martes, 29 de noviembre de 2016

Una ofrenda inmortal

Francisco Aular                                            
Lectura devocional: Marcos 14:1-12
Jesús estaba en el pueblo de Betania, en casa de Simón, el que había tenido lepra. Mientras Jesús comía, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro. Se acercó a él, rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Marcos 14:3 (La Biblia traducción actual)

María -la hermana de Lázaro y Martha-, amaba a JESÚS, con el amor divino que es el amor ágape. Su amor era tan grande por su amado Maestro que irrumpe en aquel lugar lleno de hombres y contrariamente a la costumbre de la época en que las mujeres estaban aparte, hace su entrada rápidamente porque cuando se ama como María amaba al Señor: no importa el lugar para mostrar su ofrenda de amor; no importa el precio de la ofrenda; poco importa las críticas malévolas de los demás; no importa el esfuerzo, nuestra ofrenda la “rompemos” delante del Señor; los chismes y murmuraciones poco importan, sólo el objetivo de entregarnos a JESÚS, y que Él nos acepte como una ofrenda inmortal es lo importante. No cabe duda alguna que María había gastado tal vez, sus ahorros de toda la vida y trajo su mayor posesión como ofrenda a su Maestro. Traía ese frasco cerca de su corazón y brilló en sus temblorosas manos porque la presencia de su amado JESÚS y la ternura de su mirada de aceptación de aquella ofrenda inmortal, le permitían proseguir con su plan para homenajearlo y ungirlo, antes de que JESÚS pasara el punto de no retorno en Su plan divino de convertirse en el Señor y Salvador de todos los que lo acepten y nazcan de nuevo, por medio de Su muerte y resurrección. María rompe el frasco y derrama su contenido sobre la cabeza de JESÚS, y desde entonces a través de los siglos y como el Señor lo profetizó al defender a María por lo que había hecho con Él, se cumple: “Les aseguro que esto que ella hizo se recordará en todos los lugares donde se anuncien las buenas noticias de Dios". (Marcos 14:9 La Biblia traducción actual)
Pues bien, el frasco de “alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio”, fue roto en medio del asombro de los que estaban allí, no era tan importante el frasco, sino su esencia interior. El ruido del frasco al romperse quedó silenciado ante el delicioso perfume de aquella ofrenda inmortal, y nadie de los que estuvieron allí salió sin que el grato olor de aquella ofrenda se les pegara tanto en sus cabellos como en sus ropas.
Toda ofrenda que demos para nuestro Dios tiene repercusiones eternas. Sin embargo, ninguna ofrenda será más valiosa para Dios, que la ofrenda total de nuestras vidas a Él. ¿Qué impide que se rinda como una ofrenda inmortal a Dios? Fíjese bien, María tuvo que romper el frasco. A veces, Dios tiene que hacer lo mismo con nosotros, nos permite pruebas y circunstancias que rompan nuestras fortalezas de orgullo, y así nuestra esencia que mana de nuestro espíritu vivificado, será una ofrenda inmortal delante de Dios, y también saldrá como un grato olor que da vida eterna a quienes nos rodean. Saldremos de nuestra oscuridad para brillar para Dios. Como María, le daremos a Dios lo que es Dios. Esa es una ofenda inmortal.
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por permitirme el quebrantamiento que me lleva a ti como un ofenda de amor! Ayúdame a ser también una ofrenda de amor para los demás, en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Como la nuez que si no la rompemos, no la podemos disfrutar. Así, Dios nos quebranta para que podemos ser olor grato de vida eterna a los demás.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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