Francisco
Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Romanos
15:7-13
Que
el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en
él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos
15:13 (NVI)
El
salto formidable
El doctor
Emeterio Gómez, economista, filósofo y catedrático venezolano, convertido desde
la fila del ateísmo, escribió: “El Cristianismo es el salto formidable de una
visión del Hombre centrada en lo natural, la necesidad, la Razón, la
exterioridad y el mundo, a otra centrada en el Espíritu, la libertad
individual, la interioridad, el alma, la conciencia y la persona. Pero es,
sobre todo, el salto espectacular del pensamiento inerte a la calidez de los
sentimientos y, más aún, ¡a la dureza de los sufrimientos! De los conceptos y Esencias
abstractas, muertas y vacías, a la Existencia, a la vida concreta y fáctica,
"de carne y hueso.” (Emeterio Gómez,
El cristianismo: la gran esperanza,
El Universal, Caracas,
domingo 29 de marzo, 2009.)
El
desafío viviente
Como
consecuencia, desde los primeros siglos del Cristianismo hasta nuestros días,
los discípulos de JESÚS han sido un enigma y un desafío para aquellos que los
contemplan desde lejos, pero que no ha puesto su única confianza en JESUCRISTO
para la salvación eterna. Los historiadores paganos se maravillaban de que
hombres, mujeres y hasta niños se dejaran despedazar por las fieras, quemar en
las hogueras, sufrieran en las cárceles y, el ostracismo, pero ellos
prefirieron padecer, antes que negar su amor, su fe y su esperanza en JESÚS. El
sufrimiento de los cristianos no se ha detenido a través de los siglos, por
ello, en la Edad Media con su terrible Santa Inquisición, y hasta el día de
hoy, hombres, mujeres y niños han continuado padeciendo por JESÚS y dando sus
vidas por Él. ¿Cómo podemos explicar esa esperanza gloriosa de la vida
cristiana, y este fenómeno de devoción tan extraordinarios?...
Relación
contra religión
Como hoy,
había muchas religiones en los días de los Apóstoles, pero el Cristianismo se
impuso. Esto es posible porque la esperanza del Cristianismo está fundamentada
en una relación personal con JESÚS; Pablo nos dice: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda
alegría y paz a ustedes que creen en él…” Ciertamente, “toda legría y paz”, son las consecuencias de una persona que tiene
buena relación con Dios, debemos señalar que, el Apóstol escribe 30 años después
de la resurrección de JESÚS a una iglesia compuesta tanto por judíos como gentiles.
Estos eran creyentes, que así como nosotros hoy en día, habían tenido un
encuentro con JESÚS aunque nunca lo habían visto. Dado que la fe salvadora
viene por oír la Palabra de Dios, por eso, no hace falta demostraciones de fenómenos
metafísicos para depositar nuestra fe únicamente en JESÚS, como nuestro Señor y
Salvador. Esta es una decisión individual; Dios establece con sus hijos una
relación personal por medio de JESÚS (Juan 1:12). ¡La esperanza de la
resurrección y ser llamados hijos de Dios, es el único fundamento “para que rebosen de esperanza por el poder del
Espíritu Santo.” ¡El reboso de la
esperanza de JESÚS que vive en mí es dinamizada por el poder del Espíritu Santo!
¡Nada ni nadie la podrá apagar!
Fuente de la esperanza
La
esperanza del Cristianismo se apoya en la nueva persona que Dios forma, el “Hombre
Nuevo” (Juan 3:3), el cual no es fruto de nada externo, sino de la metamorfosis
que ocurre de adentro hacia afuera, por el poder del Espíritu Santo y su
Palabra. Así las cosas, el Evangelio no se propone cambiar la sociedad sino al
individuo, y esto lo hace Dios mismo, según su voluntad. El encuentro individual
con JESÚS es como si uno volviera a nacer. Con esta idea Pablo lo explica así: “Ahora
que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en
cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida
nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por
medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que
anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios
perdona los pecados y hace las paces con todos” (2 Corintios 5:17-19 LBLA). El
Hombre Nuevo es JESÚS viviendo en
nosotros: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 RV60).
Por esa razón, ser cristiano nacido de nuevo es el salto de la esperaza. En
resumen, la esperanza no es algo, es Alguien: ¡CRISTO vive en mí!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
¡Gracias por enviarnos a JESÚS a empequeñecerse como uno de
nosotros para que fuésemos engrandecidos! Ayúdame a anunciar por donde yo vaya,
estas buenas noticias de de fe, esperanza y amor. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La
iglesia del SEÑOR JESÚS es la esperanza de un mundo sin Dios para cambiarlo,
influirlo e impactarlo.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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