Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Efesios 5:23 (RV60)
En los escritos paulinos encontramos esta verdad: Tanto la Familia como la Iglesia, tienen directrices muy similares: ¡Vemos que la familia es la iglesia en miniatura; la iglesia es la familia grande! Ambas instituciones fundadas por DIOS.
En efecto, JESÚS es el fundador de la Iglesia, y por lo tanto, Él es la cabeza de la Iglesia. La primera vez que JESÚS habló del propósito de establecer su Iglesia fue cuando le preguntó al apóstol Pedro: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, y Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16 RV60). Esta declaración de Pedro es la piedra fundamental sobre la cual JESÚS edificó su Iglesia: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
En efecto, sólo JESÚS el “Hijo del Dios viviente” es digno de ser la cabeza, y al mismo tiempo el fundamento de su Iglesia. Esto quedó bien claro en todo el Nuevo Testamento, de allí que Pablo, que tuvo el honor de ser el primero en sistematizar la teología cristiana, escribiera, inspirado por el Espíritu Santo, este himno sobre JESÚS:
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero”. (Colosenses 1:15-18 NVI).
También escribió: “Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11 NVI). ¡Sí, JESÚS es la piedra de la Iglesia!
JESUS es la Iglesia y la Iglesia es JESÚS; por eso es que la fundación de las iglesias que honran y sirven al “Hijo del Dios viviente” es tan importante en el Nuevo Testamento, como muestra, el Libro de los Hechos de los apóstoles es una recuento de fundaciones de iglesias, inmediatamente después que el Espíritu Santo hiciera su entrada como el Espíritu que da poder, dirección, dones y sabiduría a hombres y mujeres, que llenos de ese poder salieron y se ganaron el siguiente comentario de sus enemigos, “estos que trastornan al mundo entero también han venido acá”. ¿Cómo trastornaban al mundo? Con el mensaje del regalo de la vida eterna en el “Hijo del Dios viviente”. Pedro ratificó lo que el SEÑOR le había enseñado, y delante de las autoridades religiosas judías en Jerusalén proclamó: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11-12).
Igualmente, este amor supremo de los apóstoles por JESÚS y por su Iglesia se manifiesta, en que no sólo sembraron iglesias por aquellos lugares por donde fueron, sino que también tuvieron constante preocupación por los nuevos convertidos y por las nuevas iglesias; a las iglesias son dirigidas, predominantemente, las Cartas o Epístolas apostólicas, poniendo disciplina y orden, como el caso de la primera a los Corintios; un resumen de la “Teología de la Iglesia” como lo es la Epístola a los fieles y cristianos maduros de Éfeso; igualmente, el mensaje del Espíritu que es escrito por Juan a las siete iglesias del Asia Menor, en el Apocalipsis que contiene la revelación de los planes de DIOS, tanto para aquellos días como el futuro, junto con sus reprensiones, promesas y alabanzas.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE DE LA IGLESIA:
Gracias Señor por haberme traído desde hace 58 años a tu iglesia para entrenarme en tus caminos y aprender a servirle a mi prójimo con todo gozo y entusiasmo. Ayúdame a servir como tú lo harías. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La iglesia se compone de gente como tú y como yo, nosotros debemos hacer de ella lo que DIOS quiere que sea.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de Su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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