Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional:
Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo,
advertimos a todos y enseñamos a todos
con toda la sabiduría que Dios nos
ha dado. Queremos presentarlos
a Dios perfectos en su relación
con Cristo. Colosenses 1:28 (NTV)
El doctor Billy Graham, -no tengo dudas en llamarlo el predicador más importante del siglo XX-, dijo: “Ser cristiano, no nos cuesta nada; ser discípulo de Cristo, nos cuesta todo”. En esa misma idea el SEÑOR JESÚS, demanda: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.( Lucas 9:23 RV60).
Por lo tanto, el discipulado para un cristiano de nuevo, recién nacido, no es una opción para quien lo ha llevado a los pies de CRISTO, tampoco lo es para la iglesia. La responsabilidad de “presentarlos a Dios perfectos en su relación con Cristo” corresponde al evangelizador y a la iglesia que lo ha enviado. ¡El discipulado es la tarea principal del evangelizador y de la iglesia!
Hoy en día la educación me puede llevar hasta un doctorado pero el discipulado cristiano me lleva a la cruz y que todo mi ser proyecte una personalidad como la de CRISTO. En efecto, el cristiano nacido de nuevo es poseedor de un carácter maduro (perfecto) como el de Cristo, en la medida en que ese nuevo creyente, sea intencionalmente, forjado para el ser y el hacer cristianos. El Apóstol a quien nadie puede superar tampoco como discipulador eficaz, dice:
“Es por eso que trabajo y lucho con
tanto empeño, apoyado en el gran
poder de Cristo que actúa
dentro de mí” (Colosenses 1:29, NTV)
“Trabajo y lucho con tanto empeño” …Dicen los especialistas en el griego, traduce la idea del trabajo del esclavo, un esfuerzo físico y mental de sol a sol, y todavía el retorno a casa, le seguía las tareas del hogar. Todavía recuerdo la experiecia de aquellas marchas del comienzo de la evangelización de nuestra Convención Nacional Bautista de Venezuela. Entrenábamos a los marchistas, y a también a los directivos en las siguientes herramientas espirituales sobre como orar, como evangelizar, como discipular y como vivir la vida llena del poder del Espíritu Santo.
¿Cómo forjar discípulos?
Los marchistas forjados en aquel primer Adiestramiento de 1977, en ser discípulos para hacer discípulos, hicieron mucho más. Esos jóvenes, fueron obedientes yendo por las calles, plazas y casas, llevando el evangelio persona a persona, durante un mes. Eso marchistas durmieron mal, comieron poco. Lloraron y sudaron mucho. Los nuevos convertidos, fueron tantos que tuve que decirles: “¡No evangelicen más!” “¡Todos a discipular!” Porque desde el principio de aquel esfuerzo evangelizador, incluímos, la responsabilidad paternal en CRISTO del evangelizador. No estamos tan interesados en números sino en las personas nacidas de nuevo que deben ser frutos preciosos para el Reino de Dios, y luego, ellos mismos ser discipulados y enviados para alcanzar a sus comunidades para CRISTO, como ellos fueron alcanzados.
¿Estudiantes o discípulos?
Ahora bien, los sistemas educativos académicos tanto en lo secular como en lo religioso se ocupan con el hacer lo mejor por sus estudiantes, hasta graduarlos. El discipulado va mucho más allá, los discípulos “aprendices”, están en un proceso que dura toda la vida. Los discípulos deben mostrar en el conocimiento y su personalidad: tanto el ser como el hacer, lo que llamamos la Vida triple “D”: Devocional, doctrinal y discipular.
“Y el mismo Dios de paz os santifique
por completo; y todo vuestro ser, espíritu
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor
Jesucristo”. (1 Tesalonicenses 5:23, RV60).
¿Qué es la Gran Comisión?
JESUCRISTO, ya resucitado y a pocos instantes de irse a la Presencia del PADRE en aquel monte desconocido de Galilea, dijo: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:19,20, NVI). “enseñándoles a obedecer” … ¡Este mandato se convirtió en la fuerza impulsora de la obra evangelizadora y misionera! Tan importante es esta orden que los evangelistas, la repiten tanto en los cuatro evangelios como en el Libro de los Hechos de los apóstoles.
¿Cómo surge el término de la Gran Comsión?
El misionero holandés Justinian von Weltz (1621-1688) Fue el primero que nombró al mandato de JESÚS, la Gran Comisión. Más tarde, Hudson Taylor (1832-1905) Lo hizo popular hasta nuestros días. Pero creo sin lugar a dudas que quienes la hemos hecho nuestra razón de ser y hacer, somos los bautistas del sur. ¡Eso explica la expansión de este organismo desde 1845 hasta hoy!
El discípulo que estoy llegando a ser
Y, perdónenme otra vez por acudir a mis rescuerdos: fui alcanzado para CRISTO por una pareja misionera, viene a mi mente mi amado pastor Carlos Clark, cuando un domingo habló sobre la Gran Comisión. Era la primera vez que yo oía aquel termino, pero allí sentado, le oré al SEÑOR, diciéndole: “¡Yo seré un misionero de tu Gran Comisión!” ¡Misionero de la Gran Comisión! Eso es lo que estoy llegando a ser día tras día. Cuando descubrí como orar, evangelizar y discipular sabía que esto sería mi misión historíca que cumplir a la luz del Reino de DIOS. ¡No sé cuantos días me queden sobre la tierra pero estoy siendo un discipulo que forja discípulos que sean y hagan discípulos a otros! ¡No hay tiempo que perder!
¡Qué definición!
Muchas definiciones he leído y tambien me atrevo a decir, he escrito. Pero la que me gusta es la doctor Bill Bright, quien define la Gran Comisión de una manera que me llega: “La Gran Comisión de nuestro Señor Jesucristo es el más grande planque ha sido propuesto al género humano; es presentado por la más extraordinaria persona que ha vivido, respecto del mayor poder revelado a los hombres y conteniendo la más grande promesa que se registra en la historia”…
Escalpines ¿Azules o rosados?
Mientras tanto, oro, me esfuerzo y espero porque en la “Nueva normalidad”… que el mundo está enfrentando. Nosotros que somos miembros de las iglesias por tanto años. Que tenemos la dicha de poseer como un regalo de DIOS, el ser nacido de nuevo y de esa manera llegar a formar parte de Su reino. ¡No podemos seguir siendo “niños en CRISTO”, esperando que la iglesia haga todo por nosotros; que nos calcen los escalpines azules o rosados! ¡Me parece oír a los lejos los cascos de los caballos de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis! ¡En el nombre de JESÚS, levántate y madura de una vez, ponte en marcha! ¡Haz algo: ora, evangeliza, discipula!
¡Adelante, siempre adelente!
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