Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:145-152
Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR! Obedeceré tus decretos. Salmo 119:145
No existe nada que esté fuera del alcance del Dios al cual adoramos, no hay ningún secreto para la omnisciencia, “todo lo sabe” y la omnipotencia, “todo lo puede” del SEÑOR. Así que cuando oramos, aceptamos la invitación de Dios para que lo finito tenga comunión con lo infinito, lo temporal con lo eterno, lo fuerte con nuestra debilidad, la grandeza con nuestra pequeñez. Por eso decía uno de los grandes de la vida devocional E. M. Blounds: “La oración es el contacto del alma viviente con Dios. En la oración, Dios se inclina para tocar suavemente al hombre, para bendecirlo y para incluir todo lo que Él pueda planear o el hombre pueda necesitar”. Otro grande de la predicación Spurgeon, agrega: “La oración es el delgado nervio que mueve los músculos de la omnipotencia”.
Ciertamente, uno de los temas doctrinales más relevantes en toda la Biblia es la oración. Los hombres y mujeres que Dios usa en su Palabra son hombres y mujeres de oración. ¡Es asombroso, no hacían nada sin oración! Por tanto, orar no es solamente un deber piadoso de los místicos que se alejan del “ruido mundanal”, sino que la oración es el vehículo que conduce las plegarias delante de Dios en medio de las demandas y pruebas de la vida, y, una bomba espiritual muy poderosa contra los enemigos del SEÑOR y de nosotros. Pablo dijo: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Dios nos ha prometido bendiciones ilimitadas desde el cielo” (Efesios 6:12 NTV); por eso mismo el gran Apóstol recomienda que nosotros le demos prioridad a la oración: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos” (1 Timoteo 2:1 NTV) ¿Por qué debe ser prioritaria la oración en la obra del Señor? Porque solamente en la medida en que oramos, nuestras actividades diarias tienen valor para la eternidad, y lanzamos bien lejos de nosotros el orgullo espiritual de ser los protagonistas, y no el SEÑOR obrando en nosotros, por nosotros, y algunas veces, a pesar de nosotros. Por medio de la oración, humildemente, damos ocasión, en todo tiempo, a que el Padre nos utilice en su Obra como Él quiera dentro de su Plan Eterno. ¡Gracias SEÑOR por dejarnos la certeza de tu comunión con nosotros a través de la oración!
Así llegamos a esta sección del Salmo 119, en donde el clamor de la oración del salmista abarca toda la estrofa, y nos indica a través de ello, las condiciones de la oración eficaz. Como hemos visto, el salmista exalta la gran ayuda de la Palabra de Dios en todo el comportamiento del ser humano en su breve paso por esta vida; la Biblia y la oración van juntas como textos fundamentales de la escuela de la obediencia a Dios; en efecto, en cualquier circunstancia la oración debe prevalecer, pero, sobre todo, cuando estamos afligidos, sí, así es cuando mejor debemos buscar a Dios: “Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR! Obedeceré tus decretos” (v.145); la oración es eficaz cuando oramos por nuestra salvación, y con ello, el anhelo de obedecer a Dios y a su Palabra:”A ti clamo; rescátame para que pueda obedecer tus leyes” (v.146); la oración es eficaz cuando está saturada de las promesas del SEÑOR en su Palabra: “Me levanto temprano, antes de que salga el sol; clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras. Me quedo despierto durante toda la noche, pensando en tu promesa” (vv.147,148); la oración es eficaz cuando tenemos la seguridad del amor de Dios, y con entusiasmo practicamos su Palabra: “Oh SEÑOR, en tu fiel amor oye mi clamor, que el seguir tus ordenanzas me reanime” (v.149); la oración eficaz nos prepara para estar firmes a la hora de la persecución por causa de la Palabra de Dios: “Los que no respetan la ley vienen a atacarme; viven alejados de tus enseñanzas” (v.150); otra condición de la oración eficaz es tener la certeza de que Dios es quien Él dice, según su Palabra, y, que Dios puede hacer lo que Él dice que puede hacer, según su Palabra: “Pero tú estás cerca, oh SEÑOR, y todos tus mandatos son ciertos. Desde los primeros días sé que tus leyes durarán para siempre” (vv.151, 152).
En estos días de tantas aflicciones para nosotros los seres humanos, necesitamos como nunca buscar la comunión con Dios, porque solamente buscar a Dios a través de la oración nos conduce a la victoria. Estos son tiempos de clamar por nosotros mismos y pedir que otros oren por nosotros como lo hizo Pablo: “Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. Oren también por nosotros, para que Dios nos dé muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo. Por eso estoy aquí en cadenas. Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo” (Colosenses 4:2-4 NTV). En medio de estos días difíciles en los cuales andamos, ¡solamente en la Palabra de Dios y en nuestras oraciones hay esperanza!
Oración:
SEÑOR, en esta hora clamo a ti en busca de tu ayuda, y pongo mi esperanza en tu Palabra. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En medio de estos días difíciles en los cuales andamos, solamente en la Palabra de Dios y nuestras oraciones hay esperanza.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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