Francisco
Aular
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Lectura
devocional: Mateo 26:36-44
Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: “¿No
pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?” Mateo 26:40 (NTV)
La oración (2)
Francisco Aular
La oración, amigos, es comenzar
con la alabanza.
Es hallar dentro de nosotros mismos
un acto de sumisión del alma.
Es ponerse de acuerdo con Dios
en un trato de admisión declarada.
Es sumergirse en las promesas de la Biblia
hasta que esté nuestra vida saturada.
Es velar contra el enemigo
que intenta destruir nuestra eficacia.
Es interceder por otros, nombre por nombre
hasta que DIOS derrame de Su gracia.
Es pedir por nosotros mismos y disfrutar
su vida en abundancia.
Es concentrarse en la fidelidad de DIOS
y rendirle acción de gracias.
Es elevar cánticos espirituales
y destruir las emboscadas.
Es meditar profundamente en la conversación
del corazón y la Palabra.
Es encontrar el derrotero diario
y del Espíritu Santo, la llamada.
Es concluir como empezamos, porque con
la alabanza está sellada.
¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Porque la oración es tener compañerismo con
DIOS, y en esta comunión con el Eterno, las posibilidades infinitas del ser
humano, se unen al poder infinito de DIOS. La historia bíblica nos pone a la
primera pareja de seres humanos en una constante comunión con su Creador; luego
vino la caída en la desobediencia, y tener comunión con DIOS se convirtió en
una tarea en vez del gozo que debiéramos poseer al saber que la oración es un
privilegio y una responsabilidad de todo hijo de DIOS. Sin embargo, DIOS ama al
ser humano y anhela y busca la amistad con Él.
¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? JESÚS fue ejemplo perfecto de amistad con Su
Padre celestial: Él oró. Como Hombre perfecto, Él necesitaba estar en constante
relación con el cielo porque de allí vino. Oró tanto en la soledad como en la
compañía de sus discípulos: “Después de despedir a la gente, subió a las
colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche.”(Mateo
14:23 NTV) Los discípulos también lo vieron orar por las mañanas como lo relata
San Marcos “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a
un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1:35 RV60) El SEÑOR se hizo famoso
por las señales y milagros que hacía, sin embargo, la fama no lo distrajo de la
comunión con Su Padre: “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha
gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba
a lugares desiertos, y oraba.” (Lucas 5:14,15 RV60) Los discípulos de JESÚS,
viendo el deleite que tenía en Su amistad con el Padre, le solicitaron que les
enseñara a orar: “Aconteció que estaba Jesús orando en un
lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a
orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.” (Lucas 11:1 RV60) Así surgió
Su famosa oración de El Padre Nuestro, aquí es claro que aunque debemos saber
de memoria esa maravillosa oración, no es tanto para rezarla sino para orarla:
“Y orando, no uséis vanas repeticiones como los gentiles, que piensan que por
su palabrerío será oídos.” (Mateo 6:7RV60). Teniendo esto en mente, El Padre Nuestro
que aparece en Mateo 6:9-13, es un modelo de los elementos que deberíamos
incluir en la oración, en nuestra conversación con DIOS, esto incluye:
Dirigirnos a DIOS con respeto y reverencia “Padre nuestro que estás en los
cielos”; con alabanza por lo que Él es “Santificado sea tu nombre”; orar por la
esperanza del establecimiento del dominio absoluto de DIOS sobre la tierra
“Venga tu reino”;reconocer la soberanía de DIOS “Hágase tu voluntad como en el
cielo, así también en la tierra”; nuestra petición que DIOS provea para
nuestras necesidades “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”; el reconocer
que somos pecadores que necesitamos perdón “Y perdónanos nuestras deudas”; y
mostrarnos amplios en perdonar a los que nos han ofendido “como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores”; pedir la protección de DIOS para mantener
puros delante de Él y nuestro prójimo “Y no nos metas en tentación, más
líbranos del mal”; terminar nuestra oración con alabanzas por lo que Él es
“Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”.
¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Este desafío del SEÑOR JESÚS, es hoy tan necesario como aquella noche en
que Él, fue entregado para su crucifixión. Siendo verdadero DIOS, JESÚS, no
tenía necesidad de que orarán por Él, la oración es necesaria y urgente por y
para nosotros, los humanos. Los cristianos nacidos de nuevo debemos “velar”, es decir, estar
pendientes del mover de los tiempos difíciles en que vivimos y nuestra
fragilidad delante de ellos. Solamente velar en la oración, un tiempo al día en
tal forma que se haga un hábito cotidiano, nos dará la fortaleza para andar en
oración todo el día.
Ciertamente, mediante la oración penetramos en
la atmósfera del Reino de DIOS, y podemos verificar por nosotros mismos los
innumerables recursos y los tesoros que DIOS tiene a nuestra disposición, como
lo dijo el profeta: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3 RV60). ¡Volvamos a la oración!
Oración:
Padre nuestro que estás en los cielos:
Te exaltamos en este día por tu gran misericordia para
con nosotros. Eres digno ser alabado. Tenemos la esperanza en que volverás
pronto a establecer tu reino. Anhelamos que tu santa voluntad se haga en la
tierra como en el cielo. Venimos delante de ti para exponerte nuestras
necesidades de pan, seguridad en nuestro andar y que tu poder nos librará de
todo mal. En esta hora confesamos nuestros pecados y los pecados de nuestra
nación, perdónanos Señor. También ayúdanos a perdonar a nuestros ofensores. Ya
sentimos muy cerca de nosotros que vienes desde el cielo con poder y gloria que
son tuyos por todos los siglos. Amén
Esfuérzate
en la gracia de DIOS para hacer grandes cosas para Él, como si todo dependiera
de ti; pero ora intensamente porque todo depende de Él.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento a obedecer?
¿Existe
algún pecado a evitar?
¿Existe
un algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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