jueves, 26 de marzo de 2020

¡DIOS oye y responde!

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: 2 Crónicas 7: 11-17
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 (RV60)

¡Nunca en mis tantos años de vida me ha tocado vivir una experiencia como la actual! ¡Millones de personas estamos acudiendo al DIOS TODOPODEROSO en estos momentos de angustias ante el enemigo invible que está sobre el planeta: Covid-19! En verdad mis amados ¡nunca he visto tanta hambre de DIOS como en estos días. ¿Realmente puede DIOS escuchar nuestras oraciones? ¡SÍ!, es la respuesta en mayúscula. Soy testigo del poder de DIOS y también de Su misericordia para el ser humano pecador. El versículo de hoy, es uno de nuestros favoritos a través de tres milenios. DIOS mismo se compromete condicionalmente, escuchar las oraciones de Su pueblo Israel y por extensión las de nosotros Su Iglesia; pero antes es necesario que nos humillemos y que reconozcamos que DIOS, es quien dice ser, y Él puede hacer lo que dice que,  Él puede hacer, por lo tanto, hagamos lo que DIOS nos pide:
·      Orar como disciplina del espíritu.
·      Buscar Su rostro, DIOS como prioridad en todo.
·      Convertirnos, de todo corazón y en verdad.
·      DIOS oirá y responderá.
·      Nos perdonará de nuestros pecados.
·      DIOS sanará a nuestra tierra.
¡No hay tiempo que perder pongámonos en en acción! ¡Hasta que nuestro DIOS cumpla Su Palabra. ¡Es ahora o nunca!

Al principio de mi vida cristiana el mentor inicial que el SEÑOR puso a mi lado fue mi inolvidable amigo y hermano, Adonis Rodríguez, quien ya está con el SEÑOR. En aquellos días decidimos que la oración nos acompañaría el resto de nuestras vidas en esta tierra. No solamente orábamos por nosotros, lo cual de paso es bueno; sino también en lo colectivo intercedíamos por nuestra nación y la evangelización del mundo. Después en el Seminario, tuve dos compañeros de oración, el Dr. Roy Lyon y mi amado compañero de estudios Jacobo García Miranda. Por lo tanto, no fue extraño que tan pronto como fui nombrado en una posición para presentar un plan de evangelización para toda la obra, señalé tres movimientos: oración, evangelización y discipulado. Aunque esto fue palpable en los eventos que realizábamos, ningún otro ha mostrado mejor este énfasis que antes, durante y después de nuestras Marchas Evangelizadoras. Estábamos convencidos de que ¡DIOS oye y responde!

De hecho, en la cuarta marcha evangelizadora -la cual realizamos en el Campamento de la Guásima cerca de Valencia, en los días de 11 al 16 de agosto de 1980, en Venezuela-, allí estrenamos un letrero gigante que cubría la pared del santuario principal; todavía lo recuerdo, letras en azul marino sobre un lienzo blanco, y el símbolo del Departamento de Evangelización en aquellos años, la paloma representando al Espíritu Santo y descendiendo sobre un corazón encendido con lenguas de fuego alrededor. ¡Eso mostraba nuestra pasión por JESÚS! Allí estaba escrito, el versículo que encabeza nuestro devocional en este día y que sería el texto lema de nuestro movimiento de oración. Luego en una colina abrimos una carpa, representando el “lugar santísimo” (Hebreos 10: 19-22), con espacio para orar diez personas, allí estaba nuestro amado oratorio en donde por primera vez en nuestra obra, ¡los marchistas oraban las 24 horas al día! Nuestros predicadores invitados aquel año el Rev. Germán Núñez Bríñez y el Rev. Santiago Crane, y un grupo de pastores venezolanos, lo inauguramos. La oración dejó de ser un lema y se volvió acción hasta el día de hoy en nuestra amada obra venezolana. Allí surgió a plenitud la “Operación 6,3,9”… 6 de la mañana oración por las iglesias y su liderazgo; 3 de tarde, orando por la evangelización de Venezuela y el Mundo y 9 de la noche, orando por las familias y los gobernantes. ¡La oración y el clamor delante de DIOS se apoderaron de todos nosotros! ¡Grandes cosas ha hecho el SEÑOR a través de Sus hijos en esa amada nación! Por eso, hoy podemos decir, a la luz de 2 Crónicas 7:14 ¡DIOS oye y responde!

En aquellos años, DIOS puso a mi lado a hombres y mujeres de oración, entre muchos de ellos: Rosa de Elcure, Bertha de Duque, ellas oraban y ayunaban, un día específico por la Marcha Evangelizadora; luego mi equipo de coordinadores de evangelización, nos levantábamos muy temprano y orábamos hasta el amanecer; se destacó en la oración, entre todos nosotros, un hombre sencillo; un hombre de oración, el hermano Jesús Bolívar; en efecto, a principio de mi ministerio en la evangelización de la patria, DIOS lo puso como mi compañero de viajes; así que ya fuera por motivos de viaje u otras cosas, cuando iba muy temprano a buscarlo a su casa; comprobaba que el hermano Bolívar, ya había pasado un tiempo largo de oración con el SEÑOR; entonces, lo encontraba arrodillado y su camisa empapada del sudor matutino por sus oraciones intercesoras; también podía ver una lista de peticiones que tenía en la pared, algunas colgaban desde el techo, con los nombres y necesidades de todos sus hermanos y amigos que hacíamos durante los viajes. Con razón, cuando íbamos por esas iglesias por los lugares en que habíamos pasado, lo escuchaba preguntar a alguna hermana o hermano: “Y su hijo Juan, ¿ya venció a las drogas?”, y al responderle afirmativamente. El hermano Bolívar,  se detenía, y decía: ¡Gracias PADRE, yo sabía que me habías escuchado! Después por el camino no hacía sino elevar oraciones de acciones de gracias por las respuestas a sus oraciones específicas. ¡Alabado sea el SEÑOR! Sí, en efecto: ¡DIOS oye y responde!

¡Adelante, siempre adelante!

Oración:
PADRE, gracias por ser un DIOS lleno de misericordia, amor, gracia y perdón. A ti podemos acudir con fe porque tú oyes y respondes. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Saber que DIOS oye y responde conforme a Su voluntad confirma que ningún esfuerzo que hagamos en Su obra, es en vano.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

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