Por Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 29
El SEÑOR dará poder a su
pueblo; el SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz. Salmo 29:11 (RV60)
Todos hemos visto,-aunque sea en la distancia-, el
poder negativo de un huracán. David, el rey poeta, describe en este Salmo 29,
el poder y la gloria de Dios. El salmista, toma nota de las acciones de Dios en
la historia y hace saber, esta verdad: ¡Nada, ni nadie puede estar en pie,
cuando Dios alza su voz! Sin embargo, comparado todo el poder y la gloria del
Señor, nosotros los humanos, hemos desplegado a través de la historia un poder
capaz de destruirnos los unos a los otros. No obstante esto, en medio de los
huracanes y tormentas de un mundo injusto, Dios ha prometido, y bendecirá con
paz a su pueblo. La justicia divina, santa, eterna, sin mancha y compasiva, nos
conduce a los hijos de Dios por caminos de paz, en medio de un mundo plenado
por los conflictos. Así lo prometió el mismo JESÚS, a pocas horas antes de ir a
la cruz: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan
14:27).
Pues bien, el Cristianismo nació, creció y maduró en medio de un mundo
en guerra. En efecto, la maquinaria para hacer la guerra del mundo grecorromano
era invencible. Pero uno queda asombrado al constatar en los evangelios de que
el fundador del cristianismo, JESÚS de Nazaret, no pronunció ni una sola
palabra a favor de la guerra; sino de la paz. JESÚS fue llevado ante Pilato,
poco antes de ser condenado a muerte y morir en la cruz. A la pregunta de
Pilato en cuanto a si JESÚS era rey, respondió: "—Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—.
Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me
arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.” “¡Así que eres rey! —le dijo
Pilato". (Juan 18:36-37)
En efecto, ¡JESUS es rey! Pero JESÚS no es un rey cualquiera de los que el mundo
ha tenido y tendrá. Al decir JESÚS: "Mi reino no es este mundo"
quiere decir que no es un reino de honores, de poderes, de riquezas, de
dignidades que hay que defender y sostener por medio de las guerras, como lo
hemos visto en toda la historia de la humanidad. No es el reino temporal que el diablo mismo ofrece para que los
grandes de este mundo se lo rindan a él.
La Biblia dice: "El SEÑOR dará fortaleza a su pueblo; el SEÑOR
bendecirá a su pueblo con paz". La paz como cese de hostilidad es grande y debemos
orar y esperar de Dios esa bendición sobre nuestra nación y el mundo. Pero la
paz que Dios da a Su pueblo en medio del sufrimiento nos hace descansar y
esperar en Él. Así lo aconsejó el proverbista: "Engaño hay en el corazón
de los que traman el mal, pero en el corazón de los que aconsejan paz hay
alegría" (Proverbios 12:20)
Como todo lo humano, el reino de este mundo es
temporal. Los que han
ostentado esa clase de poder mundano no lo tendrán para siempre, se acabarán
porque la muerte les llegará. Como dice un antiguo himno cristiano:
"¡Al Señor de señores dad gloria,
Rey de reyes, poder sin segundo!
Morirán los señores del mundo,
Mas su reino no acaba jamás".
Por el contrario, el reino de JESÚS es de una dimensión trascendente
y, por lo tanto, muy superior. En ese reino están los ángeles y los humanos
nacidos de nuevo. No es un reino terreno, sino celestial. Es un reino de amor,
de justicia, de gracia y de paz; un reino que está muy por encima de las
ambiciones humanas. Es un reino eterno. Un reino que heredarán los pobres en
espíritu porque saben que dentro de ellos no hay nada bueno para merecer ese
reino; los mansos, que aunque tengan poder, no lo utilizan para amedrentar; los
que sufren en un mundo injusto; los misericordiosos, cuyo amor no se enfría a
pesar de los desencantos que encuentra en el camino; los humildes, que no andan
buscando lugares de honores sino de servicio; los pacíficos, que evitan el
derramamiento de sangre al sudar en busca de la paz; los perseguidos, esos que
levantan la bandera de la fe aunque los enemigos los echen de sus fronteras… Un
reino, en definitiva, que ahora, los cristianos nacidos de nuevo, ya poseemos
en parte, pero que disfrutaremos plenamente en la otra vida, como dice la
última estrofa del himno: "Dad a Dios inmortal alabanza.
A su Hijo envió por salvarnos
Del pecado y la muerte eterna;
De prodigios de gracia es torrente,
Sus mercedes, humildes, cantad.
Por el mundo su mano nos lleva.
Y al celeste descanso nos guía;
Su bondad vivirá eterno día,
Cuando el mundo no exista ya más.
Oración:
Amado JESÚS: Dame tu paz, guarda mi corazón y
guarda mi mente en medio de las pruebas y los problemas que se agolpan sobre
mí. Háblame por medio de tu Palabra y las circunstancias que me rodean. Me
levantaré y proclamaré a mis hermanos: "Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y síguela". Amén.
Perla de hoy
El secreto del
reino de la paz, es JESÚS,
entrégale a Él, todas tus preocupaciones; teniéndolo a Él, lo tienes
todo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio
de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe una lección por
aprender?
¿Existe una bendición para
disfrutar?
¿Existe un mandamiento por
obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento
para llevarlo conmigo?
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