jueves, 7 de julio de 2011

Los niños en Cristo

Francisco Aular


Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo ahora que han probado la bondad del Señor. 1 Pedro 2:2,3 (NTV)


Al comentar brevemente en estos devocionales algunos aspectos doctrinales de la fe que encontramos en la Palabra de Dios, estoy pensando principalmente en los “niños en Cristo” (1 Corintios 3:1), es decir, en aquellos que hace poco tiempo, por el ministerio de la gracia del Espíritu Santo y por la Biblia, han sido traídos al conocimiento de la salvación y han   experimentado el nuevo nacimiento espiritual (Juan 3:3), y ahora son, nueva creación de Dios: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!” (2 Corintios 5:17 NTV).  

En efecto, al igual que en la vida física, los “niños en Cristo” necesitan ser alimentados. El apóstol Pedro dice: “Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo ahora que han probado la bondad del Señor” (1 Pedro 2:2,3 NTV). Se nos dice en otra parte que “el alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo” (Hebreos 5:14 NTV). Es decir, que las verdades profundas de la Palabra de Dios son para aquellos cristianos nacidos de nuevo que han tenido años de experiencias en los caminos del Señor, esos que son robles firmes en la doctrina, que son maduros en la fe: “Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad” (Efesios 4:14 NTV). Me temo que por la falta de los cristianos maduros en no ser mentores de los “niños en Cristo”, algunas sectas con sus “mentiras tan hábiles que (parecen) la verdad”, ¡desvían a nuestros nuevos creyentes del camino verdadero! Es urgente que alimentemos espiritualmente a cada cristiano nacido de nuevo, en nuestro redil. Esos que no hace mucho estaban en las tinieblas, y han sido despertados de su letargo espiritual y salvados.

 ¡Eso de andar evangelizando sin discipular es como la madre que abandona a su bebé recién nacido! Todo ser humano es persona desde su concepción y no solamente un número en las estadísticas.  ¡Un cristiano nacido de nuevo es más importante que cualquier otro aspecto en la obra de Dios! Responsablemente, evangelicémoslos para que nazcan de nuevo; luego, alimentemos y cuidemos a los niños en Cristo, como lo hacía el apóstol Pablo: ”Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos con toda la sabiduría que Dios nos ha dado. Queremos presentarlos a Dios perfectos en su relación con Cristo. Es por eso que trabajo y lucho con tanto empeño, apoyado en el gran poder de Cristo que actúa dentro de mí” (Colosenses 1:28,29 NTV).

Como alguien dijo hace mucho tiempo: “Si ganamos la batalla en la evangelización pero perdemos la batalla en el discipulado, no tendremos la iglesia del futuro”.


Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy asumo el propósito para el cual nací tanto físicamente como espiritualmente. Hoy continúo en la lucha. Sé que no estoy involucrado en la batalla de un día. La victoria verdadera será en la eternidad futura. Hoy es el día de cosecha, y la cosecha de un cristiano es otro cristiano. ¡Dame hijos espirituales! Que también pueda tener tus fuerzas para alimentarlos espiritualmente, hasta que ellos sea capaces de reproducirse en otros para tu honra y gloria. Tu bendición dame, Señor. Amén.


Perla de hoy:
Dios ha hecho todo lo que tenía que hacer por cada ser humano que viene a este mundo, entre lo que hizo está el prepararnos a nosotros para llevar el Mensaje, ver nacer de nuevo a otros y conducirlos a la madurez en Cristo.


Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?




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