Francisco Aular
Lectura devocional Lucas 1:26-38
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Lucas 1:31-33 (RV60)
“Fran, nadie ha venido después de muerto para decirnos cómo es el más allá…”, me dijo la doctora recién graduada, planteándome algunos de sus postulados ateos que había aprendido en sus años universitarios, pero en mi caso, yo había llegado a conocer a JESÚS, después de haber hecho algunas investigaciones acerca del Ser más extraordinario que ha pisado esta tierra, y le dije: “Querida amiga, te equivocas con ese argumento porque precisamente, del más allá vino JESÚS”. ¡Ese gran acontecimiento lo celebramos cada año con el nombre de la Natividad del SEÑOR!
En efecto, JESÚS es la única Persona que nos puede decir quién es Dios y lo que Él se ha propuesto que seamos, desde antes de la fundación del mundo, para poder morar como su Familia al final de la historia tal y como la conocemos. Siguiendo a JESÚS podemos saber quién es Dios y cómo debemos ser sus seguidores. Antes del nacimiento de JESÚS en aquel pueblito de Belén, los seres humanos andaban dominados por ideas vagas y erróneas que se transformaron en religiones y filosofías vanas, que apenas eran esfuerzos para llegar a Dios, y era como caminar a tientas en la oscuridad buscando un rayito de luz.
¡Este mundo no ha sido el mismo desde que JESÚS hizo su entrada en él! Los milagros que JESÚS hizo, desde antes de su nacimiento, lo rodean de divinidad. ¡Nadie pudo nacer como Él nació! Sus palabras resuenan desde que Él las pronunció y no vuelven vacías, dan resultado, y funcionan hoy como cuando Él las enunció por primera vez, por ejemplo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mateo 11:28 (RV60). El mundo en aquel tiempo -y lamentablemente todavía hoy-, estaba plagado de religiones que imponían cargas muy pesadas sobre los hombros de los seres humanos, pero JESÚS vino a darnos libertad al ofrecernos la Salvación como un Regalo en Él: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14:6 (RV60). “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Juan 10:10b. Pero lo más grandioso de todo: JESÚS es la traducción griega del nombre hebreo Josué que significa El SEÑOR es salvación. Pero también es EMMANUEL, DIOS con nosotros, predicho por más de trescientas profecías del Antiguo Testamento; como ésta: “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” Isaías 7:14 (La Biblia de las Américas). Por eso, ningún otros de los grandes líderes religiosos que en mundo han existido, pudo decir como JESÚS: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” Juan 14:9 (RV60). Sí, JESÚS hizo que Dios se acercara a nosotros y lo contempláramos en toda su grandeza en el amor, la compasión, la misericordia, el perdón, la libertad y la paz. La venida de JESÚS en aquella primera Navidad, trajo la certeza de lo que Dios requiere de nosotros, y no debemos andar más a tientas porque: Él y sólo Él es la luz del mundo. ¡JESÚS vino del más allá para que andemos con Él en el más acá!...
¿Qué podemos hacer en esta fecha en la cual recordamos el nacimiento de JESÚS? Postrarnos delante de Él, y abrir nuestro espíritu y corazón para que Él, Dios con nosotros, more en nuestras vidas y reine como Él quiera. ¡Celebremos a JESÚS!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Mi alma se postra delante de Ti para alabar tu santo nombre. La sencillez de aquella noche en que naciste hace que se convierta en un emblema para vivir tu vida en mí. Tu Hijo amado en la única respuesta a mis crisis como ser humano. Permíteme que celebre este acontecimiento lleno de gozo y gratitud. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El nombre de JESÚS es precioso para sus Hijos, y tropezadero para quienes lo rechazan.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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