunidad. El vocablo griego “ekkesia” fue utilizado primeramente por JESÚS para referirse a las agencias del reino de Dios en esta tierra, o sea, a las distintas asambleas que se congregan en el nombre de JESÚS, quien es la cabeza de la “ekklesía” o de Su “Iglesia” que el término castellanizado. Es igualmente importante saber que de las ciento diez veces que se habla de la iglesia cristiana en el Nuevo Testamento, noventa y dos veces se refiere a lo que hoy denominamos la iglesia local, cuando se dice por ejemplo “la iglesia de Jerusalén”, “las iglesias de Galacia”, “la iglesia que está en tu casa”. Por supuesto que también se utiliza el término iglesia para designar en sentido figurado, el Cuerpo total de los miembros de la Iglesia de JESÚS escogidos tanto en la tierra como en los cielos que son y serán parte de la familia de Dios en la Nueva Jerusalén, la ciudad que está por venir, al final de la historia de la humanidad.
Por el Nuevo Testamento, está claro que JESÚS, tuvo interés en fundar Su Iglesia (Mateo 16:18), que la amó y se entregó a la muerte por ella (Efesios 5:25) ¡El alto precio que el SEÑOR dio por Su Iglesia, nos da una idea del valor que la Iglesia tiene delante de Sus ojos! En efecto, JESÚS murió para “congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Juan 11:52) Este cuerpo redimido por la sangre de JESÚS, ha sido elegido para ser aquí en la tierra, en cada grupo local establecido en una comunidad “columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15), y, desde allí proyectar su influencia bienhechora y la fe salvadora hacia el mundo entero “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20 NVI) “Vayan” es el imperativo que nos mueve hacia la evangelización por dondequiera que Dios nos lleve en esta tierra; “hagan discípulos de todas las naciones” es el imperativo que enfatiza el discipulado a todo nuevo creyente. De esta manera el creyente nace pero el discípulo se hace. E igualmente, esto también es una gran verdad, a las iglesias locales, Dios le ha dado autoridad para enfrentar con éxito los ataques de las otras “autoridades espirituales” sean físicas o supra normales “…edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18b NVI), “El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales” (Efesios 3:10 NVI)
De manera que la iglesia local a la cual usted asiste, es su hogar espiritual, allí es como el gimnasio en donde usted se entrena para aprender a amar, a perdonar y crecer hacia la madurez en la vida cristiana. Y sobre todo, aprender a amar a lo que JESÚS ama a Su iglesia con un amor supremo.
Oración:
Padre eterno:
Gracias Señor por haberme traído desde hace 47 años a tu iglesia para entrenarme en tus caminos y aprender a servirle a mi prójimo con todo gozo y entusiasmo. Ayúdame a servir como tú lo harías. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La iglesia se compone de gente como nosotros, debemos hacer de ella lo que Dios quiere que sea.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



jueves, 25 de septiembre de 2014

Amor supremo por la familia (2)

Francisco Aular
Lectura devocional: Génesis 12:1-9  
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra! Génesis 12:3 (NVI)
En la revelación progresiva que nos hace la Biblia del plan de Dios para la humanidad, nos encontramos desde su mismo inicio a través del matrimonio de Adán y Eva que el plan de Dios es bendecir a la familia porque Dios quiere tener a su lado por toda la eternidad a los seres humanos como “miembros de la familia de Dios” (Efesios 5:19 RV60). Por ello, al final de los tiempos, nos dice Juan: “Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie podía contarlos! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma, y gritaban con fuerte voz: "Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero". (Apocalipsis 7:9-10 La Biblia en lenguaje actual). Desde aquellos lejanos días del Génesis hasta este siglo XXI que recién comenzamos, la familia ha sido atacada en forma despiadada desde distingos ángulos.
Analizando esto, algunos futurólogos han alarmado en sus escritos al afirmar que, la familia como la conocemos desaparecerá. En efecto, a mediados del siglo pasado, el afamado escritor Alvin Toffler, en su obra, “El shock del futuro”, dice  “la familia prácticamente desaparecerá existirán los biopadres y los propadres que sustituirán en la misión y obra de la maternidad; ya no existirá la familia “gigantesco amortiguador de la sociedad”, “refugio contra los sacudones del mundo”. La familia morirá; si acaso tendrá razón de ser para los dos primeros años de vida del niño”.
Providencialmente, hasta ahora la promesa que Dios le hizo a Abraham sigue en pie “¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!” Así vemos que en lugar de morir, la familia sigue “vivita y coleando”. Por ejemplo, aquí en Canadá en donde vivo, un país en donde más de la mitad de la población de la nación, nació fuera de su territorio, una de las características de la población actual es procurar la protección y salvación de la familia como la conocemos. Inclusive, ya son varias las Provincias que han declarado por ley el “Día de la familia”. Es cierto,  los ataques contra el matrimonio y la familia, igual que ayer siguen allí amenazantes pero una de las estampas mas hermosas es ver como las familias con sus vestuarios típicos y sus rasgos culturales que nos dicen que son de distintos lugares del mundo -sobre todo en el tiempo de verano llenan los parques, las playas, los centros comerciales y lugares de diversión-, en donde los padres como los hemos conocido siempre, hombres y mujeres, se pueden ver en compañía de sus proles. Son señales inequívocas que nos muestran que todavía existe aún en la sociedad postmoderna que nos toca vivir, un amor supremo por la familia.
Oración:
Padre eterno:
Amado Señor, gracias por crear y fortalecer con tu Palabra a la familia a través de los siglos. Este tema toca la sensibilidad de todos nosotros porque todos hemos nacido en una familia y tenemos una familia. Ayúdanos a cumplir nuestra misión histórica. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La familia como institución divina, está al servicio del ser humano para que logre su plenitud y felicidad.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



miércoles, 24 de septiembre de 2014

Amor supremo por la familia

Francisco Aular
Lectura devocional: Josué 24:19-28  
Pero mi familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios. Josué 24:15b (La Biblia en lenguaje actual)
Josué el gran libertador judío sucesor de Moisés fue uno de esos seres humanos de excepción que encontramos en la Biblia. Durante 40 años sirvió al lado de Moisés al pueblo judío, su lealtad, su valentía y su fe inquebrantable en Dios, le ganaron el título de general en jefe de los ejércitos de Israel. Tenía ya 110 años, cuando se presenta delante del pueblo de Dios para despedirse. Pienso que Josué pudo haber dicho muchas cosas aquel día pero su consejo final, sirvió para que el pueblo de Israel, se definiera frente al Señor e igualmente frente a la familia.
En los escritos del Nuevo Testamento, familia e iglesia van juntas. Ambas instituciones creadas por Dios, ambas lo representan: La iglesia es la familia grande, la familia espiritual que Dios está haciendo para que vivamos con Él para siempre al final de la historia: “Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19 NVI). Igualmente, la familia es la “iglesia en miniatura”, lo entendemos mejor cuando Pablo escribe: “Y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa” (Filemón 1:2) En el magnifico tratado sobre las relaciones humanas de los cristianos nacidos de nuevo, que es la carta de Pablo a los efesios nos revela que el matrimonio y la familia son símbolos del amor y sacrificio de JESÚS  por Su Iglesia: Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:22-25 RV60)
En efecto, la familia es imagen de Dios porque Él es amor y vida. Me sorprende ver esta verdad en toda la Biblia, si queremos conocer a Dios, debemos buscarlo primero en nuestra familia ¿Por qué no ver a Dios en el papá, en la mamá y en los hijos, en una familia cristiana? Eso haría muy sencillo que los que no conocen a Dios, lo empiecen a ver en nosotros. En cuanto a esto, todavía podemos aprender mucho de los judíos. Muy cerca de nuestra casa queda una sinagoga judía, ellos van caminando todos los días en que tienen sus reuniones religiosas, he visto a los hombres caminar delante con sus hijos varones y más atrás la mujer con sus niñas.
Entre esta religión milenaria, el padre es la imagen de Dios, cabeza de la familia, por lo tanto, desde hace más de tres milenios, sus familias tienen lazos casi indestructibles. Hasta hoy en día -en que aún entre los cristianos nacidos de nuevo- el divorcio se ha incrementado; no así entre los judíos que han enfrentado crisis de todo tipo en su andar por el mundo, aún así, la familia “ora unida y permanece unida”.
Lamentablemente, en nuestra cultura hispana el hombre no le da importancia ni a la Biblia, ni a la fe. Prefiere sus domingos de deporte con sus amigos que ir con toda su familia -siendo él, ejemplo- a los servicios de la iglesia. La verdad otra vez ¡doy gracias al Señor por la gran participación de la mujer en la vida de la iglesia en nuestra cultura! ¿Qué haríamos sin ellas? Sin embargo, la voluntad de Dios es que el hombre sea su representación en la familia, por eso Josué dijo: Pero mi familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios. Dios nos invita, especialmente a los hombres que salvemos a la familia, asumiendo varonilmente el papel que Dios nos ha señalado y tengamos un amor supremo por la familia.
Oración:
Padre eterno:
Amado Señor, gracias por crear y fortalecer con tu Palabra a la familia a través de los siglos. Este tema toca la sensibilidad de todos nosotros porque todos hemos nacido en una familia y tenemos una familia. Ayúdanos a cumplir nuestra misión histórica. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El amor supremo por la familia, nos lleva a conducirla con las enseñanzas y valores de la Palabra de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



martes, 23 de septiembre de 2014

Amor supremo por JESÚS

Francisco Aular
Lectura devocional: Gálatas:11-17
Yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Gálatas 6:17b. (RV60)
¿Qué tipo de marcas llevaba Pablo en su cuerpo? Una cosa es segura, no eran los “estigmas” que le salieron a San Francisco de Asís, ni al padre Pío, ni cualquier otro síntoma de un misticismo religioso. No. Pablo se refería a sus sufrimientos por llevar el mensaje de salvación y de la gracia de Dios a su generación. El apóstol Pablo no vivió en un convento, ni hizo un una suma de la teología cristiana en un castillo de marfil; la pasión evangelizadora del Apóstol de los gentiles, lo llevó a hablar de la unión de todos los cristianos con Cristo por medio del nuevo nacimiento; también habló del señorío de Cristo, es decir, JESÚS es el SEÑOR y nosotros simplemente sus esclavos; así que las “marcas del Señor Jesús” son tanto corporales como espirituales, por eso dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 RV60). Pablo pertenecía a JESÚS en espíritu, alma y cuerpo.
Saulo de Tarso había sido un hombre marcado por la religión, un judío tan conservador que estaba dispuesto a encarcelar o a matar a los primeros cristianos al considerarlos una amenaza a sus creencias ancestrales, pero al tener un encuentro con JESÚS en el camino a Damasco, encontró la verdadera razón de su vida: “repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:3,4). En aquel momento, Saulo preguntó de rodillas “¿Quién eres Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hechos 9:5). Desde ese día, las marcas de la religión se convirtieron en las marcas de una relación que lo sellaron espiritualmente como el apóstol Pablo. ¡El fue el último de los apóstoles! Pero esas marcas de JESÚS lo honraron de una manera indiscutible como el hombre más importante del cristianismo después de JESÚS.
En efecto, Pablo se entregó enteramente a extender el reino de Dios, y a fundar las agencias de ese reino, las iglesia locales, que lo siguen siendo hasta el día de hoy. ¿En qué manera vemos la pasión por JESÚS que Pablo mostró? Pablo estaba marcado por la humildad de JESÚS. No buscó alabanzas humanas, aunque tenía la influencia de tres culturas: la hebrea, la griega y  la romana; hablaba cuatro idiomas: el arameo, el hebreo, el griego y el latín. El arameo, el idioma del calor de la familia, el hebreo, el idioma de la religión, el griego, el idioma de la ciencia y la filosofía, y el latín, el idioma del imperio y de las leyes. Sin embargo, pudo decir: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz del Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14). Y también señaló: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancias, las he estimado como pérdidas por amor de Cristo (…) mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7,8 RV60).
Me puedo imaginar al apóstol Pablo caminando por aquellas calles antiguas, todos lo reconocían, judío, de baja estatura, de contextura delgada por sus frecuentes ayunos; aquel pequeño cuerpo había sufrido tribulaciones, necesidades, angustias, azotes, cárceles, tumultos, trabajo, abandono de sus amigos y hermanos en la fe, persecución de parte de los judíos que lo acusaban de traidor; sufrió de hambre con frecuencia, a veces, no tenía dónde dormir; sus compañeros de celdas eran alimañas y ratas; sumemos a esto que la dictadura de Nerón no tenía piedad de ese hombre y estaba destinado a muerte; me quedo corto en añadir todos esos sufrimientos, y a todos ellos se suma también la inmensa soledad, “todos me han dejado” (2 Timoteo 4:16). Mientras espera su muerte, escribe: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses 4:13. ¡Ese es su amor supremo por JESÚS!
Oración:
Padre eterno:
¡Ah, Señor, qué poco he sufrido por tu causa! Que yo no tenga en vano el sufrimiento de aquéllos de ayer y de hoy por llevar tu mensaje. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Nada ni nadie puede detener a un hombre o una mujer marcados para JESÚS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




lunes, 22 de septiembre de 2014

¡SEÑOR, ven pronto!

Francisco Aular
Lectura devocional: Apocalipsis 22:6-21       
He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo. Apocalipsis 22:12

Al final de un día largo y exhausto de tanto caminar, un vendedor regresó a la habitación de su hotel. Era tarde y estaba visiblemente agotado. Se sentó al borde de la cama y comenzó a quitarse los zapatos, uno cayó al piso con un sonoro golpe y el hombre pensó para sí mismo: Que descuidado de mi parte. Es tarde en la noche y es probable que mi zapato haya molestado a la persona en la habitación de abajo. Así que cuando se quitó el segundo zapato, lo colocó sobre el suelo muy suavemente y se puso a dormir. Alrededor de treinta minutos más tarde tocaron a la puerta. Cuando fue a abrir, allí estaba un hombre de pie con su ropa de dormir y unos círculos negros  debajo de sus ojos. El hombre dijo: “Por favor, ¿podría tirar el otro zapato para que pueda dormir un poco?...”. Así está el mundo en esta hora, esperando que caiga el otro zapato.
En tan sólo una década el mundo ha sufrido una serie de cambios catastróficos en todos los sentidos. Hemos vistos cambios sociales, religiosos, políticos, científicos, económicos, epidemias que dejan muchos muertos en su paso, y fenómenos naturales con millones de perdidas humanas y materiales. Mis amados me han buscado y preguntado: “Pastor, ¿hemos tocado fondo?; ¿son señales de la Segunda Venida de Cristo?; ¿son evidencias de la ira de Dios por el pecado de los seres humanos?, ¿o son simplemente fenómenos humanos y naturales?”.
Sea cual fuera nuestra posición escatológica frente a estos sucesos, tenemos que verlos desde el punto de vista de Dios. En verdad, el tiempo humano “cronos” y el tiempo de Dios “kairós”, son diferentes. El primero lo medimos con el reloj y el calendario, pero el “kairós” o tiempo de Dios son las manifestaciones que hace el SEÑOR, irrumpiendo en la historia humana -a veces por largos períodos-. El ser humano, a través de la historia, ha mostrado su naturaleza pecaminosa infligiendo sufrimientos y destrucción hacia los demás seres humanos, y cualquier sistema que se invente ya tiene la corrupción en su ADN, pero en el tiempo cronológico, vale decir, del ser humano a través de los siglos, estas cosas han sucedido una y otra vez. Revelan la verdad de lo que la Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 RV60).  ¡Sólo JESÚS es nuestra única esperanza! Teniendo en mente esto del tiempo humano y el tiempo de Dios, alguien escribió: “Nuestros ciudadanos han renunciado a creer en el futuro, especialmente aquellos que viven en las partes más pobres de la ciudad. No tienen trabajo, tienen muy poca comida, y no tienen oportunidad para mejorar sus vidas. En algunos barrios de la ciudad se han desatado disturbios, pero en su mayor parte, hay demasiada desesperación para provocar disturbios. Seguramente Cristo escuchará nuestros llantos y vendrá pronto” (Roma, año 455 d.C.). Sin embargo, la Biblia dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9 RV60)
Todavía no es el tiempo de Dios. De hecho creo que la crisis en la cual estamos será superada una vez más, todavía la Iglesia del SEÑOR tiene mucho trabajo para hacer en la tierra. Sin embargo, los desastres naturales y la maldad del ser humano continuarán de manera impredecible hasta que JESÚS vuelva con sus llaves para decirnos: “¡Han fracasado, han desperdiciado todo los recursos que les presté, vengo a cerrar esto y a apagar las luces!”. Pero los cristianos nacidos de nuevo debemos aprovechar esta hora, porque la palabra “kairós”, el tiempo de Dios, también significa una nueva oportunidad que no debemos dejar pasar: Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos. Efesios 5:16 (TLA).
Ciertamente, estos días son tiempos de cosecha espiritual, nuestra esperanza está puesta únicamente en JESÚS; ¡JESÚS vendrá, en Segunda Venida, con una recompensa para todo aquel que ha aceptado el Mensaje que Él nos trajo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15 RV60) Todavía este el mensaje de salvación eterna. Por lo tanto, debemos montarnos en las plataformas de las plazas, y proclamarlo a voz en cuello, ir por las calles y anunciarlo; tocar las puertas para llevarlo a las familias humanas en toda la tierra. Es muy significativo para mí, que en Apocalipsis, al final del último capítulo de la revelación divina, Dios, nos haga a esta generación la misma invitación que la ha hecho al ser humano, que se apartó de Él,  desde que perdió el Paraíso:Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apocalipsis 22:17).
Pues bien, no sabemos ni el día ni la hora en la cual el Señor mismo, vendrá por nosotros. Esto hace que el anhelo de nuestros corazones, cuando nos reunimos como familia de Dios, y oramos, digamos como los discípulos del primer siglo y hasta cuando JESÚS retorne a poner todas las cosas en orden: “¡SEÑOR, ven pronto!”.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te doy las gracias por habernos dejado tu santa Palabra llena de promesas que nos sostienen en los momentos difíciles, nos alientas para seguir, y son un ancla segura en medio de las tormentas de la vida. Que yo no sea alguien que sabe y lee mucho, sino alguien que pone en práctica lo que ya sabe. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
A medida que los sucesos mundiales se hacen más oscuros, la promesa del regreso de JESÚS se hace más brillante.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




viernes, 19 de septiembre de 2014

¡Sudor y lágrimas!

Francisco Aular                                            
Lectura devocional: Salmo 126
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. Salmo 126: 1-6 (RV60)

¡Sudor y lágrimas! El liderazgo en el Reino de Dios, es importantísimo. No iremos muy lejos sin hombres y mujeres llamados por Dios y preparados para servir con pasión y gozo; con amor y ejemplo, con entusiasmo contagioso; aquel hombre o mujer llamado por Dios al ministerio, debe saber ante todo las implicaciones que conlleva, como mínimo, exige rendición de lo que somos y de lo que tenemos: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” (Lucas 9:23, RV60).
¡Sudor y lágrimas! JESÚS, nuestro amado Señor y Salvador, lo explicó muy claro, pero a menudo, nosotros tenemos que repetírnoslo. En una ocasión, la madre de dos de los discípulos del Señor, le hizo una petición especial sobre el futuro de sus hijos -no la juzguemos, las madres por lo general en este mundo proceden de esa manera-, sin embargo, a pesar de su amor por aquella madre y sus discípulos, JESÚS, no rebajó sus demandas: “Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás.” (Marcos 10:42-44, NTV). Sí, como lo había dicho el salmista, muchos siglos antes: “Irá andando y llorando…”
¡Sudor y lágrimas! Utilizo la palabra líder de una manera instrumental; pero la palabra que nos debe identificar a todos los súbditos en el Reino de Dios, es siervo. Por ejempo, en mi Biblia Reina Valera de 1960, la palabra siervo se aplica unas 761 veces en el Antiguo Testamento. Aquí se nos dice: “Mi siervo Abraham”, “mi siervo Jacob”…”mi siervo Moisés”…”mi siervo Caleb”, así sucesivamente.  Le doy un vistazo a esta misma palabra en el Nuevo testamento la palabra “siervo” en sus distintas acepciones, aparece unas 124 veces. Esto me lleva a pensan que, la gran necesidad de las iglesias en el día de hoy, no es la de grandes líderes, sino de grandes siervos. Estos verdaderos siervos no son elegidos ni designados a dedo, ni forjado por grandes estudios teológicos, ni en talleres de liderazgo, al estilo mundano. No niego que esas cosas pueden ser buenas para equipar mejor a los llamados al servicio en el Reino, pero es mejor que nos despojemos con humildad de toda grandeza según el mundo: “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” (2 Timoteo 2:21. RV60).
¡Sudor y lágrimas! Tuve el privilegio de ser el Timoteo, de varios pastores y otros siervos del Señor, en toda mi carrera como cristiano nacido de nuevo, y puedo afirma que el liderazgo del Reino de Dios, es ¡sudor y lágrimas! No son la lágrimas de la autocompasión del “pobrecito yo, cuánto sufro en el ministerio”; sino el que se pone en acción, y abre túneles en las montañas insalvables, pone escaleras para superar los muros, y extiende puentes entre los precipicios.  No lo hace, llevándose a una cantidad de gente por delante, por el contrario es una actitud de gozo, estímulos, basados en la fe, la esperanza y el amor. Es ante todo, un servicio espiritual. Pablo, lo explicó así en sus despedida en Mileto: “Sirviendo al Señor con mucha humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido…” (Hechos 20: 19, RV60) No será fácil pero la compasión por el ser humano, “perdido en sus delitos y pecados”, el cuidado de las ovejas del Señor, y la búsqueda constante del Reino de Dios. nos obligan:  “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.” (Mateo 6:33, NTV)
¡Sudor y lágrimas! Ciertamente, el liderazgo  en el Reino de Dios, no es igual ni parecido a como el mundo lo ve. Los ejércitos de las naciones, tiene su fundamento en la obediencia y castigo, se les rinde honor a sus líderes y se les pide permiso para hablar con ellos. Los políticos están dispuestos a vender sus almas al diablo con tal de abrazar y sostener, el poder. Las grandes compañías tienen al frente de ellas, a hombres o mujeres a los cuales se les paga bien para que ellos dirijan y tomen sus decisiones que les beneficien.
Esto lo comprobé mejor en una entrevista con la gerente del banco en dónde he sido cliente por muchos años, fui a solicitarle un préstamo para mandar a publicar un libro que había escrito; al hacerme una investigación sobre mis bienes aquí en la tierra, no encontramos nada que me sirviera de garantía. “No poseo bienes materiales”, le confesé. Nunca he olvidado lo que aquella mujer, me dijo: “Señor Aular, los bancos no tienen corazón”, y como sabía que yo era el pastor de la iglesia, me remató mis aspiraciones, afirmando: “No somos la Madre Teresa…” Se suponía que yo llorara al salir de aquel banco, sin embargo, todavía me río.
Sincereamente, mis verdaderas riquezas, las he acumulado y las he estado inviando al cielo por adelantado… Ahora bien, yo no he hecho ningún voto de pobreza, simplemente, oigo al mi Rey decir: “Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar.” ( Mateo 6:20, NTV). De esta manera, nunca se nos debe olvidar, el llamado que Dios nos ha hecho para servirle a Él, porque implica: ¡Sudor y lágrimas!
Oración:
Amado Padre celestial: ¡Gracias por tenerme por fiel y ponerme en este desafiante ministerio! Estoy llevando el arado que me diste, y te lo regresaré algun día oxidado por mi sudor y mis lágrimas. Ayúdame a cruzar la meta. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Nada habla con más claridad nuestro llamado al servicio en el Reino que la cruz de nuestro Rey.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?