Francisco Aular
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Lectura devocional: Jeremías 31:17-26
Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a
su patria —afirma el Señor—. Jeremías 31:17 (NVI)
El ser humano
necesita una patria para sentirse completo en esta tierra. Patria
deriva del latín "patria", familia o clan, "patris", tierra
paterna, "pater", padre. La patria es la tierra natal o adoptiva
formada como nación a la que sentimos amar por vínculos familiares, jurídicos,
históricos y afectivos. Patria es el recuerdo enmarcado de una época anterior
que se remonta a la infancia. Patria es cabalgar en esta tierra llevando muy
dentro de nosotros, todo aquello que nos dio un motivo primario para vivir. Allí
contemplamos a nuestros padres, hermanos, los abuelos y demás familiares y
amigos; patria es el olor de la
comida en las distintas estaciones del año, es la música cuyas notas se
grabaron en nosotros para siempre; patria es la honra a los símbolos nacionales:
el himno, el escudo y la bandera. La patria es la geografía que llevamos
grabadas muy dentro de nosotros: las montañas, los ríos, el mar, los llanos,
los pueblos y las ciudades; patria es nuestra cultura, y esa forma de hablar
tan natural en que nosotros mismos no sentimos el acento particular que nos
une, hasta no estar lejos de esa patria en que nacimos. La patria nos dice algo
porque nos recuerda otra realidad, algo que nos fascinó en otro tiempo, que
puso fuego en nuestro corazón, que irrumpió en nosotros desde el cielo cuando
determinó que naciéramos allí.
Patria es el reconocimiento a
nuestros héroes nacionales. Aquellos que lucharon, entregaron sus fortunas y
regaron el suelo patrio con su sangre para darnos una nación libre,
independiente y soberana. Patria también son aquellos hombres y mujeres que
luchan en silencio para darnos un presente y un futuro mejor: los científicos,
los literatos, los poetas, los deportistas, los maestros y profesores que
moldean el carácter de nuestros hijos y nietos al sembrar en ellos valores del
espíritu.
Lamentablemente, el significado
de patria suele estar unido a connotaciones, políticas, ideológicas que
degradan el verdadero sentido de la patria, reduciéndolo a manipulaciones
demagógicas y el uso propagandístico con fines únicamente utilitarios para
llenar las ambiciones del poder de turno. Así ocurría también en los días del
profeta Jeremías. Los israelitas fueron dominados y sometidos a una tiranía que
los llevó fuera de la patria. ¿Todo estaba perdido para los cautivos? No. Dios
tenía un mensaje para ellos: Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a
su patria —afirma el Señor—. ¡Que nadie nos quite el sueño de una patria nueva y que
luchemos por ella siendo mejores ciudadanos!
Por encima de todo, patria es
gente. Gente que viene y va, gente que nace y muere, gente que es: espíritu,
alma y cuerpo. Además de todas las carencias materiales, sociales, culturales,
necesita saber las buenas noticias de salvación en JESÚS: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6) Así como nacimos en una nación y somos ciudadanos de ese
país. Necesitamos nacer como ciudadanos de la patria celestial: “Antes bien, anhelaban una patria
mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser
llamado su Dios, y les preparó una ciudad” (Hebreos 11:16)
¡Esa ciudad es la Nueva Jerusalén! Allí JESÚS, está preparando un lugar para
nosotros (Juan 14:1-3). Al principio de mi ministerio al finalizar una carta,
antes de la firma, ponía este mensaje: Hagamos que nuestra patria, esté allí: “Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y
los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.” (Apocalipsis 21:24,
RV60). ¡El cielo no es cielo sin patria! Debemos esforzarnos en la gracia del
Señor, y plantar a Jesucristo en el corazón de nuestros compatriotas, y
llevárnoslos al cielo con nosotros. Por eso creo que
evangelizar es el mejor regalo a nuestra patria.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi corazón viene lleno de gratitud delante de ti por haberme permitido
conocer y estimar el lugar en donde nací y en donde vivo; sin embargo, aquí no
está mi verdadera patria. Soy un extranjero en este mundo que va de paso, hacia
la patria que tú me tienes en el cielo. Ayúdame a proclamar en un mundo
perdido, Tu amor y salvación, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Dios
es Creador de los países y naciones. Hagamos que nuestra patria vuelva a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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