Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Juan
4:35-42
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que
llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega. Mateo 4:35 (RV60)
Una jovencita de
16 años llegó a un pueblito al frente de su equipo de la Marcha Evangelizadora
de ese año, el desafío era grande porque allí no teníamos “testimonio
bautista”. Dios tenía para aquel equipo una gran cosecha, más de cuarenta
personas aceptaron al Señor y también recibieron las lecciones de discipulado.
Los integrantes del equipo regresaron a sus lugares de origen, pero aquella jovencita
se quedó liderando al grupo de nuevos creyentes que se reunían debajo de un
árbol de mango. Un hombre que tenía un depósito desocupado, al verlos reunirse
allí, los invitó a que se reunieran en el lugar que les estaba ofreciendo. Así
surge una nueva iglesia.
En otra ocasión, tres
evangelizadores llegaron a Maracaibo, la segunda ciudad, al occidente de
Venezuela, y en ese equipo está un famoso pianista; salen a evangelizar y llegan
a un edificio, empiezan a tocar puerta por puerta, de repente de un apartamento
se escucha una música clásica a todo volumen; el pianista evangelizador dice: “¡Allí
tiene que vivir un músico, déjenme a mí compartir el evangelio!”. Tocan y tocan
pero nadie responde; el jefe del equipo le dice al músico, “sigamos, tal vez el
dueño de la casa está durmiendo”…, pero el pianista dice: “¡Eso es extraño!” Y
volvió a insistir. Por fin, un hombre sale y los invita a pasar, el hombre
dice: “¿Saben algo?, soy músico pero había resuelto poner fin a mi vida…”. De allí en adelante el
pianista tomó la palabra y al poco rato, los tres hombres se arrodillaron
porque aquel hombre “había pasado de muerte a vida”.
Estamos en Fort
Lauderdale en Florida, un grupo de amados hermanos viajaron desde Venezuela a
Estados Unidos; son evangelizadores. Reciben una semana de adiestramiento y
luego van casa por casa, en una ciudad del país en el que se supone, la gran
mayoría de sus habitantes son cristianos nacidos de nuevo, pero no es así.
Muchos estadounidenses son cristianos religiosos que necesitan a JESÚS; lo que
pudieran ser obstáculos, el sol fuerte y el idioma inglés, son vencidos, y al
final del evento, un mes después, sesenta personas forman una nueva iglesia.
Igualmente, en
otra ciudad norteamericana, Toronto en Canadá, tres jóvenes llegan a visitar a
un joven chileno-canadiense, él es un destacado jugador de fútbol, pero al
mismo tiempo, la violencia que domina en su barrio, lo hicieron convertir en
una fiera de las peleas callejeras y en los estadios. Uno de los jóvenes
evangelizadores toma la palabra, le expone el plan de salvación, y el
evangelizado acepta el regalo de la vida eterna en JESÚS. El joven nuevo
convertido al Evangelio empieza compartir su nueva fe con los que le rodean,
impacta a sus familiares, a sus amigos y conocidos; por su testimonio, más de
una veintena de personas vienen a la vida eterna en ese primer año de
convertido. Actualmente aquel hombre, conjuntamente con su esposa e hijos, son
misioneros en España. Son la primera pareja hispana que salen enviados desde
Canada.
¿Qué tienen todas
las historias en común? Pues, que no importa el evangelizador -Dios lo usará de
todas maneras-, no importa el país, el barrio, el idioma, el nivel social y económico,
el sistema político o cultural, lo que sí importa es obedecer a JESÚS, predicar
su Evangelio, porque alguna persona estará lista esperando por alguien que le
lleve el Mensaje de Salvación. Sea quien sea esa persona que esté por
convertirse al Evangelio, nos ayudará a cambiar al mundo, porque una gran
cosecha nos espera.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Tu nombre es digno de ser
alabado por tus hijos en toda la tierra. Hazme aprender que la evangelización
es la mejor forma de invertir nuestra vida en otros; que como la mujer
samaritana, tenga yo esa pasión evangelizadora, capaz de hacerme buscar a otros
con tu mensaje. Ayúdame a sembrar, a cultivar y a cosechar para tu honra y
gloria. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Evangelizar es una cruz
clavada en el alma del evangelizador y ésta lo obliga, por amor a su prójimo y
en obediencia, a ir a la zona incómoda.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
Excelente Blog Pastor Francisco Aular, es una manera de llevar el Evangelio a miles de personas, Dios le bendiga !!
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