miércoles, 21 de diciembre de 2011

La Navidad y el estrés (1)

Francisco Aular

Lectura devocional Lucas 2: 1-7

Mientras estaban en Belén, a María le llegó la hora de tener  su primer hijo. Como no encontraron ningún cuarto donde pasar la noche, los hospedaron en el lugar de la casa donde se cuidan los animales. Cuando el niño nació, María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Lucas 2:6,7 (NTV)

Cada año, al llegar diciembre, los relatos evangélicos de la Navidad desfilan ante nosotros humildes y verdaderos. Los eventos que fueron parte del cumplimiento de las profecías -el mayor, el nacimiento de JESÚS-, debieron ser estresantes para los seres humanos que los vivieron, si me permiten usar esa palabra actual. En efecto, nosotros que conocemos la historia, tenemos el cuadro completo del plan eterno de Dios. Aquellos que tuvieron el privilegio de estar allí, debieron sufrir como seres humanos, las exigencias y la ansiedad de situaciones que pusieron a prueba el ser completamente: espíritu, alma y cuerpo. Solamente la fe que promovió la Palabra de Dios los mantuvo firmes.
Hoy, nos identificamos con esos humanos de excepción y con los hechos milagrosos que los rodearon, y que hicieron que el ángel Gabriel dijera: “Porque nada es imposible para Dios” (Lucas 2:37); con esa verdad angelical, recordamos esos relatos, año tras año, aleccionadores e inmortales: La aparición del ángel Gabriel anunciándole al sacerdote Zacarías que su esposa Elizabet, estéril y anciana, ¡concebiría y daría a luz un hijo!, el impacto del milagro dejó mudo al sacerdote, y Elizabet su mujer no salió de la casa hasta que nació Juan el Bautista;  la anunciación del mismo ángel Gabriel a la virgen María que sería la madre de JESÚS, pero, ¿cómo podía ser esto posible? Ella era una señorita comprometida con José para casarse y no habían tenido relaciones sexuales. Obviamente, José fue invadido por la duda, pero no quería que su novia fuera avergonzada, y tal fue su crisis que Dios le aclaró todo por medio de un sueño; el nacimiento de Juan el Bautista; el viaje de José y María desde Nazaret hasta Belén, y estando allí para cumplir con el deber cívico, María comienza con los dolores de parto, imagino a José nervioso, corriendo en busca de ayuda, yendo de un lugar a otro para que María diera a luz, pero, ¡no había lugar porque todos los hospedajes estaban ocupados!, por fin encuentra un lugar, ¡un establo en donde los animales descansan!, y allí nace JESÚS en humilde pesebre; luego, siguiendo el relato, y sin reponernos del asombro, cuando los ángeles y la gloria del Señor iluminan aquella noche en que los pastores cuidan a sus rebaños en el campo, se escucha el primer canto navideño del cual se tenga noticias: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz y buena voluntad para con los hombres!”, entonces se manifiesta la alegría de los pastores en aquella noche que se convirtió en el verdadero día para nosotros los pecadores; la circuncisión de JESÚS a los ocho días de su nacimiento; su presentación en el templo 32 días después de la circuncisión; la adoración de los sabios que llegaron del Oriente; la vengativa matanza de los niños decretadas por el rey Herodes; la huida a Egipto y su posterior retorno a Nazaret. Sí, humanamente hablando son situaciones estresantes, pero cuando Dios hace su aparición en escena, el estrés y la depresión huyen y la gloria de Dios se manifiesta. ¡Alabado sea el Señor!
Todo esto está envuelto en una gran historia, porque el cristianismo es historia, y al mismo tiempo, un sistema de verdades divinas que proclaman que JESÚS es la verdadera razón de la Navidad, y el hecho mismo nos desafía a reconocerlo. ¡Nosotros también estamos haciendo historia! Sin duda que, en estos días pasamos por situaciones estresantes, posiblemente sentimos que no hay lugar para nosotros en ninguna parte, pero, recuerda que JESÚS ya estuvo allí; a lo mejor, tú eres de las personas que disfruta regalando y no lo pudiste hacer, o disfrutas el recibir regalos y nadie te ha dado nada, pero, JESÚS es el Regalo de Dios para nosotros, y si ya lo hemos recibido, regalémoslo a otro que lo necesite. En fin, lleva este pensamiento contigo, a mí me ha ayudado mucho, la Navidad no se trata de mí, sino de JESÚS, si lo tenemos a Él lo tenemos todo. El Apóstol dijo: “Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas” (Filipenses 4:12,13 NTV). ¿Cómo dominar las presiones de estos días, cómo vencer el estrés y celebrar a JESÚS con toda la alegría en Él?: “Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ésta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios” (Hebreos 12:2 NTV). ¡En otras palabras Él venció y nosotros también venceremos! ¡Feliz Navidad¡

Oración:
¡Gracias SEÑOR JESÚS!, porque tú mismo eres la razón de la Navidad. No sé cuánto tiempo más estaré aquí entre los míos, pero ayúdame a reflejar tu carácter lleno de gracia y de verdad para con todos y en todas las circunstancias que enfrente; no le abriré la puerta al estrés ni a la depresión; estos días son de gozo y de victoria porque: “¡Nada es imposible para Dios!” Amén.

Perla de hoy:
Una vida de gozo y triunfo es tuya cuando conoces y celebras a JESÚS, la única razón de la verdadera Navidad.

Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?








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