Francisco Aular
Ustedes siguieron nuestro ejemplo y el de nuestro
Señor, y aunque sufrieron mucho, recibieron ese mensaje con la profunda alegría
que da el Espíritu Santo. 1 Tesalonicenses 1:6 (La Biblia
en lenguaje actual)
"¡Pare de sufrir!"-dice el gancho
propagandístico de una secta latinoamericana-. Algunos de los directivos de
esta secta han logrado su propósito, dejaron de sufrir al menos por falta de
dinero, ellos han entrado al selecto club de los millonarios. Sin duda, la
primera función de un buen mercadeo es dar a los consumidores lo que quieren.
Ahora bien, ¿qué nos dice la Palabra de Dios, rectamente interpretada por más
de dos milenios? JESÚS nos advirtió, y Él mismo modeló para nosotros, el hecho
de que la vida humana, esta vida temporal, es una serie de conflictos, unos
tras otros: "Yo les he dicho
estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones,
pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo" (Juan 16:33; NVI). A sus
apóstoles, quienes habían visto morir crucificados a muchos enemigos del
imperio romano, les dijo: "Dirigiéndose
a todos, declaró: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí
mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su
vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará" (Lucas
9:23,24; NVI). En
efecto, las agencias misioneras nos hablan de los miles de cristianos que en
esta misma hora, en alguna parte del mundo, están sufriendo persecución, cárcel
y muerte, por ello, ¡no y mil veces no!, la señal de una vida cristiana victoriosa
no lo es una buena chequera, sino la cruz.
Pues bien, como la alegría es la fuerza del amor,
el verdadero hijo de Dios saca fuerzas del amor y tiene una alegría que no se
marchita, a pesar del sufrimiento: "Las dificultades que tenemos son pequeñas, y no van a durar siempre.
Pero, gracias a ellas, Dios nos llenará de la gloria que dura para siempre: una
gloria grande y maravillosa" (2 Corintios
4:17; La Biblia en lenguaje actual). El apóstol Pablo, uno de los
grandes en nuestra fe cristiana, estaba preso en una fría y oscura cárcel
romana, condenado a morir decapitado por el sanguinario Nerón, desde allí,
escribe a sus hermanos en la fe, y es grandioso ver cómo el Apóstol saca
fuerzas de su amor por el Señor y sus hermanos, y los exhorta: "¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he
dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!” (Filipenses
4:4; La Biblia en lenguaje actual).
¡Este es el cristianismo de la gracia cara, no de
la barata! De los doce apóstoles, incluyendo a Pablo, el último de ellos en el
orden de llamamiento, sufrieron hasta lo indecible por llevar el glorioso
evangelio por aquel mundo conocido, once murieron martirizados y solo Juan,
como JESÚS lo había dicho, murió en la vejez, de muerte natural. Su apostolado
no vino como resultado de los caprichos de una cúpula religiosa, sino de los designios de Dios antes de que el
mundo fuera. El punto es este: ¡Todos murieron con alegría!
He aquí, el testimonio de un cristiano que nació de
nuevo en una cárcel, y cuya carta ha llegado hasta nosotros, dice así: "En un rincón oscuro, he encontrado
alegría; en un lugar de amargura y muerte, he encontrado descanso. Mientras
otros lloran, he encontrado risa; mientras otros temen, he encontrado
fortaleza. Quién creería que en un estado de miseria he tenido gran placer, que
en un rincón solitario y oscuro, he tenido una gloriosa compañía, y en las
duras ataduras, perfecta paz…Todas estas cosas JESÚS me ha dado. Él está
conmigo, me consuela, y llena de gozo. Me quita la amargura y me llena con
fortaleza y consolación" (Hiran Almirudis. Antología de Homilías
Bíblicas, volumen V, p. 66). Detrás de esta carta está el testimonio de un
hombre que sacó alegría en medio del sufrimiento, porque la alegría es la
fuerza del amor.
Invitación:
He dedicado mi vida, desde el día en que tuve mi
encuentro con la verdad de Dios, a predicar este maravilloso descubrimiento: La
salvación es el regalo del amor de Dios por el pecador. Pero no se aplica al
pecador en forma universalista o automática: "No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21 RV60). Es necesario
hacer una decisión y una invitación para que el SEÑOR te perdone tus pecados,
te salve y more en ti para siempre. Si has comprendido lo que hemos estudiado
hoy, y nunca has hecho esta decisión, este es el preciso momento para aceptar
este amor de Dios en tu vida, ¿te gustaría aceptar el regalo de la vida eterna
en JESÚS, y confiar únicamente en Él para la salvación como dice su Palabra? Si
es así, ora conmigo…
Oración:
"Señor JESÚS, gracias por amarme, vengo ahora
delante de Ti sabiendo que soy un(a) pecador(a) y que Tu moriste por mí. Ahora
mismo me arrepiento de todos mis pecados y recibo con todo gozo el regalo de Tu
salvación, y te confieso como mi Señor y Salvador. ¡Gracias JESÚS por esta
salvación y ayúdame a sete fiel! Amén (Si has hecho esta oración con sinceridad y de corazón, eres salvo.
¡Bienvenido a la familia de Dios! Esto es apenas el comienzo de la verdadera
razón de por qué, estás en la tierra. Si quieres unirte a mi grupo discipular
en internet, y estudiar conmigo un material de discipulado inicial, escríbeme).
Perla de hoy:
La alegría del cristiano nacido de nuevo es JESÚS.
Teniéndolo a Él, lo tenemos todo.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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