Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 90
Para ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche. Salmo 90:4 (NTV)
Estamos a pocas horas de un año nuevo que viene como una página en
blanco para llenarla con la historia de cada uno de nosotros. Me lo imagino
como los lugares por donde anduve el año pasado caminando en el verano, pero
ahora estamos en pleno invierno; anoche, después que nevó se creó un paisaje
hermoso y sin huellas, pero, luego, yo camino sobre la nieve, y dejo mis
huellas marcadas; así veo este nuevo año. Haremos historia en nuestro pasar por
este nuevo año como en los anteriores. ¡Que el Padre nos ayude a cumplir con
nuestra misión histórica a la luz de nuestro destino eterno con Él!
Moisés, el autor del salmo 90, compara la vida en la tierra con un
día y sus horas, con una vigilia nocturna, con un torrente de aguas; la vida
como un sueño, como un suspiro, como la hierba del campo. Moisés nos dice
también: “Si las fuerzas nos ayudan podemos vivir setenta años, y aun llegar a
los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de
angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros” (Salmo 90:10; LBLA).
Dios le dio a Moisés la bendición de vivir mucho más tiempo de lo que él mismo
había pensado: “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos
nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor” (Josué 34:7; RV60).
Ciertamente, este tiempo nuestro “bíos”, que se mueve entre los
extremos de la cuna y la tumba, pasa como el vuelo del águila. Nada existe tan
fantástico ni tan irreal como el tiempo, el cual nos despierta a los
manantiales de la vida y luego como dijo el poeta, “nos precipita a los ríos,
que finalmente van a dar a la mar que es el morir…”.
En mi oficina de trabajo, en el templo de la iglesia que
alquilamos, también alquilan a una guardería infantil y a una organización de
ancianos entre los setenta y noventa años, de esta manera paso varias horas del
día entre la alegría de los cantos infantiles y los cánticos nostálgicos de los
ancianitos. Unos aprenden a vivir y los otros aprenden a morir. Es inevitable
el paso del tiempo.
Andersen, el de los cuentos infantiles, decía que el tiempo pasa
de tal forma que si no recordamos a Dios en nuestra juventud, puede que seamos
incapaces de encontrarlo en nuestra vejez. En todo caso, para encontrarnos con
Dios, siempre estamos a tiempo. Y ahora, cuando todavía puede usted encontrase con
Dios, en estos últimos dás del año, ¿por qué no lo hace? Justamente, tuve el
privilegio de encontrarme con Dios en mi juventud, y este año estaré cumpliendo
52 años en mi andar con JESÚS. ¡Esto lo digo con mucha humildad, no jactancia!
Todavía me lleno de gozo al recordar aquellos primeros días de convertido con
una nueva visión y pasión: ¡Hacer de mi andar con el SEÑOR la prioridad de mi
vida! Cuando acepté el regalo de la Vida Eterna, obviamente, la Vida que nunca
se acabará en JESÚS, le hice caso a Él y a sus palabras, cuando nos dice: “Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan
14:6; RV60). No intente en estos días, cuando en la cristiandad nacida de nuevo
celebramos a JESÚS, desviarse con otras distracciones que el mundo nos ofrece.
Justamente, JESÚS vino del cielo a la tierra para decirnos que el tiempo de
Dios para la salvación del ser humano había llegado: “El tiempo se ha cumplido,
y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos
1:15; RV60), desde entonces, la tumba no es el final para el que tiene a JESÚS
viviendo en él por el poder del Espíritu Santo (Apocalipsis 3:20). El mismo que
engendró a JESÚS en el vientre de una virgen, el Espíritu Santo, es capaz de
salvarnos y llevarnos a Dios a través de JESÚS, después de esta vida, porque,
así lo afirmó el Hijo de Dios cuando dijo: “Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11:25; RV60) ¿Quiere usted
poseer esta vida también? Si usted necesita ayuda espiritual, escríbame a la
dirección que está en el encabezamiento de este devocional. Entonces, digamos
como Moisés: “Enséñanos a entender
la brevedad de la vida, para que
crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12; NTV). De esta manera, como millones que hoy vivimos, no tendrá
temor ante el paso del tiempo y decir: ¡Feliz Año!
Oración:
Padre
eterno:
¡Bendito
sea tu Nombre por tu plan y el propósito que tienes en mente para el ser
humano! Ayúdame a proclamar que hay esperanza en Aquel que nació en una cuna de
paja para que nosotros viviéramos en el castillo de Su reino eterno. ¡Esta es
la Navidad! En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que
traigamos al corazón sabiduría. (Salmo 90:12,RV60)
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?