Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Salmo
1:1-15
E
invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15 (RV60)
La lista
de oraciones que han cambiado la historia de la humanidad es grande. La Palabra
de Dios es también la historia de los hombres y mujeres que oraron. Los
ejemplos abundan. Estoy seguro que en su propia vida, como en la mía, la
oración es altamente estimada. En mi caso, estoy convencido que Dios siempre
tiene hombres y mujeres que oran y Dios los escucha. También he llegado a creer
que Dios no ha terminado de una vez con este mundo y su maldad, y con nosotros
los cristianos y nuestra tibieza, gracias a los hombres y mujeres que claman
día y noche por nosotros y Dios los oye. Estos hombres y mujeres pueden
hablarnos como el profeta Joel a su pueblo: No temas, tierra, sino alégrate y regocíjate, porque el Señor hará grandes cosas. (Joel 2:21
NVI)
Hoy
quisiera contarles acerca de la oración que una nación entera hizo y que fue el
factor decisivo para cambiar la historia y marcar el desenlace final de la
Segunda Guerra Mundial. Aquella era la hora más negra que tuvieron los Aliados.
Francia había caído y trescientos mil soldados ingleses huían hacia el Canal de
la Mancha. Hitler, sus consejeros militares y sus brujos se reían
insolentemente. Sí, pronto Inglaterra quedaría en sus manos al destruir a aquel
ejército que lo había enfrentado para que su país y Europa no cayera en las
manos del temible dictador. Humanamente hablando, los ingleses no tenían como
escapar.
Fue
entonces que el rey Jorge VI de Inglaterra, en una conmovedora proclama a su
pueblo, decretó un día de oración en todo el Imperio Británico. Muchos otros
hombres y mujeres en el mundo entero se unieron a los ingleses. Los boletines
radiales, daban por seguro que la derrota del mundo libre era inevitable… ¡Pero
el rey y los creyentes clamaban al Rey de reyes y Señor de señores! ¡Ah que
gran día fue aquel! Dios abrió los cielos y descendió. Dios arremangó su brazo
poderoso y obró como sólo Él sabe y puede hacerlo. En el lado de las fuerzas
alemanas se desencadenó una tormenta como nunca la habían visto antes. Todos
los aviones fueron abatidos. Los tanques quedaron atascados en el barro. Ni un
solo soldado alemán pudo moverse. En cambio en el lado británico, el Canal de
la Mancha parecía un espejo. ¡Jamás sus aguas habían estado más tranquilas!
Miles de botes atravesaron el canal ese día, trasladando al ejército inglés.
Hasta las mujeres ayudaron con pequeñas embarcaciones. Ese día fueron salvados
doscientos noventa mil soldados ingleses.
Inglaterra
nunca fue invadida, y los historiadores están de acuerdo al afirmar que Hitler
jamás se pudo levantar de una derrota tras otra de allí en adelante. ¿Por qué?
Porque Dios intervino en contestación a la oración, porque a más de setenta
años de aquel memorable día, se dice que si alguna vez ha habido una causa
justa, entre los muchos conflictos que han empapado con sangre los campos de
guerra, era la causa por la cual peleaban los Aliados en la Segunda Guerra
Mundial. Según un artículo que apareció en aquellos días entre las muchas
noticias que salieron por el mundo, los soldados ingleses al ver la forma maravillosa
como la mano de Dios los había librado, organizaron círculos de oración y se
unieron al rey y al pueblo inglés para dar gracias a Dios.
Porque
está escrito:”Invócame en el día de la
angustia;
Te libraré, y tú me honrarás”…
Te libraré, y tú me honrarás”…
Hoy pongo final a este tema con las estrofas del himnólogo
José Mora en su himno “Dad a Dios inmortal alabanza” #12 del Himnario Bautista,
CBP.
I
Dad a Dios inmortal alabanza;
Su merced, su verdad nos inunda,
//Es su gracia en prodigios fecunda,
Sus mercedes humildes cantad.//
Al Señor de señores dad gloria,
Rey de reyes, poder sin segundo;
//Morirán los señores del mundo,
Mas su reino no acaba jamás.//
II
Vio los pueblos en vicios sumidos,
Y sintió compasión en su seno.
//De prodigios de gracia está lleno,
Sus mercedes humildes cantad.//
A su pueblo llevó por la mano
A la tierra por El prometida;
//Por los siglos sin fin le da vida,
Y el pecado y la muerte caerán.//
III
A su Hijo envió por salvarnos
De la muerte y la muerte eterna.
//De prodigios de gracia es torrente,
Sus mercedes humildes cantad.//
Por el mundo su mano nos lleva,
Y al celeste descanso nos guía;
//Su bondad vivirá eterno día,
Cuando el mundo no exista ya más.//
Oración:
Padre Eterno:
Vengo delante de Ti para darte las gracias por tu
intervención en los momentos de angustia al darnos la paz que sobre pasa todo
entendimiento. No tengo dudas que eres el SEÑOR de la historia. Mi corazón
viene delante de Ti lleno de gratitud y alabanzas. Ayúdame a ser un intercesor
por este mundo en crisis y llevar la esperanza a toda persona que hoy me
encuentre en mi camino. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Cuando el ser humano toca fondo descubre que Dios es un fundamento firme,
clama a Él y cambia la historia.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento a obedecer?
¿Existe
algún pecado a evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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