Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Isaías 53:4-6
Versículo de hoy:
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre él
los pecados de todos nosotros.
(Isaías 53:6, NTV)
II
En mi Biblia dice el profeta Isaías
JESÚS, es nuestra bendición,
Él se hizo maldición
en la cruz, JESÚS completaría.
El cumplimiento de las profecías
La salvación tan soñada
por los siglos esperada:
JESÚS el SIERVO sufriente,
hizo que toda la gente
¡no necesite más nada!
Recientemente, me volví a encontrar con esta cita del doctor Kendell Easley, que me gusta en gran manera: “A través de Cristo, Dios en su gracia está edificando un reino de personas redimidas, para el gozo de ellas y para la gloria de Él”. En eso andamos.
En realidad, el ser humano, es pecador y no puede salvarse a sí mismo:
“Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios”. (Romanos 3:23, NTV); también nos repite la misma idea en Efesios 2:8,9 (NTV):
“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo”.
Por otra parte, la Biblia señala que, DIOS es amor y misericordioso, y desde luego no disfruta castigarnos:
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16, NTV); “pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. (1 Juan 4:8,NTV). Por otra parte,
la Escritura también dice que, DIOS es justo y tiene que castigar al pecado que vive en todos nosotros los pecadores:
“Yo derramo amor inagotable a mil generaciones,
y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado.
Pero no absuelvo al culpable”. (Éxodo 34: b).
¿Cómo pudo DIOS resolver este dilema? ¿Y satisfacer tanto Su amor como Su justicia? Allí entra, Isaías con su visión profética. 700 años después, vendría nuestro SIERVO SUSTITUTO. JESÚS, el HIJO de DIOS, me sustituyó en la cruz.
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre él
los pecados de todos nosotros.
(Isaías 53:6, NTV).
Lo ilustraré de una manera personal que me toca en los más profundo del ser. Me lo han oído, otras veces. Yo tenía 9 años de edad, cuando llegué muy enfermo al Hospital de Niños en Caracas, la Capital de mi país, Venezuela. El médico de emergencia era un hombre de unos 40 años de edad. Inmediatamente, me hicieron los exámenes pertinentes, y en la sangre, solo salió espumas. En aquel tiempo no había banco de sangre, así que el galeno le dijo a mi madre de crianza: —“¡Busque un familiar que pueda ayudar al niño que necesita sangre y tráigalo urgente!”. Ella salió a buscar a otros familiares, y me condujeron a una cama y corrieron las cortinas. A poco tiempo después escuché la conversación entre mi madre, llorando y el médico:
_”¡Ay doctor, lamentablemente, nadie pudo venir!”.
— ¿Cómo puede ser?, el niño, no puede esperar más”. respondió el médico. —Váyase tranquila, lo dejaremos hospitalizado ¿qué otra cosa podemos hacer? —La buena mujer, se fue.
Yo sentí que me moría…Entonces, oí la voz del doctor que le preguntó a la enfermera: —¿Qué tipo de sangre tiene el niño? Ella se lo dijo. Con evidente sorpresa, el médico, dijo: —¡Chica, yo tengo el mismo tipo de sangre del niño!… ¡Abre las cortinas mientras yo busco una camilla para mí! En aquellos años las transfusiones se hacían de brazo a brazo… El doctor, desnudó su brazo y lo puso paralelo hacia el mío.
Unos 66 años han pasado en el calendario, pero no lo he olvidado… ¡Qué DIOS bendiga a aquel médico si todavía vive! Aquel hombre había sido un siervo sustituto, él tomó el lugar de algún familiar que nunca llegó.
Les hago saber también, lo que ya mi esposa y mis hijos saben. Cuando voy manejando y paso, frente a un hospital, levanto mi mano derecha hacia y bendigo tanto a médicos como pacientes y demás que trabajan en ese hospital. En el hospital se lucha entre la vida y la muerte. En esos lugares ocurren milagros a cada instante. Todo mi humilde gesto va en honor y recuerdo de aquel apóstol de la medicina, que dio su sangre por mí. ¡Desde luego, en esta hora en que escribo estas cosas, se me nubla la vista y casi no veo el teclado!... ¡Es gratitud!
¡Adelante, siempre adelante!
PADRE DEL SIERVO SUSTITUTO:
Gracias por haber enviado a tu HIJO Amado a dar Su preciosa sangre por mí…JESÚS tomó mi lugar, me sirvió de sustituto, delante de ti. Yo debería estar allí y pagar por mi pecado. Predicar esta salvación como tu Regalo tan grande y eterno, es mi único mensaje y los será hasta que tú en tu gracia y misericordia, me lo permitas. Ayúdame a serte fiel. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El SIERVO SUSTITUTO dio Su vida por ti ¿Qué has dado tú por Él?
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de Su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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