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Lectura devocional: Efesios 2:1-10
"La gracia sustentadora no promete ausencia
de aflicciones sino la presencia
de Dios.” Max Lucado.
Gracia es quizás la palabra más admirable y hermosa que tenga la Palabra de DIOS. Podemos definir la gracia como “la provisión amorosa y misericordiosa de Dios para la necesidad del hombre perdido. El hombre, en su estado natural es egoísta, egocéntrico y orgulloso; se halla esclavizado por Satanás, y espiritualmente muerto en delitos y pecados. Debido a su naturaleza pecaminosa, el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo” (Fe y Mensaje Bautistas). Con mucha razón el Apóstol de los gentiles dijo al despedirse de sus discípulos en Mileto que tenía una sola pasión en la vida “dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. (Hechos 20:24).
De hecho: la Biblia nos dice que el ser humano sin CRISTO está “muerto en sus delitos y pecados” (Efesios 2:1,2). Yo que trabajé en una sala de autopsias de un hospital por más de cinco años y vi tantos cadáveres, nunca escuché un “ay” … de ninguno de ellos. ¿Ha visto usted a algún muerto hacer algo por él mismo? No. Nunca lo verá. Esta es una gran verdad porque algunos que están muertos según DIOS, no tienen la vida verdadera y eterna, “Zoé”, están vivos con la vida humana, “bíos”, nada más. En realidad están muertos como bien lo dijera el poeta Antonio Muñoz Feijoo:
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fría,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
Consideremos que, un muerto lo que necesita es vida, y JESÚS es la Vida: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6, RV60). Igualmente, JESÚS afirmó: “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24, NTV). “… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:10b). Por eso, pudo dar esperanza a los familiares y amigos de su discípulo Lázaro al traerlo de nuevo a la vida “bíos”. Sin duda, Lázaro volvería a morir, así que se refería a la Vida Espiritual, la vida que vino del cielo: ¡JESÚS mismo!: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25, RV60).
¿Saben? Hubo un tiempo en que yo también estuve muerto. Mis amigos me hablaban de JESÚS como la Vida, pero yo continuaba muerto; me invitaban a sus reuniones, cantaban leían la Biblia y hasta me predicaban, y yo, allí insensible, yerto en un mármol frío. Hasta fui a escuchar al gran evangelista estadounidense Billy Graham (yo pensaba que él era un cantante de rock and roll…) y nada ocurrió porque como muerto yo pensaba con la mente de un muerto en relación con DIOS, y el bendito sonido del Evangelio sólo me olía a religión, y decía: “Yo tengo una religión, yo hago buenas obras, yo soy bueno y no le hago mal a nadie”, pero seguía muerto. ¡Hasta que un bendito día, el chispazo de la gracia divina abrió mis ojos!, y me vi a mí mismo camino a la perdición eterna y lejos de DIOS; se abrieron mis oídos y pude escuchar las palabras más hermosas que jamás había oído: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
En efecto, como un dedo venido desde el cielo tocó mi corazón, mi mente; se cayeron las vendas de mis ojos, y miré a JESÚS con los ojos de mi espíritu, y ese toque de la gracia, de Su bendita gracia, me despertó de la muerte y me dio Vida. Ahora puedo decir como el Apóstol: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20, RV60).
Ahora bien, esto no quiere decir, que no sufra, no tenga problemas como los que andan todavía “muertos en sus delitos y pecados”, todavía no soy perfecto, pero en medio de las circunstancias de la vida, me aferro a mi nueva Vida, y soy más que vencedor. El Apóstol Pablo, antes de dar su vida por la fe, también sufrió, oró a Dios y esta fue la respuesta: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:19, RV60). Así es el despertar de la gracia y su acción en nosotros al dejarla actuar.
Oración:
PADRE JUSTO:
Gracias SEÑOR porque un día viste que yo no tenía en mi mismo ningún mérito para llegarme a ti; pero por tu gracia me diste el nuevo nacimiento y la nueva vida por medio tu amado Hijo, lleno de meritos, “lleno de gracia y verdad”. Ayúdame a decir a los demás que hay Vida de en JESÚS. Amén.
La fe es el chispazo de DIOS que activa en nosotros la salvación por gracia.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento para obedecer?
¿Existe algún pecado para evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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