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Lectura devocional: Gálatas
6:11-17
Yo traigo en mi cuerpo
las marcas del Señor Jesús. Gálatas 6:17b (RV60)
¿Qué tipo de marcas llevaba Pablo en su cuerpo? Una cosa es segura, no
eran los “estigmas” que le salieron a San Francisco de
Asís, ni al padre Pío, ni cualquier otro síntoma de un
misticismo religioso. No. Pablo se refería a sus sufrimientos por llevar el
mensaje de salvación y de la gracia
de Dios a su generación. El apóstol Pablo no vivió en un
convento, ni hizo un una suma de la teología cristiana en
un castillo de marfil, la pasión evangelizadora del Apóstol de los gentiles, lo llevó a
hablar de la unión de todos los
cristianos con Cristo por medio del nuevo nacimiento;
también habló del señorío de
Cristo, es decir, JESÚS es el SEÑOR y nosotros simplemente sus esclavos, así
que, las “marcas del Señor Jesús” son tanto corporales
como espirituales, y por eso dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual
me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20; RV60). Pablo pertenecía a
JESÚS en espíritu, alma y cuerpo.
Saulo de
Tarso había sido un hombre marcado por la religión, un judío tan conservador
que estaba dispuesto a encarcelar o a matar a los primeros cristianos al
considerarlos una amenaza a sus creencias ancestrales, pero al tener un encuentro
con JESÚS en el camino a Damasco, “repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo y cayendo en tierra oyó
una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:3,4). En
aquel momento, Saulo preguntó de rodillas: “¿Quién eres
Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón” (Hechos 9:5). Desde ese día, las marcas de
la religión se convirtieron en las marcas de una relación
que lo sellaron espiritualmente como el apóstol Pablo. ¡El fue el último de los apóstoles! Pero esas marcas de
JESÚS lo honraron de una manera indiscutible como el
hombre más importante del cristianismo después de JESÚS.
En efecto, Pablo se
entregó enteramente a extender el reino de Dios, y a
fundar las agencias de ese Reino, las iglesias locales,
que lo siguen siendo hasta el día de hoy.
¿En qué manera vemos la
pasión por JESÚS que Pablo mostró? Pablo estaba marcado por la humildad de JESÚS. No buscó alabanzas humanas, aunque tenía la
influencia de tres culturas: la hebrea, la griega y
la romana; hablaba cuatro idiomas: el arameo, el hebreo, el griego y el
latín. El arameo, el idioma del calor de
la familia, el hebreo, el idioma de la religión, el
griego, el idioma de la ciencia y la filosofía, y el
latín, el idioma del imperio y de
las leyes, sin embargo, pudo decir: “Pero lejos esté de
mí gloriarme, sino en la cruz del Señor Jesucristo, por
quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14). Y también
señaló: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancias, las he estimado como
pérdidas por amor de Cristo (…) mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura para ganar a
Cristo” (Filipenses 3:7,8; RV60).
Me puedo imaginar al
apóstol Pablo caminando por aquellas calles antiguas, todos lo reconocían,
judío, de baja estatura, de
contextura delgada por sus frecuentes ayunos, aquel pequeño cuerpo había
sufrido tribulaciones, necesidades, angustias, azotes, cárceles, tumultos,
trabajo, abandono de sus amigos y hermanos en la fe,
persecución de parte de los judíos
que lo acusaban de traidor; sufrió de
hambre con frecuencia, y unas cuantas veces, no tuvo dónde dormir, sus
compañeros de celdas eran alimañas y ratas; sumemos a
esto que la dictadura de Nerón no tenía piedad de ese hombre y estaba destinado a muerte; me quedo corto en
añadir todos esos sufrimientos, y a todos ellos se suma también su inmensa
soledad, “todos me han dejado” (2 Timoteo 4:16). Mientras espera su muerte,
escribe: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
En efecto, el apóstol
Pablo en medio de grandes sufrimientos y limitaciones, cumplió el propósito de
Dios para su vida. Pablo amó lo que JESÚS amó, extender el Reino de Dios,
llevar la Buena Noticia de salvación, el Evangelio a cada ser humano de su generación,
a cualquier costo, a cualquier
hora y en cualquier lugar. ¡Ese es el amor supremo por JESÚS!
Oración:
Padre eterno:
¡Ah, Señor, qué poco he
sufrido por tu causa! Que yo no tenga en vano el sufrimiento de
aquellos que llevaron tu mensaje y de los que lo llevan hoy. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de
hoy:
Nada ni nadie puede
detener a un hombre o una mujer marcados y apasionados por JESÚS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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