Francisco Aular
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VIERNES, 23 de agosto de 2019
Lectura devocional: Salmo 139:13-18
Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.¡Te
alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo
sé muy bien! (Salmo 139:13-14, NVI)
¡Hoy es mi turno! Millones
de seres humanos poblamos este planeta convulsionado, pero ninguno tiene mis
huellas dactilares ni el ritmo de mi corazón. ¡Soy único! Hay promesas de éxito
en la vida cristiana, y por ello soy un
vencedor a tiempo completo. Imposible contar los millones de personas
que llegaron, vivieron y se fueron, ellos tuvieron esta vida como una
asignación temporal, al igual que yo, pero ya su tiempo pasó.
¡Hoy es mi turno! Y quiero aprovechar
la brevedad de mi vida en pensar mejores cosas, decir mejores cosas y hacer
mejores cosas: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna,
en esto pensad” (Filipenses 4:8; RV60). DIOS está conmigo, no puedo perder. Por
mi nuevo nacimiento he llegado a ser un hijo de DIOS; tengo Su presencia en mí;
mi vida tiene un propósito, y tengo paz con DIOS porque me ha perdonado todos
mis pecados. Así que, teniendo a
JESÚS, lo tengo todo. Estoy completo en CRISTO, no tengo nada que buscar en
este mundo pasajero y vanidoso, no tengo nada que perder, ya que “con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Mi vida y mi muerte están en las manos
de DIOS; nada ni nadie puede separarme de DIOS, ¡ni yo mismo!... Eso explica
por qué puedo contentarme cualquiera sea mi situación (Filipenses 4:11). Las
circunstancias no me cambian, pero el SEÑOR y yo sí las cambiamos. No soy un
termómetro que nada más registra la temperatura, sino un termostato que la
cambia: “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 RV60).
Si el
éxito de la vida humana consiste en conseguir lo que se desea, entonces JESÚS
vino a mi rescate, me encontró y me salvó, para eso nací. Por ello, teniendo a
CRISTO ya soy exitoso, mucho más de lo que me merezco. Si la felicidad es
apreciar lo que se ha conseguido, entonces puedo decir que amo a JESÚS, Él y
solo Él es el Comandante en Jefe de mi vida y viviré para su honra y gloria.
¡Hoy es mi
turno!
Asumo mi realeza como hijo del gran Rey. Levanto mi frente y salgo a la
conquista del mundo utilizando como arma el amor de DIOS que derramó en mi
corazón (Romanos 5:5), hasta levantar un imperio para la gloria de DIOS.
¡Hoy es mi
turno!
Soy un soldado de JESÚS: “Tú pues sufre penalidades como buen soldado de
Jesucristo” (2 Timoteo 3; RV60), por lo tanto: “Ninguno que milita se enreda en
los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2
Timoteo 2:4; RV60). Ciertamente,
la vida humana es breve, pero la vida espiritual, que JESÚS da como un
regalo es para siempre (Juan 10:10b); como dijo el gran misionero Jim Elliot:
“No es ningún tonto el que cambia lo temporal por lo eterno”, pero hoy es mi
turno para vivir ambas vidas con plenitud. Este paréntesis que ha abierto la
eternidad a mi favor, lo cerraré con un extraordinario triunfo. Sé que no
volveré a tener otro cuerpo como el que tengo en el presente. Conozco
mi finitud, pero
hoy es mi turno, Dios por su gracia me puso aquí y haré que este cuerpo sea
hueso de sus huesos: “Porque somos miembros
de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” (Efesios 5:30, RV60).
¡Hoy es mi
turno! Me
levantaré desde las cenizas de mis derrotas y fracasos, una y otra vez:
"Porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará;
los malvados en cambio, se hundirán en la desgracia" (Proverbios 24:16;
RV60). Porque todo lo puedo en CRISTO; la victoria final me
espera y no la haré esperar más, porque hoy es mi turno para triunfar. Pondré
alas a la esperanza y con ella volaré a cumbres elevadas.
¡Hoy es mi turno! Y tengo
un destino eterno y una misión histórica que cumplir. No estoy aquí para
consumir nada más, sino para dar y gastarme en lo que soy, un hijo de DIOS.
Este momento histórico es único, no desperdiciaré ni un segundo de él. Soñaré
grandes sueños. Me empinaré sobre ellos y simplemente: ¡Viviré! Porque: ¡Hoy es mi turno!
Oración:
Digno eres Padre de mi alabanza en este día, gracias por permitirme ser
el humano que has hecho de mí, y por hacerme un soldado de tu milicia; no puedo
dividir mi lealtad y solo a ti serviré. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
Cuando naces de nuevo,
llega tu turno para disfrutar a plenitud de ser un hijo de DIOS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe aguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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