Francisco Aular
faular@hotmail.com
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 (RV60)
Al inicio de mi vida cristiana el primer mentor que el Señor puso a mi lado fue mi inolvidable amigo y hermano Adonis Rodríguez, quien ya está con el Señor. En aquellos días decidimos que la oración nos acompañaría por el resto de nuestras vidas en esta tierra. No solamente orábamos por nosotros, lo cual de paso es bueno, sino, también, intercedíamos por nuestra nación y la evangelización del mundo. Después, en el Seminario, tuve dos compañeros de oración, el doctor Roy Lyon y mi amado compañero de estudios Jacobo García Miranda. Por lo tanto, no fue extraño que tan pronto como fui nombrado Director del Departamento de evangelización, presenté un Plan de evangelización para toda la obra compuesto de tres movimientos: oración, evangelización y discipulado. Aunque esto fue palpable en los eventos que realizábamos, ningún otro ha mostrado mejor ese énfasis que nuestras Marchas Evangelizadoras, antes durante y después de realizarlas. Estábamos convencidos de que ¡Dios oye y responde!
De hecho, en la cuarta Marcha Evangelizadora -la cual realizamos en el Campamento de La Guásima los días 11 al 16 de agosto de 1980- estrenamos un letrero gigante que cubría la pared del santuario principal, todavía lo recuerdo, letras en azul marino sobre un lienzo blanco, y el símbolo del Departamento de Evangelización en aquellos años, la paloma representando al Espíritu Santo y descendiendo sobre un corazón encendido con lenguas de fuego alrededor. ¡Eso mostraba nuestra pasión por JESÚS! Allí estaba escrito el versículo que encabeza nuestro devocional en este día y que sería el texto lema de nuestro movimiento de oración. Luego, en una colina, abrimos una carpa representando el “lugar santísimo” (Hebreos 10: 19-22), con espacio para orar diez personas, allí estaba nuestro amado oratorio en donde por primera vez en nuestra obra, ¡los marchistas oraban las 24 horas al día! Nuestros predicadores invitados de aquel año fueron el reverendo Germán Núñez Bríñez y el reverendo Santiago Crane, y un grupo de pastores venezolanos lo inauguramos. La oración dejó de ser un lema y se volvió acción hasta el día de hoy en nuestra amada obra venezolana. ¡Grandes cosas ha hecho el Señor a través de sus hijos en esta amada nación! Por eso, hoy podemos decir, a la luz de 2 Crónicas 7:14 ¡Dios oye y responde!
En aquellos años, Dios puso a mi lado a hombres y mujeres de oración, entre muchos a Rosa de Elcure y Bertha de Duque, ellas oraban y ayunaban un día específico por la Marcha Evangelizadora; luego, mi equipo de coordinadores de evangelización, nos levantábamos muy temprano y orábamos hasta el amanecer; se destacó en la oración, entre todos nosotros, un hombre sencillo, de oración, el hermano Jesús Bolívar; a principio de mi ministerio en la evangelización de la patria Dios lo puso como mi compañero de viaje, así que ya fuera por motivos de viaje u otras razones, yo iba muy temprano a buscarlo a su casa, pero él ya había pasado un tiempo largo de oración con el Señor, así que lo encontraba arrodillado, su camisa empapada del sudor matutino por sus oraciones intercesoras; yo podía ver una lista de peticiones que tenía en la pared, con los nombres y necesidades de todos los hermano y amigos que hacíamos durante los viajes. Con razón, cuando íbamos por esas iglesias por los lugares en que habíamos pasado, lo escuchaba preguntar a alguna hermana o hermano: “Y su hijo Juan, ¿ya venció a las drogas?”, y al responderle afirmativamente, el hermano Bolívar se detenía, y decía: ¡Gracias Padre, yo sabía que lo habías hecho! Después, por el camino, no hacía sino elevar oraciones de acción de gracias por las respuestas a sus oraciones específicas. ¡Alabado sea el Señor! Sí, en efecto: ¡Dios oye y responde!
Oración:
Padre, gracias por ser un Dios lleno de misericordia, amor, gracia y perdón. A Ti podemos acudir con fe porque Tú oyes y respondes. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Saber que Dios oye y responde conforme a su Voluntad confirma que ningún esfuerzo que hagamos en su Obra es en vano.
Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?
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