Francisco Aular
Lectura devocional: Santiago
4:13-17
Presten atención, ustedes que dicen:
«Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y nos quedaremos un año. Haremos
negocios allí y ganaremos dinero». ¿Cómo saben qué será de su vida el día de
mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y
luego se esfuma. Santiago 4:13,14 (NTV)
Napoleón I condujo a su “gran
ejército” hasta la lejana Rusia; cuando se hallaba en vísperas de la batalla de
Borodinó -que ocurrió el 7 de septiembre de 1812, y la cual enfrentó a los
ejércitos de Francia y Rusia, dejando aproximadamente 125.000 muertos en el
campo de batalla-, se cuenta que algunos de los viejos soldados fueron presa de
malos presentimientos. El emperador francés, aunque estaba enfermo de fiebres,
no quería obtener una victoria pírrica, así que con la intensión de de darle
ánimo a sus soldados, la noche anterior a la batalla, Napoleón les mostró un
retrato de su pequeño hijo que llevaba el título de “rey de Roma”, recién
llegado de París, como prueba de que su soberanía estaba firmemente establecida
y que la guerra tendría un final feliz. ¡Napoleón se creía invencible y con él,
su familia! Pero la historia dice que aquel retrato, junto con la casi
totalidad de las tropas napoleónicas, se perdió en aquel campo de batalla en el
suelo ruso. El “rey de Roma” murió joven, y Napoleón terminó sus días exilado
en la solitaria isla de Santa Elena. ¡Tal
es la grandeza humana!
Como lo dice la Biblia, el poder y
la gloria de todos los llamados grandes hombres es tan breve como sus vidas: “La
vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se
esfuma” (Santiago 4:14 NTV). Sí, ciertamente, la vida es como la flor del
campo, tal y como lo dijo el profeta: “Una voz dijo: « ¡Grita!». Y yo pregunté:
« ¿Qué debo gritar?». «Grita que los seres humanos son como la hierba. Su
belleza se desvanece tan rápido como las flores en un campo. La hierba se seca y las flores se
marchitan bajo el aliento del SEÑOR. Y así sucede también con los
seres humanos” (Isaías 40:6,7 NTV). ¡Tal es la grandeza humana!
Obnubilados por el poder y la
gloria, algunos dedican la única vida humana que poseen para crear en esta
tierra un legado, quieren ser recordados después de muertos, pero en realidad,
¿de qué vale la fama y la gloria después que nos vayamos? Ningún homenaje nos
regresará. Un muerto, lo único que necesita es vida, y JESÚS dijo: “Yo soy la
resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de
haber muerto” (Juan 11:25 NVT). De hecho, cuando con humildad estemos
convencidos de nuestra propia finitud, sabremos que no vinimos a esta tierra
para ser recordados al salir, ni siquiera para dejar un buen legado, estamos
aquí con el propósito de conocer a nuestro Señor y Salvador JESÚS, proclamar su
Mensaje de Salvación y prepararnos en Él para la eternidad futura. Sin duda,
siempre existirán seres humanos excepcionales; y se espera que todo cristiano
nacido de nuevo dejará huella al salir de aquí, porque Dios le dará fuerzas
para servir con propósito eterno a la gente de su generación, y en el nombre de
JESÚS; tal vez se dirá de esa persona, como lo dice la Palabra del rey David: “Porque
a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de
Dios, durmió, y fue reunido con sus padres…” (Hechos 13:36 RV60).
Hablando de esto acudo a un poema
que escribí, siendo aun joven. Aquí se los dejos:
Realidad
Francisco Aular
“Tan torpe era yo que no entendía”
Salmo 73:22.
Gracias
Señor, tú me has amado.
Antes de
conocerte estaba triste,
Nunca soñé
tener cuanto me diste;
Ahora sé que
todo me lo has dado.
Aún en mi
ignorancia, me quisiste
Y siempre
caminaste a mi lado,
En mi vida
me siento realizado:
Te palpo, te
sueño y sé que existes.
¿Cómo podre
pagar tu sacrificio?
¿Qué puedo
hacer Señor por ti?
Si todo lo
que tengo, ¡queda aquí!
Si no valen
excusas, ni artificios
Cuando la
muerte ven en su oficio.
Una sola
cosa puedo hacer: ¡Morir¡
(Primicias del alma, página 14,
1997)
Oración:
Señor mío,
Dios de amor, de poder y gracia ¡Qué glorioso es andar contigo porque mi vivir
y mi morir eres Tú! ¿Cómo podría yo vivir sin proclamar la Buena Nueva de tu amor,
perdón y gracia? ¿Cómo pudiera yo vivir sin servir y sin perder el tiempo en lo
que no me llevaré para no descuidar lo que se va conmigo? Ayúdame a mostrar ¡tu
grandeza! en mi vida ordinaria. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
Si nos preocupamos por cumplir con
nuestra Misión Histórica a la luz de nuestro Destino Eterno, la grandeza de
todo lo que hagamos es de Dios y no nuestra.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por
medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la
cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por
aprender?
¿Existe una bendición para
disfrutar?
¿Existe un mandamiento a
obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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