jueves, 12 de septiembre de 2024

LA BIBLIA: LUZ PARA EL CAMINO (2-2)

SELECCIONES
Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
VIERNES, 13 de septiembre de 2024
Lectura devocional: Salmo 119:25-32
Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni  desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”.
—Josué 1:8,9 (NTV).

¿QUÉ OCURRIÓ CON FRANCISCO PENZOTTI? Salió de aquella cárcel de el Callao, en Perú, y siguió predicando la Buena Noticia de Salvación, y el Libro que es su fuente: la Biblia. Murió a los 73 años de edad, el 24 de julio de 1925, y sus últimas palabras fueron: “Vale la pena servir al Señor, ¡qué lindo, qué lindo es morir!”. Francisco Penzotti recibió en su peregrinar por este mundo: Luz y fuerzas para el camino.

En efecto, estos héroes de nuestra fe que he nombrado, y muchos otros cuyos nombres “están escritos en el libro de la vida”, han demostrado que el resplandor de la Biblia es más fuerte que el brillo de la espada de los verdugos. Un ser humano guiado por la Palabra de DIOS es más fuerte también que las huestes de los césares y del poder temporal de los Atilas. 

Por consiguiente, la gloria de esos hombres poderosos vino y se fue, pero la Palabra de DIOS sigue iluminando al mundo. Así vemos: La vara de Moisés que quebrantó el centro del Faraón; la honda de David, un simple muchacho que dominó el escudo y la espada del gigante Goliat; el silencio de JESÚS que rompió el poder humano de Pilato, y la humildad y pasión de Pablo que derrumbó el trono de los emperadores romanos.

Igualmente de ese mismo proceder de creerle a DIOS y su Palabra, contamos a Martín Lutero, quien clavó sus 95 tesis en las puertas de la capilla de Wittemberg, y ellas destruyeron el poder de Carlos V; del mismo modo, la predicación encendida de Juan Wesley salvó a Inglaterra y a la humanidad de una catástrofe, y produjo el Gran Avivamiento que hizo posible que Diego Thompson y José Lancaster llegaran a las costas de América Latina con miles de Biblias, y a pesar de las muchas luchas, nosotros somos el fruto de la semilla sembrada con sangre, sudor y lágrimas. Al final puso, la Biblia en nuestras manos:

“Dios mío, no me hagas quedar mal,
pues confío en tus mandamientos
y he decidido obedecerlos.
No me tardo en cumplirlos
porque me ayudaste a entenderlos”.

  Salmos 119:31,32 (TLA)

No puedo terminar esta Perla, sin contarle una ilustración que la siento en todo mi ser. Mi madre era una campesina, ella y yo recibimos el regalo de la Vida Eterna en JESÚS. Ella tendría 25 años y yo, cinco años nada más. Fuimos al primer culto evangélico que se celebró en el pueblito  de Marincito, donde yo crecí. 

Aquella noche, los hermanos que hicieron el culto se lucieron poniendo las lámparas de kerosene; pero en aquella ocasión, solo asistieron dos personas  al culto, mi madre y yo. Ambos hicimos una decisión de fe,  pasamos al frente, y el pastor y su esposa oraron por nosotros. Años después, yo enfermé gravemente de paludismo. Con mis nueve años encima. 

Mi madre me llevó a San Felipe, la ciudad capital del Estado Yaracuy, en donde nací. Había resultado que mis padres habían hablado con unos familiares que me trasladaron  a Caracas para ser hospitalizado. El único problema fue que yo no supe nada de esas negociaciones.  Un primo me sacó de paseo, y al regreso mi mamá no estaba. No les miento, esa noche 19 de mayo de 1955, no dormí. Sin embargo, me consolaba que en una pequeña maleta, mi madre acomodó, además de mis pocas pertenencias, un Nuevo Testamento, varias selecciones de los Evangelios y algunos tratados…  ¡Gracias al SEÑOR, aquí estoy! 

Madre, he aquí tu Biblia

Francisco Aular

“El cielo y la tierra pasarán, 

pero mis palabras jamás pasarán”.

—Mateo 24:35 (RV60)

Madre, he aquí tu Biblia

puesta por ti en mi maleta

cuando nos despedimos

sin que yo mismo supiera…

Muchas noches, pasé

Leyéndola cual poema

Y sentí la paz de DIOS

Porque no te tenía cerca…

Ese Libro vive en mí,

Llevo conmigo su esencia:

Es el Libro de los libros,

Trajo Vida a mi existencia.

Me transforma cada día

Llena de paz mi conciencia

Es lumbrera en mi camino

siento de DIOS Su presencia

en medio de mi aflicción

o cuando enfrento problemas,

no me doblegan las luchas

me enseña la resiliencia…

Madre, los años pasaron

Tengo nieve en mi cabeza

Tu Biblia y tus recuerdos

en el camino me llenan…

Siguiendo siempre el sendero

de esta mi fe evangélica:

¡La Biblia está viva madre!

¡Porque JESÚS está en ella!

Aquí voy con mi familia,

Vamos todos a la iglesia…

¡Bendita sea la Biblia!

¡Bendita sea tu herencia!

“Cielo y tierra pasarán;

Pero Tu Palabra queda”.

Madre, he aquí tu Biblia

puesta por ti en mi maleta

cuando nos despedimos

sin que yo mismo supiera…

 

Cochrane, 12 de septiembre de 2024 

 

Sí mis amados, ¡la Biblia es el Libro al cual le debo todo! La Biblia ha sido y seguirá siendo: Luz para el camino.


¡Adelante, siempre adelante!


Oración:

Amado PADRE Celestial:

¡Gracias por el esfuerzo, pasión y triunfo de aquellos que nos trajeron la Palabra de DIOS! Por eso, ¡anhelo obedecer tus mandamientos! Sigue dándome vida y el gozo de servirte a través de tu Palabra, hazme andar por el camino de tus mandatos, porque allí es donde encuentro la felicidad, y la verdadera vida. Ayúdame a predicar tu Palabra con valor, fe, esperanza, amor y perseverancia. En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:

La Biblia señala el camino y nos ilumina juntamente con el poder del ESPÍRITU SANTO al decirnos cómo nacer de nuevo y cómo crecer hasta la plenitud de JESÚS. 

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