martes, 28 de junio de 2011

Un gesto inolvidable

Amados  y amadas:

Ayer regresé de Nueva York, donde tuve el privilegio de trabajar al lado del pastor Freddy Noble y su esposa Ketty, en la Primera Iglesia Bautista de Manhattan. Los amados hermanos apoyaron con su presencia cada una de las cinco conferencias que allí di. Tuvimos una preciosa cosecha de decisiones para Cristo y reafirmaciones en la fe, la esperanza y el amor. ¡Gracias hermanos por toda la atención que ustedes dieron a este humilde servidor del Señor! Tenemos planes que iremos concretando con ustedes a fin de tenerlos listos para participar en el Primer Adiestramiento y Marcha Evangelizadora de Toronto, el próximo año. Recuerden, tienen una cita con nosotros, del 12 al 19 de agosto de 2012. ¡Ustedes se unirán a muchos hermanos que esperamos tener aquí de Venezuela y también de distintos países del mundo!

Vuestro pastor y amigo.

Francisco Aular
faular@hotmail.com


Oh SEÑOR, he oído lo que se dice de ti y temí. Aviva, oh SEÑOR, tu obra en medio de los años, en medio de los años dala a conocer;  en la ira, acuérdate de tener compasión. Habacuc 3:2 (LBLA)


Nunca podré olvidar a mi amado pastor, profesor y amigo Rev. Efraín Silva Ovalles. Humildad, persistencia, sabiduría y cordialidad eran un todo en él. Durante mis días de seminarista, mientras yo estudiaba en la biblioteca, escuchaba el sonido de la máquina de escribir, y eso me aseguraba que nuestro vocero denominacional, el periódico mensual Luminar Bautista, saldría de nuevo aquel mes. Esto fue así mientras él lo mantuvo en sus manos como director, desde su fundación. Se acostaba muy tarde, sin embargo, todas las mañanas, él y yo corríamos alrededor de la cancha de voleibol, y algunas veces por la tarde, pasábamos un tiempo jugando béisbol con los demás estudiantes. En realidad, los obreros cristianos de mi generación, tuvimos un ramillete de hombres de Dios que modelaron para nosotros la estatura espiritual de un verdadero siervo de Dios. En un evento del mes de agosto de 1973, yo era el predicador invitado a una reunión en el templo de la Iglesia Bautista Central de Caracas; era un predicador novato; obvio es decir, lo nervioso que me sentía, porque entre los muchos asistentes a aquella reunión nacional, estaban mis profesores del Seminario, pero el Padre Celestial estuvo conmigo y todo salió bien; al finalizar aquel culto, mi profesor del Música y Ministerio Pastoral, Efraín Silva Ovalles se me acercó con un libro de su biblioteca, viejo y subrayado, de 77 páginas, y me lo obsequió, el libro se llama El avivamiento que necesitamos de Oswald J. Smith ¡Qué gran libro!, ese  fue mi compañero inseparable en los días de Seminario, y ha calentado mi corazón en las noches más oscuras de mi alma, cuando solamente la fe me ha sostenido en medio de las pruebas; igualmente, este viejo libro ha sido mi compañero de viaje desde entonces, él ha representado el apoyo humano, es decir, cuenta lo que Dios puede hacer con hombres ordinarios como yo, y aunque parezca obvio lo diré: Conjuntamente con la Biblia y la presencia del Espíritu Santo, el Avivamiento que necesitamos, primero ha calentado mi corazón de predicador para así poder compartir ese fuego con los demás. ¡Bendito y alabado sea el nombre de nuestro amado Dios!


Oración:
Amado Padre Celestial:
Bendito seas Señor por poner en el corazón de los siervos de Dios, un amor por los recién llegados, abrirles la puerta al liderazgo, sin egoísmo, sin competencia y sin celos. Honro la memoria de los hombres y mujeres que formaron mi liderazgo, y que tú, amado Señor, utilizaste como tizones en el fuego, ellos se consumieron allí, pero primero, nos encendieron a nosotros, ¡imposible olvidarlos! Te pido Padre, que yo pueda hacerlo lo mismo con los que vienen detrás de mi generación, en el nombre de JESÚS. Amén.


Perla de hoy:
Puedes estar seguro que si Dios te ha llamado a servirle a su pueblo, Él mantendrá tu corazón encendido para que avives en fuego en los demás.


Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?

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