martes, 31 de enero de 2017

La canción del apóstol Pablo al amor

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 1 Corintios 13:1-8
1 Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.(RV60)
¡La mejor canción al amor que he escuchado, escucho y escucharé! ¡Me deja sin aliento este poema eterno al amor! ¡Bravo mi amado Apóstol por estas notas que ponen en su verdadero sitio al amor!
¿Qué es el amor? Drummond, quien escribió mucho sobre el amor en la generación pasada, lo llamaba el summun bonun; el bien supremo. Muchísimo antes en este poema, el apóstol Pablo, en su brillante Capítulo de 1 a los Corintios Capítulo 13, demuestra que amor es superior a cualquier cosa que hagamos en esta tierra a favor del reino de Dios. En efecto, las quince características que el apóstol Pablo nos va a describir en este pasaje, es el amor “ágape” El amor que viene de Dios y se lo considera en muchas partes del Nuevo Testamento. Pero en ninguna otra parte de la Biblia el amor alcanza la dimensión y posición tan elevada como en la Carta a los Corintios. Un gran estudioso de los escritos paulinos dijo que este capítulo es “lo más grandioso, lo más fuerte, y lo más profundo que jamás escribiera Pablo.” Ciertamente, Pablo exalta el hecho de que lo más grande que un ser humano puede poseer es un carácter que proyecte este amor, como lo había hecho el mismo SEÑOR JESÚS. De tal manera que como discípulos e hijos de Dios, los cristianos nacidos de nuevo, podemos hacer muchas cosas, pero sin amor: nada somos.
En esta canción al amor, el autor deja bien sentada la supremacía del amor frente a los dones y cualquier otra virtud que el Espíritu Santo produzca en cada creyente. Comienza con el famoso “don de lenguas”, el cual tiene que ver como utilizamos nuestra boca y nuestra lengua. Debemos recordar que los griegos le daban mucha importancia a la oratoria y a la elocuencia; igualmente al hablar otros idiomas, y especialmente, los cultos esotéricos practicaban, la “glosolalia”, el hablar en lenguas. Así que no era extraño que algunos de los hermanos de corintios, también la practicaran. No obstante, Pablo advierte que “si hablo lenguas humanas y angelicales” y no tengo amor, puedo hacer un ruido ensordecedor inútil. En cambio, lo superior es utilizar a nuestra boca para la edificación de los creyentes con las palabras sazonadas por el amor de Dios que vive en nosotros. Comparado el don de lenguas con el don de profetizar o predicar, éste último es prioritario: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza edifica a la iglesia…mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas” (1 Corintios 14:3-4,5b RV60)
Por consiguiente, el cristiano nacido de nuevo, debe preguntarse ¿Qué hago en la tierra? Debe considerar en su respuesta el hecho que la vida humana es breve, vamos de paso. Los dones espirituales son herramientas para el “hacer” cosas para Dios; pero la llenura del poder del Espíritu Santo, y el fruto del mismo Espíritu, tienen que ver con el “ser”, con nuestro carácter o la manera en que Dios obra a través de de nosotros a favor de los demás, sobre todo en un mundo sin Dios, sin fe, sin esperanza y amor. El cristiano nacido de nuevo debe expresar el amor Dios que lleva en sí, desde que nació de nuevo:”Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5, RV60). En estos días de mi ya larga vida -moviéndome como un ser humano imperfecto en medio del pueblo de Dios- llego a la conclusión. Cualquier cosa que hagamos en el Reino de Dios, debe llevar la marca que muestre: la excelencia, belleza y el sello del amor de hacer todo para la gloria de Dios.
En consecuencia, nuestra fe no esta basada en nosotros mismos porque el objeto de nuestra fe como cristianos nacidos de nuevo, es Dios y Su bendita Palabra. ¡Esa seguridad no descansa sobre nuestros sentimientos, nuestras emociones –que cualquiera puede manipular-, sino en las miles de promesas que Dios ha dispuesto para quienes le amamos y servimos en Su Palabra para hacer, lo único que debemos hacer: salvar a los que no tienen todavía en ellos, el amor de Dios. Al llegar a la presencia de Dios, lo único que nos llevaremos será el amor que le hemos profesado a Él y a mi prójimo, por eso, haríamos mucho si nos aprendemos de memoria y vivimos esta canción de amor de Primera a los Corintios, escrita por el apóstol Pablo.
Oración:
Padre nuestro:
Ayudame a amar como tu amaste con tu amor silencioso y temerario. Darme por ti, valor hasta final, sin temor a sufrir en el Calvario. Que no sea yo el centro, sino tú, y tu amor por cada ser humano. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Cualquier cosa que hagamos en esta vida debe tener un solo propósito: mostrar el amor de Dios en nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

lunes, 30 de enero de 2017

¡Arriésgate a amar como Dios ama!

Francisco Aular
Lectura devocional: Romanos 5:1-10

…Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5b. (RV60)
En los años sesenta se puso muy de moda lo que se llamó la “revolución del amor”, no era raro encontrar en las camisetas que lucían los jóvenes, las palabras de San Agustín, padre de la Iglesia: “Ama y haz lo que quieras”, por supuesto que la frase no era tomada como una alusión al amor de Dios “Ágape”, base de la cita del hombre de Dios, sino al amor carnal “eros”. El primero, el ágape, es el amor que se da incondicionalmente, tal y como el amor de Dios que tan bien lo expresa el apóstol Juan en su inmortal cita: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16). El segundo tipo de amor, “eros”, es el amor pasional, un amor para nutrir nuestro ego y nuestros deseos; está en el corazón del amor interesado en lo sexual en vez de en lo espiritual; este es el tipo de amor que siempre quiere algo a cambio, ¡generalmente acaba tal y como comienza!, fácilmente se puede convertir en odio al final: “Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado” ( 2 Samuel 13:15 RV60). ¡Usted puede ver este tipo de amor en los actores y actrices de Hollywood o en los artistas que el mundo aplaude, y que van de fracaso en fracaso sin encontrar satisfacción!
¿Acaso hemos nacido solamente para este tipo de amor meramente corporal, o para mostrar el amor de Dios a través de nosotros el cual nos es dado por el nuevo nacimiento? ¿Es posible que podamos los cristianos nacidos de nuevo amar como Dios amó? ¡Claro que sí! Ahora bien, hace muchos años, un hombre de Dios, el cual respeto mucho, me aconsejó: “Procura mantenerte lejos de la gente, no te encariñes con ellos, no te abras tanto, mantén la distancia; no corras riesgos”… ¡A la verdad, les confieso, que he hecho todo lo contrario! ¡Es imposible para mí servir al pueblo de Dios sin correr el riesgo de amarlos y amarlos hasta el fin! El hecho es que cuando amamos con el amor de Dios, corremos riesgos. Las personas fácilmente pueden herirnos, decepcionarnos, criticarnos y al final abandonarnos, sin embargo, el amor de Dios en nosotros es un perfume que queda cuando nos abandonan o nosotros, por amor, salimos. JESÚS nos amó y corrió el riesgo de ser humillado, herido y abandonado momentáneamente por aquellos a los cuales amó, pero al final su amor triunfó, triunfa y vencerá.
La Biblia nos desafía a que corramos el riesgo y amemos a los demás de manera incondicional, este es el tipo de amor que no se da para obtener ganancia personal, sino por el contrario, para darse y sin medida a los demás, así lo dijo Pablo: “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:7 RV60). ¿Has sido herido por amar así? Debes saber que el amor “Ágape” en nosotros, va mucho más allá de las heridas de la vida, de los aparentes fracasos, porque a veces, pareciera, que solamente los perdedores aman; si en verdad es el amor de Dios en ti, el cuidado del Padre que es amor (1 Juan 4:8) nunca te abandonará, y podrás decir como el Apóstol: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos” (2 Corintios 12:15). Así que “¡Arriésgate a amar como Dios ama!
Oración:
Si fuera tinta todo el mar,
Y todo el cielo un gran papel
Y cada hombre un escritor,
Y cada hoja un pincel.
Nunca podría describir
El gran amor de Dios.
Que al hombre pudo redimir
De su pecado atroz.
(Himnos de Fe y Alanza, número 42, segunda estrofa
Perla de hoy:
Arriésgate a amar con el amor de Dios, el cual es para siempre.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 27 de enero de 2017

La paradoja de la oración

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:153-160
Mira mi sufrimiento y rescátame, porque no me he olvidado de tus enseñanzas. ¡Defiende mi caso, ponte de mi lado! Protege mi vida como lo prometiste. Salmo 119:153,154 (NTV)

La oración es una doctrina paradójica. Es paradójica porque es un diálogo entre el orante, el ser humano pecador que clama, y Dios, un ser tres veces santo y soberano que lo escucha; entre el ser humano finito y dependiente, con una voluntad corrompida e imperfecta y un Dios santo y soberano que está apartado de todo mal y puede hacer lo que Él se propone a hacer. Y porque su voluntad es agradable, santa y perfecta sabemos que siempre obrará a nuestro favor. Dios responderá a nuestra oración aunque sea con un no, porque tiene el cuadro completo de su Plan para nuestras vidas, Él sabe lo que es mejor para nosotros. Ahora bien, Dios, Ser perfecto, tiene muchos atributos que lo elevan por encima de todo lo que Él ha creado, pero al mismo tiempo, Dios no abandona al ser humano, sino que lo busca en forma individual para convertirse en su Dios personal. Frente al desafío de lo infinito de Dios, ¿qué puede hacer un ser humano con la pequeñez de una gota de agua en medio del océano? En realidad no puede hacer nada, a no ser que Dios tome la iniciativa y lo invite. Eso es exactamente lo que ha hecho Dios por nosotros al invitarnos a orar: “Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces” (Jeremías 33:3 Reina Valera Contemporánea). En efecto, Dios  se ha puesto a la distancia de una oración, y por paradójico que esto parezca: ¡Funciona!, y con el gran misionero Martin Lloyd-Jones, podemos decir, llenos de admiración: “La oración es, sin lugar a dudas, la actividad más elevada del alma humana. El hombre nunca es más grande que cuando, de rodillas, se halla frente a frente con Dios”.
¿Por qué Dios quiere que oremos? ¿Para qué la insistencia en la oración? En esta joya literaria que es el Salmo 119, un poema dedicado a la Palabra de Dios, la oración ocupa un gran lugar, porque la Biblia y la oración son inseparables. Es más, me atrevería a decir que toda la Biblia es la suma de las historias de hombres y mujeres que oraron. Es la historia de Dios, yendo con ellos en el peregrinaje de sus vidas temporales, no en la distancia del horizonte lejano, sino en ese caminar a nuestro lado, todos los días de nuestra existencia aquí, entre el sudor, el sufrimiento y las lágrimas.
Entonces, la oración surge como una expresión de confianza del orante finito ante el Dios Altísimo y Soberano: “Mira mi sufrimiento y rescátame, porque no me he olvidado de tus enseñanzas. ¡Defiende mi caso, ponte de mi lado protege mi vida como lo prometiste!” (vv.153, 154); la oración fortalece nuestro caminar con Dios, en contraste con aquellos seres humanos indiferentes, que conviven con nosotros en este espacio temporal: “Los perversos están lejos de ser rescatados, porque no se interesan en tus decretos. SEÑOR que grande es tu misericordia; que el seguir tus ordenanzas me reanime” (v.155, 156); la oración es el primer paso para el inicio, desarrollo y perfección de nuestra amistad con Dios, y esto, en amplio contraste con los se burlan y nos persiguen porque menosprecian a Dios y su Palabra: “Muchos me persiguen y me molestan, sin embargo, no me he desviado de tus leyes. Ver a esos traidores me enferma el corazón, porque no les importa nada tu palabra” (v.158).
Por otro lado, la oración es señal de que nos consideramos dependientes de Dios, ahora bien, entre los seres humanos adultos, no debe existir una dependencia absoluta porque puede lesionar nuestra dignidad e impedir nuestro desarrollo como individuos, e inclusive obstaculizar nuestro andar con Dios: “Esto dice el SEÑOR: Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del SEÑOR” (Jeremías 17:5 NTV). Sin embargo,  entre los seres humanos existe y debe existir la interdependencia, y ayudarnos los unos a los otros. Pero delante de Dios es diferente porque tal dependencia nos salva, libera, transforma, y nos hace “más que vencedores”. En nuestra dependencia de Dios y la guía de su Palabra, nuestra vida encuentra propósito y dirección: “Mira cómo amo tus mandamientos, SEÑOR. Por tu amor inagotable, devuélveme la vida. La esencia misma de tu palabra es verdad; tus justas ordenanzas permanecerán para siempre” (vv.159,160). ¿Cuál sería la razón principal para insistir en la oración? Es esta: La oración no se trata del poder mental de nosotros, mucho menos de nuestra palabras, ni de la naturaleza o poderes invisibles que nos rodean, la oración pone en marcha toda la riqueza, grandeza, misericordia y poder inconmensurable del Dios Todopoderoso, a favor de nuestra pequeñez como seres humanos. Esa es la paradoja de la oración.
Oración:
SEÑOR, estoy maravillado de tu amor, tu gracia y misericordia puestos a mi favor; haz que yo pueda vivir momento a momento bajo tu mano protectora, y que pueda ser portador de esta Buena Nueva a otros. Gracias por dejarme la oración para tener comunión contigo para siempre, hoy como sirviendo al Invisible, pero mañana cara a cara contigo. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Dios  se ha puesto a la distancia de una oración, y por paradójico que esto parezca: ¡Funciona!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe  algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 26 de enero de 2017

Oraciones históricas

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 1:1-15
E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15 (RV60)

La lista de oraciones que han cambiado la historia de la humanidad es grande. La Palabra de Dios es también la historia de los hombres y mujeres que oraron. Los ejemplos abundan. Estoy seguro que en su propia vida, como en la mía, la oración es altamente estimada. En mi caso, estoy convencido que Dios siempre tiene hombres y mujeres que oran y Dios los escucha. También he llegado a creer que Dios no ha terminado de una vez con este mundo y su maldad, y con nosotros los cristianos y nuestra tibieza, gracias a los hombres y mujeres que claman día y noche por nosotros y Dios los oye. Estos hombres y mujeres pueden hablarnos como el profeta Joel a su pueblo: No temas, tierra, sino alégrate y regocíjate, porque el Señor hará grandes cosas. (Joel 2:21 NVI)
Hoy quisiera contarles acerca de la oración que una nación entera hizo y que fue el factor decisivo para cambiar la historia y marcar el desenlace final de la Segunda Guerra Mundial. Aquella era la hora más negra que tuvieron los Aliados. Francia había caído y trescientos mil soldados ingleses huían hacia el Canal de la Mancha. Hitler, sus consejeros militares y sus brujos se reían insolentemente. Sí, pronto Inglaterra quedaría en sus manos al destruir a aquel ejército que lo había enfrentado para que su país y Europa no cayera en las manos del temible dictador. Humanamente hablando, los ingleses no tenían como escapar.
Fue entonces que el rey Jorge VI de Inglaterra, en una conmovedora proclama a su pueblo, decretó un día de oración en todo el Imperio Británico. Muchos otros hombres y mujeres en el mundo entero se unieron a los ingleses. Los boletines radiales, daban por seguro que la derrota del mundo libre era inevitable… ¡Pero el rey y los creyentes clamaban al Rey de reyes y Señor de señores! ¡Ah que gran día fue aquel! Dios abrió los cielos y descendió. Dios arremangó su brazo poderoso y obró como sólo Él sabe y puede hacerlo. En el lado de las fuerzas alemanas se desencadenó una tormenta como nunca la habían visto antes. Todos los aviones fueron abatidos. Los tanques quedaron atascados en el barro. Ni un solo soldado alemán pudo moverse. En cambio en el lado británico, el Canal de la Mancha parecía un espejo. ¡Jamás sus aguas habían estado más tranquilas! Miles de botes atravesaron el canal ese día, trasladando al ejército inglés. Hasta las mujeres ayudaron con pequeñas embarcaciones. Ese día fueron salvados doscientos noventa mil soldados ingleses.
Inglaterra nunca fue invadida, y los historiadores están de acuerdo al afirmar que Hitler jamás se pudo levantar de una derrota tras otra de allí en adelante. ¿Por qué? Porque Dios intervino en contestación a la oración, porque a más de setenta años de aquel memorable día, se dice que si alguna vez ha habido una causa justa, entre los muchos conflictos que han empapado con sangre los campos de guerra, era la causa por la cual peleaban los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. Según un artículo que apareció en aquellos días entre las muchas noticias que salieron por el mundo, los soldados ingleses al ver la forma maravillosa como la mano de Dios los había librado, organizaron círculos de oración y se unieron al rey y al pueblo inglés para dar gracias a Dios.
Porque está escrito:”Invócame en el día de la angustia;
Te libraré, y tú me honrarás”…
Hoy pongo final a este tema con las estrofas del himnólogo José Mora en su himno “Dad a Dio inmortal alabanza” #12 del Himnario Bautista, CBP.
I
Dad a Dios inmortal alabanza;
Su merced, su verdad nos inunda,
//Es su gracia en prodigios fecunda,
Sus mercedes humildes cantad.//
Al Señor de señores dad gloria,
Rey de reyes, poder sin segundo;
//Morirán los señores del mundo,
Mas su reino no acaba jamás.//
II
Vio los pueblos en vicios sumidos,
Y sintió compasión en su seno.
//De prodigios de gracia está lleno,
Sus mercedes humildes cantad.//
A su pueblo llevó por la mano
A la tierra por El prometida;
//Por los siglos sin fin le da vida,
Y el pecado y la muerte caerán.//
III
A su Hijo envió por salvarnos
De la muerte y la muerte eterna.
//De prodigios de gracia es torrente,
Sus mercedes humildes cantad.//
Por el mundo su mano nos lleva,
Y al celeste descanso nos guía;
//Su bondad vivirá eterno día,
Cuando el mundo no exista ya más.//
Oración:
Padre Eterno:
Vengo delante de Ti para darte las gracias por tu intervención en los momentos de angustia al darnos la paz que sobre pasa todo entendimiento. No tengo dudas que eres el SEÑOR de la historia. Mi corazón viene delante de Ti lleno de gratitud y alabanzas. Ayúdame a ser un intercesor por este mundo en crisis y llevar la esperanza a toda persona que hoy me encuentre en mi camino. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Cuando el ser humano toca fondo descubre que Dios es un fundamento firme, clama a Él y cambia la historia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 25 de enero de 2017

La oración mi compañera de viaje

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 102:12-28
SEÑOR, ¡oye mi oración!  ¡Escucha mi ruego! Escuchará las oraciones de los desposeídos;  no rechazará sus ruegos. (Salmo 102:1,17 NTV)
Hoy haré a la oración mi compañera de viaje, porque: ¿Qué ser humano en un momento de desastre y de angustia no ha invocado al Señor? ¿Quién de nosotros no ha clamado a Dios cuando se ha visto frente a un peligro, la muerte, o un misterio sin solución aparente? ¿Acaso, Dios ha puesto eternidad en el corazón del ser humano y por eso instintivamente, mira hacia arriba, cuando aquí abajo no hay respuestas? ¿No es nuestro clamor el grito del alma y del espíritu, una muestra de que hemos nacido para Dios y no podemos descansar en otro que no sea Él? ¿Es la oración un dialogo entre dos personas que se aman mutuamente o un monólogo sin sentido? ¿Qué otro desafío del Eterno es comparable a éste?: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3 RV60) ¿Está esa línea directa del celular de Dios, disponible para mí, hoy? Sí, ciertamente, ¡Dios es inmutable y está atento a nuestro clamor! Porque nos ama, como dice uno de los versículos de hoy: “Escuchará las oraciones de los desposeídos;  no rechazará sus ruegos.”
Hoy haré a la oración mi compañera de viaje porque por ella expresaré mi amor a Dios en cualquier circunstancia; no tengo que esperar por peores tiempos para orar, los tiempos se hacen peores sin orar; ¿Cómo orar? Comenzaré mis oraciones con la alabanza como un acto de adoración a la Divinidad: “El que sacrifica alabanza me honrará.” (Salmo 50:23 RV60); inmediatamente, confesaré a Dios mis pecados, y haré que los deseos de este mundo, estén sujetos al poder del Espíritu Santo que vive en mí; a continuación me apropiaré de las verdades y promesas que la Biblia, tiene para mí, porque:“Así que la fe es por el oír, y el oír es por la Palabra de Dios.” (Romanos 10:17 RV60), oraré basando mi peticiones en la Biblia, y no solamente en mis palabras y sentimientos; en mi oración, tendré un tiempo de intercesión por otros, en realidad, como cristianos nacidos de nuevo, nuestro propósito es glorificar a Dios y alcanzar a los que todavía no han oído Su mensaje; el momento de la oración para suplicarle a Dios cosas específicamente personales, es la petición; la acción de gracias es el momento de la oración en que le expresamos a Dios, nuestra gratitud por lo que Él ha hecho, tanto en los demás como en mi propia experiencia personal; y concluyo la oración como la empecé con la alabanza, donde adoro a Dios por lo que Él es. Como lo expresa el cierre de El Padrenuestro: “porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” (Mateo 6:13b)
Hoy haré de la oración mi compañera de viaje porque algún día, me despediré de ella, antes de entrar al cielo; ya que el cielo no precisa de  oración, allí veremos a Dios cara a cara, como bien lo dice el antiguo himno “Dulce oración”:
Dulce oración, dulce oración,
que aliento y gozo al alma das,
en esta tierra de aflicción
consuelo siempre me serás.
Hasta el momento en que veré
las puertas francas de Sión.
Entonces me despediré
Feliz de ti, dulce oración.
(El nuevo himnario popular # 138)
Oración:
Amado Padre Celestial:
Señor, ya tu amor probaste al amarme y perdonar mis pecados y recibirme en tu redil. Sé cuan frágil soy, y necesito la oración como mi compañera de viaje para disfrutar de tu compañía y andar por fe. Ayúdame a mantener tu comunión y relación contigo, ahora y siempre, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La oración como estilo de vida me permite vivir al estilo de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo

martes, 24 de enero de 2017

Condiciones para la oración eficaz

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:145-152
Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR! Obedeceré tus decretos. Salmo 119:145

No existe nada que esté fuera del alcance del Dios al cual adoramos, no hay ningún secreto para la omnisciencia “todo lo sabe” y la omnipotencia “todo lo puede” del SEÑOR. Así que cuando oramos, aceptamos la invitación de Dios para que lo finito tenga comunión con lo infinito, lo temporal con lo eterno, lo fuerte con nuestra debilidad, la grandeza con nuestra pequeñez. Por eso, decía uno de los grandes de la vida devocional E. M. Blounds: “La oración es el contacto del alma viviente con Dios. En la oración, Dios se inclina para tocar suavemente al hombre, para bendecirlo y para incluir todo lo que Él pueda planear o el hombre pueda necesitar”. Otro grande de la predicación  Spurgeon, agrega: “La oración es el delgado nervio que mueve los músculos de la omnipotencia”.
Ciertamente, uno de los temas doctrinales  más relevantes en toda la Biblia, es la oración. Los hombres y mujeres que Dios usa en Su Palabra, son hombres y mujeres de oración. ¡Es asombro, no hacían nada sin oración! Por tanto, orar no es solamente un deber piadoso de los místicos que alejan del “ruido mundanal”, sino que la oración es el vehículo que conduce sus plegarias delante de Dios, en medio de las demandas y pruebas de la vida, y, una bomba espiritual muy poderosa contra los enemigos del SEÑOR y de nosotros. Pablo dijo: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Dios nos ha prometido bendiciones ilimitadas desde el cielo.” (Efesios 6:12 NTV); por eso mismo el gran Apóstol, recomienda que nosotros le demos prioridad a la oración: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos.” (1 Timoteo 2:1 NTV) ¿Por qué debe ser prioritaria la oración en la oba del Señor? Porque solamente en la medida en que oramos, nuestras actividades diarias tienen valor para la eternidad, y lanzamos bien lejos de nosotros, el orgullo espiritual de ser nosotros los protagonista y no el SEÑOR obrando en nosotros, por nosotros y algunas veces, a pesar de nosotros. Del mismo modo, por medio de la oración, humildemente, damos ocasión en todo tiempo que el Padre nos utilice en Su obra como Él quiera dentro de Su plan eterno. ¡Gracias SEÑOR  por dejarnos la certeza de tu comunión con nosotros a través de la oración!
Así llegamos a esta sección del Salmo 119, en donde el clamor de la oración del salmista abarca toda la estrofa, y nos indica a través de ello, las condiciones de la oración eficaz. Como hemos visto, el salmista exalta la gran ayuda de la Palabra de Dios en todo el comportamiento del ser humano, en su breve paso por esta vida; la Biblia y la oración van juntas como textos fundamentales de la escuela de la obediencia a Dios; en efecto, en cualquier circunstancia la oración debe prevalecer, sobre todo cuando estamos afligidos, es cuando mejor debemos buscar a Dios: “Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR!  Obedeceré tus decretos. (V.145); la oración es eficaz, cuando oramos por nuestra salvación y con ello, el anhelo de obedecer a Dios y a Su Palabra:”A ti clamo; rescátame para que pueda obedecer tus leyes.” (v.146); la oración es eficaz cuando esta saturada de las promesas del SEÑOR en Su Palabra: “Me levanto temprano, antes de que salga el sol; clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras. Me quedo despierto durante toda la noche, pensando en tu promesa. (vv.147, 148); la oración es eficaz, cuando tenemos la seguridad del amor de Dios y con entusiasmo practicamos Su Palabra: “Oh SEÑOR, en tu fiel amor oye mi clamor, que el seguir tus ordenanzas me reanime.” (v.149); la oración eficaz, nos prepara para estar firmes a la hora de la persecución por causa de la Palabra de Dios: Los que no respetan la ley vienen a atacarme; viven alejados de tus enseñanzas.; otra condición de la oración eficaz, es terna la certeza de que Dios es quien Él dice, según Su Palabra, y, que Dios puede hacer lo que Él dice que puede hacer, según Su Palabra: “Pero tú estás cerca, oh SEÑOR, y todos tus mandatos son ciertos. Desde los primeros días sé que tus leyes durarán para siempre.” (vv.151, 152).
En estos días de tantas aflicciones para nosotros los seres humanos, necesitamos como nunca buscar la comunión con Dios, porque solamente buscar a Dios a través de la oración nos conduce a la victoria. En estos son tiempo de clamar por nosotros mismos y pedir que otros oren por nosotros como lo hizo Pablo: “Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. Oren también por nosotros, para que Dios nos dé muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo. Por eso estoy aquí en cadenas. Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo.” (Colosenses 4:2-4 NTV) ¡En medio de estos días difíciles en los cuales andamos, solamente en la Palabra de Dios y nuestras oraciones, hay esperanza!
Oración:
SEÑOR, en esta hora te clamo en busca de tu ayuda y pongo mi esperanza en tu Palabra. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En medio de estos días difíciles en los cuales andamos, solamente en la Palabra de Dios y nuestras oraciones, hay esperanza.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo

lunes, 23 de enero de 2017

La oración como prioridad

Francisco Aular
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios el alma mía. Salmo 42:1 (RV60)

La vida moderna deja poco tiempo para la oración. No la propicia. Y, aún los mismos cristianos nacidos de nuevo estamos cayendo en su trampa. Nos enfrentamos a problemas diarios que reclaman prioridad, períodos de crisis, situaciones de angustia ante el incremento de “toda especie de mal”. La maquinaria social nos asfixia porque queremos quedar bien con todos. El sonido de todos nuestros aparatos, celulares, computadoras y otros artefactos que nos mantienen comunicados con el mundo al mismo tiempo nos alejan de los que amamos, teniéndolos cerca. Nos alimentamos de rutina y agobio: Trabajo, comida rápida, trabajo, cena, televisión, cama, trabajo. Cansancio. Preocupaciones. Nervios. Ansiedad. Perturbaciones. Insatisfacción. Congojas. ¿Dónde cabe la oración? No hay espacio. Sin embargo, el espíritu y el alma están vacíos. Tienen sed de Dios, como lo dijera el poeta Amado Nervo:
Inútil la fiebre
que aviva tu paso,
no hay agua que pueda
calmar tu ansiedad
por mucho que bebas.
El alma es un vaso
que sólo se llena
con eternidad.
Sin embargo, la oración debe recuperar en nosotros su espacio perdido. Debemos hacer la oración, prioridad en la vida personal, en la vida familiar y en la vida ecclesiástica. La oración debe dejar de ser la cenicienta en nuestras vidas para ser la reina. La oración es un diálogo con Dios y no un monólogo. Él nos habla por su Palabra y nosotros por la oración. La oración es el elemento de comunicación que el Señor estableció para que los seres humanos tengamos compañerismo con Él. La oración es el vehículo de comunión para amar a Dios por lo que Él es, y no solamente por lo que Él nos puede dar. Ahora bien, la oración que prevalece no es fácil porque Pablo, dijo: Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.” (Efesios 6:12 NTV) ¡Tenemos que hacer un tiempo para la oración porque la batalla es espiritual! Como en toda guerra, el ejército del mal quiere cortar todos los caminos para que los recursos no lleguen a nosotros, sus enemigos. Y,  Podemos estar seguros que el recurso más grande, después de la Palabra de Dios, es la oración. ¡No dejemos que el enemigo nos distraiga!
Pues bien, en las biografías de los hombres y mujeres que han hecho historia en el avance del Evangelio, leemos que pasaban horas en oración, clamando tanto por ellos como por sus generaciones.
Otra vez, en esta hora me viene a la mente  esa extraordinaria mujer, Susana Wesley que, a pesar de tener diecinueve hijos e hijas, hallaba por lo menos una hora para buscar al Señor. Todos sus hijos sabían que no podían molestarla al entrar a la cocina y ver a mamá de rodillas, tapada la cara con el delantal. ¿Cuál fue el resultado? Ella fue la madre de dos hombres que cambiaron la historia del cristianismo: Juan y Carlos Wesley. El primero padre del gran avivamiento espiritual que evitó que Inglaterra, hubiera un derramamiento de sangre como sí lo hubo en Francia. Ese avivamiento impactó a Europa y cruzó el océano y llegó hasta nosotros en todo el Continente americano. Por su parte, Carlos Wesley fue un compositor de himnos que se han cantado y se seguirán cantando en las iglesias cristianas. El mismo Juan Wesley, dijo de su madre: “Aprendí más de mi madre que de todos los teólogos de Inglaterra” ¡Alabado sea el Señor! No se trata de hallar tiempo para la oración, sino de hacerlo, de ponerla en primer lugar. Sí, hagamos de la oración, prioridad.
Oración:
Padre eterno: Alabo tu bendito Nombre porque nos has dejado la oración para comunicarnos contigo como nuestro Padre. Te confieso en esta hora que necesito pasar más tiempo en tu compañía, y ayúdame a hacer de la oración el centro de mi caminar diario, que como el ciervo: yo tenga sed de ti. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Todas las actividades en la iglesia son buenas, son necesarias pero las oraciones son indispensables para ver la gracia de Dios en acción.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 20 de enero de 2017

La bomba “O”

Lectura devocional: Nehemías 1:1-10
¡Escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Nehemías 1:6 (NTV)

Llamé a la oración, desde mis días de estudiante del Seminario la bomba “O”. De hecho al comienzo de nuestra carrera académica en aquel lugar, mi compañero de estudios Jacobo García Miranda, otros compañeros y yo, resolvimos que la oración sería tambien nuestra compañera de viaje en nuestras vidas, y comenzamos a buscar al Señor de todo corazón, todas las mañanas. Entonces aprendí por experiencia que podíamos orar como Nehemías delante de Dios y decirle: “¡Señor escucha mi oración!”. Ir a clases despues a de nuestro tiempo de oración a estudiar la Biblia era un deleite del espíritu. Así empezamos a activar la bomba “O” y la lanzábamos desde nuestras rodillas y el Señor por Su gracia,  hacía explotar sus  bendiciones sobre nosotros y nuestra nación. No exagero al decir desde esos años, la oración ha sido la que nos ha dado constancia, disciplina, fervor y pasión para que el evangelio llegue a cada persona sin Cristo. En eso andamos.
Justamente, la idea de buscar un método evangelizador para involucrar a toda la obra tomó cuerpo y nació lo que llamamos la Marcha Evangelizadora, fue aprobada como parte del Plan Nacional de Evangelización en Asamblea Nacional de nuestra Convención Nacional Bautista de Venezuela en enero de 1977. Resolvimos escoger una ciudad para ser nuestro lanzamiento, y por muchos motivos, escogimos a la bella ciudad de Barquisimeto a unas diez horas desde Caracas al occidente. Y nacimos, el 15 de agosto de 1977, con la asistencia de 25 jóvenes y cuatro adultos. Lo demás es historia.
De esta manera, no llegamos a Barquisimeto sin antes haber utilizado y activado la bomba “O” de la oración. Teníamos a nuestros guerreros de oración por todo el país, principalmente, en los dos años anteriores, Mary y yo habíamos pedido a muchos hermanos y hermanas que se comprometieran a orar por nosotros. Para ello, usaba como medio, mis artículos en el Luminar Bautista, mis cartas motivadoras, los talleres de preparación y las vigilias de oración, todos esos recursos eran principalmente un llamado a la oración. Como fruto de ese movimiento de oración, Dios me había enviado al hermano Jesús Bolívar. Sin duda alguna, un hombre de oración, compañero de oración y de mis primeros viajes por toda la nación venezolana. No puedo señalar las innumerables veces que fui a buscarlo a las cinco de la mañana para nuestros viajes, y cuando me abría la puerta estaba bañado en sudor y lágrimas, por haber pasado dos horas de oración antes de cada viaje. Si tuviera que describirlo tendría que decir que el hermano Bolívar era el hombre que oraba y Dios, hacía.
Ahora bien, en la Marcha Evangelizadora hemos aprendido a orar en todo tiempo, en cualquier lugar y de cualquier manera. Hemos participado y patrocinado muchas actividades relacionadas con la oración. Allí surgió la “Operación 6 3 9. Creo que una de las más preciosas ha sido, el oratorio de las 24 horas, principalmente durante los adiestramientos. Todavía recuerdo el Adiestramiento de la Cuarta Marcha Evangelizadora. Estuvimos en el viejo Campamento de La Guásima, en un pueblito cercano a Valencia, en el estado Carabobo, cuya capacidad era para doscientas cincuenta personas. ¡Nos llegaron aproximadamente mil…! ¡Dios hizo el milagro y la realizamos sin mayores contratiempos! Sin duda, mediante la oración, clamamos al Señor de la mies y Él obró.
En efecto, nombramos al pastor Héctor Navarro para dirigir el oratorio; dividimos la hora en cuatro períodos de quince minutos cada uno, y se nombraron equipos de varios hermanos, con un jefe de grupo al frente -teníamos una asistencia en ese encuentro de más de novecientas personas ; éramos mil cada noche porque los hermanos de alrededor venían a las conferencias nocturnas-. Los equipos hicieron su labor y se cubrieron las 24 horas del día en oración. ¡Qué hermoso fue ver a tantos hermanos orando! Cada quince minutos se renovaba la guardia; en las madrugadas, vi a los integrantes de los grupos haciendo fila, esperando su turno para orar ¡Nunca había visto yo semejante mover de Dios en aquellos días!
Me correspondió orar con el hermano James Crane, uno de nuestros  conferencistas invitados, también tuvimos que hacer la fila para entrar al oratorio. El hermano Crane me decía una y otra vez: “¡Francisco, la Marcha llegará muy lejos por varias razones, entre ellas, porque es un movimiento de oración; es un movimiento basado en la Palabra de Dios; es un movimiento de evangelización, y enfatiza la conservación de cada nuevo creyente en la iglesia local!”. Ciertamente, sucedes grandes cosas cuando activamos la bomba “O”.
Oración:
Padre nuestro:
Perla de hoy:
La oración nos lleva de la mano delante de Dios para hablarles de los seres humanos sin Él y después vamos a los seres humanos para hablarles de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?