Francisco Aular
Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los
pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar
a los demás. 1 Corintios 13:3 (La Biblia en lenguaje actual)
No estamos aquí para enderezar el mundo como
sistema antagónico a Dios, por el contrario, tenemos que aprender a percibirlo
tal y como es, y ayudar a los seres humanos a salir de ese sistema. ¿Cómo vamos
a hacerlo? El amor es la respuesta. Pero, ¿cuál clase de amor? Veamos.
Durante los días en que el Apóstol escribió, existían
tres palabras en el griego cuyo significado era amor, las tres han sido traducidas
al castellano con el término "amor". El sustantivo eros y el verbo eran, tenían que ver con la
palabra para definir amor pasional, el amor entre sexos; es el amor físico, de
allí viene erotismo,
y que se define como la capacidad de excitar el deseo
sensual. Este es el amor para inflar el ego, y busca solamente la satisfacción
personal, la frase clave para este tipo de amor es: "Te amo si me das algo". No
aparece esa palabra en el Nuevo Testamento.
Fileo o philia
es el amor que denota calidez, intimidad y afecto para las personas más
allegadas a nosotros, como la familia, amigos íntimos y, también, los hermanos
de la iglesia philadelfia.
La frase clave para este tipo de amor es: "Te amo porque…", sin embargo, el cristianismo
necesitó una palabra que fuera mucho más allá de las emociones, y afortunadamente,
el griego ya la tenía: ágape.
Se diferencia del primero porque no busca lo suyo y del segundo porque no es el
resultado de nexos familiares o gregarios. La frase clave es "Te amo a
pesar de…", es un amor incondicional.
Pues bien, el cristiano nacido de nuevo está
capacitado por el Espíritu Santo, para accionar este tipo de amor que surge de
nuestra voluntad: "Y esta
esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón
por el Espíritu Santo que nos ha dado" (Romanos 5:5; NVI). Dios
produce en nosotros esta clase de amor, con el cual debemos amar a Dios y a
nuestros semejantes, esto es el fruto del Espíritu Santo: "En cambio, el fruto del
Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas" (Gálatas 5:22,23; NVI). ¡Son nueve virtudes que el Espíritu Santo
produce en el cristiano nacido de nuevo! ¡Éstas, entre muchas otras, ya viven
en nosotros! Pero tenemos que aprender a desarrollarlas y mostrarlas a medida
que crecemos en JESÚS.
¡Dios nos ama! ¡Son las buenas noticias que nos
trajo JESÚS! Nos ama con el mismo amor ágape señalado en 1 Corintios 13,
llamado el capítulo del amor. Su amor no está condicionado por nuestra
conducta: "Pero Dios demuestra su
amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió
por nosotros" (Romanos 5:8; NVI). Algunos piensan ser perfectos
moralmente, antes de venir a Dios. Eso sería como no ir al médico hasta
sanarse. Mi amado, mi amada, debemos ir a Dios tal como estamos y somos. No
obstante esto, podemos estar seguros que una vez, nacidos de nuevo por la fe y
la confianza en JESUS como nuestro Señor y Salvador, su gracia depositará en
nosotros su Santo Espíritu, el cual derramará su amor en nuestros corazones
para poder amar como Él ama.
Si no amo como Él ama, después de ser su hijo,
estaría metido en un dilema: "Queridos
hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo
el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque
Dios es amor" (1 Juan 4:7,8; NVI). Si somos hijos de Dios, tenemos
poder para amar por fe; si no amamos como Dios ama, no hemos sido salvos y en
consecuencia estamos perdidos, en otras palabras: Sin amor estoy en quiebra.
Oración:
Amado JESÚS, creo en ti, mi Cristo, porque me
llevaste hacia ti con el poder de tu infinito amor. ¡Creo en ti mi Señor y
Salvador!, por tu amor al humillarte y tomar un cuerpo humano; por tus
sufrimientos que no merecías; por la cuesta del Calvario que subiste y la cruz
que padeciste, y por la victoria de la Resurrección. Creo que compraste un
lugar para mí en el cielo, y en virtud de tu amor infinito, he puesto toda mi
confianza en ti, me he arrepentido de mis pecados y flaquezas, y como un
regalo, me diste tu perdón y salvación. Que yo sea ante todo, un monumento andante de tu amor, hasta el día en que esté
contigo para siempre. ¡Bendito seas Señor¡ Amén.
Perla de hoy:
Como hijos de Dios, todo lo que hagamos es amor en
acción.
Interacción:
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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