Francisco Aular
Lectura devocional: Romano 8:35-39
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. Romanos 8:37 (NVI)
Mi
epístola favorita de las trece cartas paulinas es Romanos. Romanos es la obra
teológica principal de Pablo, hoy en día se le daría un doctorado solamente por
esta carta. Aquí tenemos las ricas enseñanzas paulinas de la justificación por
la fe, además, sistematiza las doctrinas sobre el evangelio, sobre quién es el
hombre, quién es Dios, quién es JESÚS, y, quién es el Espíritu Santo. Todo eso,
en un ensayo teológico magistral de 16 capítulos.
La
hoja de mi Biblia que tengo marcada -y casi desgastada por el uso- es la del
capítulo 8: 28-39, como dirían los jóvenes, con lo que escribió Pablo, ¡se
botó!, estos versículos me inspiran, me alientan y me desafían a vivir la vida
cristiana, no en mis propias fuerzas, sino en mi unión con JESÚS, ¡nada ni
nadie podrán separarme de su amor! Aquí, Pablo escribe a los hermanos romanos,
y no les oculta el elevado costo de la gracia de Dios. Habrá sufrimientos y
muerte en el futuro para los seguidores de JESÚS, ¿eso fue solamente en el
pasado?, no. Lamentablemente, hoy los cristianos están siendo perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados
por sus enemigos gratuitos, especialmente en los países musulmanes y
comunistas. No obstante, lo eterno está por encima de lo temporal: ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La
tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el
peligro, o la violencia? Así está escrito: “Por tu causa siempre nos llevan a
la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!” (Romanos 8:35,36).
Pablo
ve a JESÚS, no como el Juez que ciertamente Él es, sino como el amoroso Señor y
Salvador de los seres humanos, y así lo señalará, más adelante: Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas
las cosas. A Él, sea la gloria por los siglos. Amén (Romanos 11:36 RV60,
mayúsculas mía). Es pensando en la victoria del cristiano por la conquista de
JESÚS al morir y volver a vivir, que el Apóstol exclama: “¡upernikáo!”, y ha sido traducido al castellano por cuatro
palabras: “Somos más que vencedores”.
En
efecto, cuando el ser humano abre sus espacios interiores a Dios, por medio de
la fe en JESÚS, y acude a la Palabra y a la oración; cuando siente que sus
soledades han sido inundadas por la presencia divina; cuando percibe que su
desvalimiento e indigencia, sufrimientos y circunstancias, quedan
contrarrestados por el poder y la riqueza de Dios; cuando el verdadero
discípulo de JESÚS descubre que habita en él por la fe que posee y que le da
solidez, la muerte no es el fin, sino el medio para el triunfo definitivo; es
entonces, cuando se adueña de la verdad, y se despoja del temor a los hombres y
a las circunstancias, y se rinde al SEÑOR que sirve, se da cuenta que además de
Todopoderoso es también Todoamoroso; tiene la seguridad de que Dios es “su”
Dios, el SEÑOR es “su” Padre, que
su Padre lo ama y lo envuelve, se compenetra con él y en él, y lo acompaña no
solamente en el más acá, sino también en el más allá; Dios es su fortaleza, su
seguridad, su certidumbre, su todo, y por tanto, su liberación total…,
entonces: “somos más que vencedores”:¡uperninikáo!
Oración:
Señor no busco el sufrimiento ni el martirio, eso sería una enfermedad,
pero si es por tu causa que me toca, dame el valor que le das a los doscientos
mil, que en este año están sufriendo y muriendo por Ti; ayúdame a vivir y morir
en la certeza que soy “más que vencedor”. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Experimentamos
paz y no pánico, cuando sabemos que “somos más que vencedores” en el poder de
Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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