Francisco
Aular
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado
trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Lucas 5:5
Entre los que pasaron a mi llamado, al final del mensaje
en aquel cierre de una Asamblea Anual de nuestra Convención se encontraba un
hombre entre la cuarta y quinta década de la vida. Me abrazó, y con voz
sollozante me preguntó: "¿Qué puede hacer un hombre que
ha trabajado toda la noche y ha fracasado cuando Dios le habla como esta noche
y lo envía a aguas profundas?”, “obedecer y dejarse
guiar por el Señor”, le respondí.
Aquel obrero se levantó de sus rodillas, volvió a su
casa, dejó lo que estaba haciendo y emprendió la vida discipular. Ser un
discípulo y hacer discípulos llegó a ser el propósito de su vida. Bajo la
dirección del Señor hizo grandes cosas para la obra de Dios. El ministerio fue
para él un deleite, nadie ni nada pudieron detenerlo, sólo la muerte podía
vencerlo y eso a medias, porque como dice la Palabra: "Sus obras
siguen". Puedo decir que hoy, a más de treinta años de aquella escena,
este amado hermano ha triunfado. Ahora está en la presencia del Señor; hace
poco murió, pero se fue dejando tras sí, varias congregaciones fundadas y
muchos discípulos, algunos de éstos, connotados líderes de la obra. ¡Alabado
sea el Señor!
Es fácil cuando uno está en la flor de la vida
entusiasmarse con la posibilidad de alcanzar el mundo para Cristo. Se tiene
toda una vida para lograrlo o por lo menos intentarlo. Para el discípulo que
como Pedro ha trabajado toda la noche y que ha fracasado, le es más difícil
responder a los grandes desafíos de la fe. Pero, ¿qué podemos hacer cuando Dios nos llama? Sólo confesar el fracaso de lo
pasado: "Maestro he trabajado toda la noche; no he logrado
nada. Señor tu sabes todo. Bajo tu dirección, me levanto y voy". Nunca es
tarde para obedecer al Maestro y en realidad, ningún esfuerzo en la obra de
Dios se pierde, porque nuestro Dios no patrocina fracasos.
Mi siempre admirado poeta evangélico venezolano José Gregorio
Rivas escribió un poema que se convirtió en uno de mis himnos favoritos, allí
nos habla claramente de lo que es ponerse bajo la dirección del Señor para
lograr una pesca efectiva y abundante. El domingo 23 de septiembre estará
cumpliendo sus 85 años, sirviendo al Señor en todo lo encomendado por él. Lo
comparto:
Toda la noche
I
Toda la noche Señor la he pasado, en el mar pescando,
ni un pececillo he podido atrapar, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
II
Nunca he podido Señor en el mar del mundo,
almas traer a tus pies, oh Jesús, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy delante de ti reconozco que un esfuerzo hecho bajo tu dirección
equivale a diez mil esfuerzos hecho en mis propias fuerzas. Te confieso mis
intentos meramente humanos para hacer tu obra, y me coloco bajo tu dirección;
lo hago en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No iremos muy lejos en la obra evangelizadora y
discipuladora si JESÚS no es nuestro Comandante en Jefe.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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