miércoles, 30 de noviembre de 2016

¡Alcancé salvación!

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Hebreos 2:1-4
¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron. Hebreos 2:3 (NVI)

JESÚS contó la historia de un hombre rico que murió, y pocos segundos después de su muerte, se encontró con la triste realidad de que nunca había nacido de nuevo y por lo tanto, no tenía vida eterna. Estaba en el lugar de separación eterna de Dios y estando en tormentos estableció una conversación con Abraham, en donde le pidió que enviara a Lázaro, un mendigo que también había muerto en aquella misma hora, pero que tenía vida eterna. Éste fue llevado a la presencia de Dios. Viendo el hombre la felicidad de Lázaro y su estado de justa condenación, se preocupó por cinco hermanos que, como el hombre rico, tampoco tenían vida eterna y pidió que enviara a Lázaro para predicarles cómo podían ellos salvarse de aquella condenación eterna. Esta fue la respuesta que recibió: “…Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31 RV60)
Como aquellos a quienes JESÚS dirigió estas palabras, nosotros pensamos que nos vamos a quedar en esta tierra para siempre. Pero la verdad de las cosas es que aquí viviremos, tal vez, un máximo de cien años, y moriremos. Pero el ser humano es también un ser espiritual, y esa parte espiritual vivirá para siempre, sea en el cielo o en el infierno. Nosotros somos más responsables hoy que aquellos que oyeron a JESÚS, porque nosotros también tenemos la Biblia que incluye a Moisés y los profetas, más el Nuevo Testamento que nos cuenta que ¡JESÚS murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día! Debido a lo que JESÚS es y lo que hizo por nosotros, el camino de la salvación a través del nuevo nacimiento por la gracia de Dios y nuestra fe en Él, está abierto delante de nosotros.
¿Qué es la salvación? Es la liberación del poder y castigo del pecado que mora en todos nosotros los seres humanos. La Biblia dice: “pues, todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 NVI), y luego añade: “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Romanos 6:23 NVI). Aquí nos dice que ¡la salvación es un regalo de Dios! Este fue el descubrimiento que yo hice hace más de cinco décadas cuando lo leí en la Biblia ¡Qué salvación se nos ofrece para escapar a la condenación eterna en que nacimos! ¡Esto es como encontrar una salida de un edificio en llamas! Tiene razón la Biblia al afirmar: ¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?
Yo era uno de esos que pensaba que la salvación había que ganársela en alguna manera, y desde muy jovencito me quise ganar el cielo por esa vía. Me comparaba con los pandilleros, borrachos y drogadictos de mi barrio, y yo salía bien parado de mi diagnóstico. Sin embargo, yo tenía un gran temor a morirme joven. Cada vez que yo oía que alguien se moría en mi vecindario, me decía a mi mismo: “La muerte pasó bien cerca, y no me vio: ¡qué susto!” Esto se tornaba una pesadilla que me duraba varios días porque mi madre de crianza era la rezandera de la comunidad, y allí estábamos ella encabezando los rezos y yo su compañero respondiéndolos… ¡Yo podía escuchar a los bromistas echar sus chistes y las risas en el patio de la casa del muerto, y yo, lamentaba perdérmelos! Así transcurría mi vida en los tiempos de mi adolescencia.
Pero un precioso día ¡qué día! Leyendo la Biblia, descubrí que yo no era mejor que un hombre que vino una noche a hablar con JESÚS, se llamaba Nicodemo. Aquel hombre era un religioso de los principales del su pueblo judío. Era un hombre intachable. JESÚS, no le reprocha nada. Pero a un hombre de esta estatura religiosa y filosófica, JESÚS le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3 RV60). Luego en otra parte de Juan, JESÚS dice: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6 RV60). Más tarde en la oración sacerdotal de JESÚS, afirma: “Mas no ruego solamente por ésto, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20 RV60) ¡Esto fue suficiente para mí!, en este versículo Dios me habló. La fe iluminó mi entendimiento entenebrecido. La fe me dio la luz que necesitaba. La fe me invitó a la casa del banquete de Dios. La fe me abrió las puertas del cielo. Abrí las puertas de  mi vida a JESÚS y Su gracia corrió como un río de agua viva por todo mi ser, dándome la salvación. Me arrepentí de todos mis pecados e invité a JESÚS a que fuera mi SEÑOR Y SALVADOR. Me levanté de mis rodillas con la sensación espiritual de que todas mis cargas el SEÑOR me las quitó. Y, Su perdón y misericordia, desde entonces ilumina mi ser. Era Semana Santa y no había nadie en mi casa. Me guardé aquel gozo por varios días, bebiendo y comiendo Palabra de Dios hasta que al final, pude decirle a otros, lo que ha sido mi mensaje por más de cincuenta años: ¡Alcancé salvación!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
En este momento vengo a Ti como lo que soy un ser humano perdido y necesitando de Tu salvación. En esta hora me arrepiento de todos mis pecados e invito a JESÚS a ser el SEÑOR Y SALVADOR de mi vida. ¡Gracias Padre, por escucharme! Ayúdame a decirles  a los demás quien eres Tú y lo que haz hecho por nosotros. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Hemos nacido en este mundo con el único propósito de llegar a ser hijos de Dios por la obra de JESÚS, como nuestro SEÑOR Y SALVADOR.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 29 de noviembre de 2016

Una ofrenda inmortal

Francisco Aular                                            
Lectura devocional: Marcos 14:1-12
Jesús estaba en el pueblo de Betania, en casa de Simón, el que había tenido lepra. Mientras Jesús comía, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro. Se acercó a él, rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Marcos 14:3 (La Biblia traducción actual)

María -la hermana de Lázaro y Martha-, amaba a JESÚS, con el amor divino que es el amor ágape. Su amor era tan grande por su amado Maestro que irrumpe en aquel lugar lleno de hombres y contrariamente a la costumbre de la época en que las mujeres estaban aparte, hace su entrada rápidamente porque cuando se ama como María amaba al Señor: no importa el lugar para mostrar su ofrenda de amor; no importa el precio de la ofrenda; poco importa las críticas malévolas de los demás; no importa el esfuerzo, nuestra ofrenda la “rompemos” delante del Señor; los chismes y murmuraciones poco importan, sólo el objetivo de entregarnos a JESÚS, y que Él nos acepte como una ofrenda inmortal es lo importante. No cabe duda alguna que María había gastado tal vez, sus ahorros de toda la vida y trajo su mayor posesión como ofrenda a su Maestro. Traía ese frasco cerca de su corazón y brilló en sus temblorosas manos porque la presencia de su amado JESÚS y la ternura de su mirada de aceptación de aquella ofrenda inmortal, le permitían proseguir con su plan para homenajearlo y ungirlo, antes de que JESÚS pasara el punto de no retorno en Su plan divino de convertirse en el Señor y Salvador de todos los que lo acepten y nazcan de nuevo, por medio de Su muerte y resurrección. María rompe el frasco y derrama su contenido sobre la cabeza de JESÚS, y desde entonces a través de los siglos y como el Señor lo profetizó al defender a María por lo que había hecho con Él, se cumple: “Les aseguro que esto que ella hizo se recordará en todos los lugares donde se anuncien las buenas noticias de Dios". (Marcos 14:9 La Biblia traducción actual)
Pues bien, el frasco de “alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio”, fue roto en medio del asombro de los que estaban allí, no era tan importante el frasco, sino su esencia interior. El ruido del frasco al romperse quedó silenciado ante el delicioso perfume de aquella ofrenda inmortal, y nadie de los que estuvieron allí salió sin que el grato olor de aquella ofrenda se les pegara tanto en sus cabellos como en sus ropas.
Toda ofrenda que demos para nuestro Dios tiene repercusiones eternas. Sin embargo, ninguna ofrenda será más valiosa para Dios, que la ofrenda total de nuestras vidas a Él. ¿Qué impide que se rinda como una ofrenda inmortal a Dios? Fíjese bien, María tuvo que romper el frasco. A veces, Dios tiene que hacer lo mismo con nosotros, nos permite pruebas y circunstancias que rompan nuestras fortalezas de orgullo, y así nuestra esencia que mana de nuestro espíritu vivificado, será una ofrenda inmortal delante de Dios, y también saldrá como un grato olor que da vida eterna a quienes nos rodean. Saldremos de nuestra oscuridad para brillar para Dios. Como María, le daremos a Dios lo que es Dios. Esa es una ofenda inmortal.
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por permitirme el quebrantamiento que me lleva a ti como un ofenda de amor! Ayúdame a ser también una ofrenda de amor para los demás, en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Como la nuez que si no la rompemos, no la podemos disfrutar. Así, Dios nos quebranta para que podemos ser olor grato de vida eterna a los demás.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 28 de noviembre de 2016

Valor y testimonio

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:41-48
Entonces podré responder a los que se burlan de mí, porque confío en tu palabra (…) a los reyes les hablaré de tu ley, y no me avergonzaré. Salmo 119:42,46 (NTV)

El salmista nos habla hoy del coraje necesario para creerle a Dios y a su Palabra, y dar testimonio con valor y fe.
León Tolstoi (1828-1910) -considerado uno de los más grandes de la literatura mundial-, en sus apuntes biográficos relata que hasta la edad de 18 años, tuvo por costumbre, invariablemente, leer todas las noches, a la hora de acostarse, un pasaje de la Biblia, y luego arrodillarse a orar frente a la cama. Pero sucedió que visitó París por primera vez, y se hospedó en la misma habitación que ocupaba un primo suyo en uno de los grandes hoteles de la Ciudad Luz. Al levantarse de sus rodillas, su primo, irreverentemente, lanzó una carcajada de burla y le dijo:” ¡Qué tonto eres! ¿Cómo es posible que un joven como tú, en esta época, se atreva a hacer esas ridiculeces?”. León no le contestó nada pero a la siguiente noche, sólo leyó la Biblia, le faltó valor para arrodillarse. Unos cuantos días después, había abandonado por completo la lectura de la Biblia y la oración, y en ese estado de sequía espiritual pasó un lapso de 19 años, pero, al final de cual, felizmente se produjo en él un despertamiento espiritual tan intenso, que volvió a los pies del Señor, y luego escribió sus principales obras literarias. Había pasado por un gran enfriamiento espiritual que empezó cuando no tuvo el valor para dar testimonio de su fe en el SEÑOR.
Valor y testimonio van unidos cuando hemos experimentado la salvación por efecto de la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, y por eso, el amor divino salta en nuestros corazones: “SEÑOR, concédeme tu amor inagotable, la salvación que me prometiste” (v.41). No somos nosotros los importantes al dar nuestro testimonio, sino Dios quien ha hecho la obra; valor y testimonio van juntos cuando confiamos en las verdades eternas de la Palabra de Dios en medio de las burlas del mundo temporal: “Entonces podré responder a los que se burlan de mí, porque confío en tu palabra” (v.42); valor y testimonio van juntos cuando estamos seguros y confiados en su Palabra, que afirma que Dios es quien dice que es, y puede hacer lo que Él dice que puede hacer; y esta es verdad es nuestra única esperanza: “No arrebates de mí tu palabra de verdad, pues tus ordenanzas son mi única esperanza” (v.43); valor y testimonios van juntos cuando nuestra fe en la Palabra de Dios no es algo negociable, sino nuestra misión en esta vida: “Seguiré obedeciendo tus enseñanzas por siempre y para siempre” (v.44); valor y testimonio van juntos cuando alcanzamos la verdadera libertad al ser librados de la esclavitud del pecado: “Caminaré en libertad, porque me he dedicado a tus mandamientos” (v.45). Así lo ratificó JESÚS al decir: “…si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31,32); valor y testimonio van juntos para ser testigos de JESÚS en cualquier esfera del acontecer humano: “A los reyes les hablaré de tu ley,  y no me avergonzaré” (v.46).
En efecto, el que ama a Dios y teme reverentemente a su Palabra, no tiene por qué temer a nadie, Dios mismo lo llenará de valor para testificar, aun a los seres humanos más encumbrados, como los reyes, y, ni siquiera los  dictadores nos deben infundir miedo, como no lo tuvieron Daniel y sus compañeros ante Nabucodonosor (Daniel 3), y los Apóstoles ante las autoridades judías:¿Acaso piensan que Dios quiere que los obedezcamos a ustedes en lugar de a él? Nosotros no podemos dejar de hablar acerca de todo lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19,20 NTV). Y, ¿qué diríamos de nuestro amado Pablo de Tarso? Encadenado delante de aquellos que humanamente podían disponer de su vida, Festo y  el rey Agripa. Viéndose al borde de una decisión delante de Dios por lo claro del testimonio de Pablo, Festo acudió al antiquísimo truco de llamarlo loco por haberse dedicado al estudio de la Palabra de Dios; brillantemente Pablo, con respeto a la alta investidura de quien se había burlado de él, pero lleno de valor, testificó, diciendo: “—No estoy loco, excelentísimo Festo —contestó Pablo—. Lo que digo es cierto y sensato. El rey está familiarizado con estas cosas, y por eso hablo ante él con tanto atrevimiento. Estoy convencido de que nada de esto ignora, porque no sucedió en un rincón. Rey Agripa, ¿cree usted en los profetas? ¡A mí me consta que sí! —Un poco más y me convences a hacerme cristiano —le dijo Agripa” (Hechos 26:25-28 NVI). Por esto, en la fe cristiana: ¡Valor y testimonio van juntos!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy puedo darte las gracias porque en el testimonio que he dado de tu Palabra, y mi fe en el Dios eterno que nos la dejó, Tú no me has dejado en vergüenza, sino que has puesto palabras en mis labios para hablar de ti y de tu Palabra con valor y testimonio. ¡Bendito seas SEÑOR!, porque al dar testimonio, no se trata de mí, sino de ti. Ayúdame con tu gracia para no callar. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
En la evangelización eficaz el valor y el testimonio van juntos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 25 de noviembre de 2016

¡Urgencia!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 28:16-20
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19,20 (NVI)

¡Urgencia! Es la palabra de actualidad. Ciertamente vivimos en el período más revolucionario de la historia del ser humano en esta tierra. Nunca ha vivido la humanidad una época de más urgencia, peligros y angustias como la actual. Nací en medio de una montaña en 1945, apenas finalizaba la Segunda Guerra Mundial, crecí en un barrio muy tranquilo a mediados de los años cincuenta en la gran ciudad de Caracas, la Capital de Venezuela; estuve allí en esa era de tantos cambios como los fueron los años sesenta; en el inicio de sus años me convertí al evangelio de nuestro Señor Jesucristo y mis sueños más fantásticos, no incluían los adelantos y maravillas de la era de la velocidad y la urgencia de llevar el mensaje, como la actual.
Todavía me asombro como a mediados de los ochenta, mi amado discípulo, Kechenor Alcindor, de la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana y que poseía un negocio de centro de copiado, me presentó, la máquina de enviar y recibir “fax”… ¡Qué maravilla! Kechenor, recibió un fax que le envió un familiar desde el exterior, me lo mostró, y yo estaba asombrado con aquella carta en mis manos, pensando que en fracciones de segundos había viajado muchas millas para estar allí delante de nuestros ojos. Por supuesto, aquello era apenas el principio de tantos avances que la ciencia y la tecnología ha puesto hoy, al alcance de todos.
Sin embargo, los descubrimientos de la ciencia y los inventos que cada minutos surgen de la mente del ser humano, no han hecho posible que el hombre y la mujer de hoy, sean más virtuosos que nuestros abuelos. Y, mucho menos, hacerlo más feliz. Al contrario muchos diques que la humanidad había puesto para evitar el desborde de nuestra naturaleza pecaminosa, se han desmoronado. Una inmensa nube de corrupción, vicios y maldades, se han hecho presente en todos los órdenes de la vida, todo lo envuelve, todo lo penetra y lo deforma. Sí, aquellos días en que el profeta Isaías, predijo, ¡ya están aquí!: !Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20 RV60).
Hace muchos años el gran poeta romano Horacio decía: “Atrévete a ser sensato. Empieza hoy. El que pospone la hora de vivir como deber ser, es igual al rústico que para pasar un río aguarda a que acabe de correr todo el agua”. Confieso que me he angustiado y entristecido al escuchar el lamento de los hombres y mujeres de mi edad, que conocimos un mundo diferente al presente, pero no me quedaré en lamentos. No lo dudemos, el mundo está lleno de maldad y el mal se manifiesta en cualquier lugar, sin embargo, en medio de todo esto, tenemos que atrevernos a ser diferentes y proponernos a andar “conforme al corazón de Dios”. Efectivamente, Dios tiene un mensaje claro a su remanente fiel, en estos últimos tiempos. ¡El poder de Jesucristo y su evangelio no ha disminuido! ¡Vibran sus palabras cada día en los corazones de sus discípulos como ayer cuando las oyeron por primera vez sus Apóstoles! “Yo he venido para que tenga vida y para que la tengan en abundancia”; “Porque el Hijo del Hombre, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”; “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”; “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, yo os la doy”; “No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”; “Yo nunca os dejaré ni os desampararé.”; “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” ¡No tenemos tiempo que perder, éste es el mensaje que cambiará al hombre y la mujer de hoy! Dios no tiene otro plan. ¡Jesucristo es la única esperanza!
¡De esta manera, estoy convencido de que estamos a punto de contemplar un despertar espiritual como no lo hemos visto desde los días de Pentecostés! Dios tiene buenas noticias para nosotros y el resto de la humanidad: “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11 NTV). Esta es la hora de la urgencia de la oración, la evangelización y el discipulado, que harán posible que la Gran Comisión que JESÚS, resucitado y glorioso, nos dio, sea posible:Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos». (Mateo 28?19,20 NTV) ¡Levantémonos desde nuestras rodillas, sequemos nuestras lágrima, echemos bien lejos de nosotros los halagos o las críticas que nos postran, evitemos herir a los que como nosotros, luchan a nuestra lado, y marchemos como la Novia de JESÚS: "¿Quién es ésta que se asoma como el alba, hermosa como la luna llena,
 refulgente como el sol,
 imponente como escuadrones abanderados?" ¡Esta es la Iglesia del SEÑOR en marcha! ¡Estamos listos para marchar ante la urgencia de llevar el Mensaje!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy es el día de proclamarte como el amante Dios y Padre; ciertamente el enemigo trabaja bajo la oscuridad de un mundo perdido; la vida preciosa que nos has dado para estar en este mundo, es breve; y los hombres y mujeres sin ti están “muertos en sus delitos y pecados”. Ayúdame ante todo a ser un testigo eficaz en conducta de fe, esperanza y amor para que la gente escuche tu voz a través de la mía. ¡Gracias Señor por ponerme en marcha al lado de tu Iglesia¡ En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Cuando la Iglesia del Señor se pone en macha, comienza a despoblar al mismo infierno.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 24 de noviembre de 2016

Toda la noche

Por Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 5:1-11
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Lucas 5:5 (RV60)
Entre los que pasaron a mi llamado, al final del mensaje en aquel cierre de una Asamblea Anual de nuestra Convención se encontraba un hombre entre la cuarta y quinta década de la vida. Me abrazó y con voz sollozante, me preguntó: "¿Qué puede hacer un hombre que ha trabajado toda la noche, y que ha fracasado, cuando Dios le habla como esta noche y lo envía a aguas profundas?”, “obedecer y dejarse guiar por el Señor”, le respondí.
Aquel obrero se levantó de sus rodillas, volvió a su casa, dejó lo que estaba haciendo y emprendió la vida discipular. Ser un discípulo y hacer discípulos llegó a ser el propósito de su vida. Bajo la dirección del Señor hizo grandes cosas para la obra de Dios. El ministerio fue para él un deleite, nadie ni nada pudo detenerlo, sólo la muerte podía vencerlo y eso a medias, porque como dice la Palabra: "Sus obras siguen". Puedo decir que hoy a más de cuarenta años de aquella escena, este amado hermano ha triunfado. Ahora está en la presencia del Señor, hace poco murió, pero se fue dejando tras de sí, varias congregaciones fundadas y muchos discípulos y algunos de éstos connotados líderes de la obra. ¡Alabado sea el Señor!
Ciertamente, es fácil cuando uno está en la flor de la vida entusiasmarse con la posibilidad de alcanzar el mundo para Cristo. Se tiene toda una vida para lograrlo o por lo menos intentarlo. No obstante para el discípulo que como Pedro ha trabajado toda la noche y que ha fracasado, le es más difícil responder a los grandes desafíos de la fe.   Pero, ¿qué podemos hacer cuando Dios nos llama? Sólo confesar el fracaso de lo pasado: "Maestro he trabajado toda la noche; no he logrado nada. Señor tú sabes todo. Bajo tu dirección, me levanto y voy". Nunca es tarde para obedecer al Maestro y en realidad, ningún esfuerzo en la obra de Dios se pierde, porque nuestro Dios no patrocina fracasos.
Pensando en esto, traigo a colación otra experiencia personal: en el comienzo de los años setenta compré en la librería El Faro de la esquina de Llaguno en Caracas, el LP: Pentagrama Evangélico(1) producido por el insígne músico zuliano, el pastor Aarón Espinoza y la organización Arte y Fe. ¡Qué disco mis amados! Un desfile de letras de himnos corales y congregacionales, algunos de estos de autores venezolanos estuvieron delante de mí para disfrutar momentos espirituales inolvidables. Sin duda ningún esfuerzo que hagamos para la extensión del reino y el esfuerzo de los “pescadores de hombres”, se pierde.
Ahora bien, en ese disco aparece una composición de mi siempre admirado poeta evangélico venezolano José Gregorio Rivas, que se convirtió en uno de mis himnos favoritos; el poema en cuestión nos habla claramente lo que es ponerse bajo la dirección del Señor para lograr una pesca efectiva y abundante. Se llama: Toda la noche. Aquí el poema:        
I
Toda la noche Señor la he pasado, en el mar pescando,
ni un pececillo he podido atrapar, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
De
II
Nunca he podido Señor en el mar del mundo,
almas traer a tus pies, oh Jesús, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy delante de ti reconozco que un esfuerzo hecho bajo tu dirección equivale a diez mil esfuerzos hecho en mis propias fuerzas. Te confieso mis intentos meramente humanos para hacer tu obra, y me coloco bajo tu dirección; lo hago en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No iremos muy lejos en la obra evangelizadora y discipuladora, si JESÚS no es nuestro Comandante en Jefe.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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(1) Gracias a la maravilla de la tecnología, usted puede disfrutar el disco Pentagrama Evangélico: https://www.youtube.com/watch?v=H9DGxFA9G1M


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Acción de gracias en invierno

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 30
Cuando Dios se enoja, el enojo pronto se le pasa;
pero cuando ama, su amor dura toda la vida. Tal vez lloremos por la noche, pero en la mañana estaremos felices.
Salmo 30:5 (TLA)

C.L. Lewis profesor de la Universidad de Oxford, por muchos años fue un ateo, después un agnóstico que negó la divinidad de JESÚS. Ya era un famoso y escritor, cuando le abrió su corazón a JESÚS y nació de nuevo. Luego se convirtió en unos de los grandes defensores de la fe cristiana, entonces escribió obras apologéticas que actualmente nos ayudan para alcanzar con el Mensaje de JESÚS, especialmente a los intelectuales. Escribió lo que hoy todavía es un éxito de librería, el teatro y el cine: Las crónicas de Narnia.
En ese ficticio mundo de Narnia, creado por C. L. Lewis el invierno dura cien años. La nieve fría y húmeda lo cubre todo, los árboles secos son los distintivos que marcan los paisajes-la primavera, el verano y el otoño, están ausentes- La Navidad que todo lo embellece y llena de alegría la época del invierno, nunca llegaba a Narnia. Por aquí por donde vivo, los naturales de esta nación, tienen un refrán: “Sin nieve, no existe Navidad” Pero imaginarse un invierno sin Navidad, es perderse la mejor fiesta de esta estación del año.
En verdad me gusta la Navidad, y la espero entusiasmado para celebrar a JESÚS y Su nacimiento. Todo se cubre de expectativas, los sentimientos de felicidad están a flor de piel, es una ocasión de dar y de recibir. Ciertamente el comercio aprovecha la celebración de la Navidad al máximo, pero imaginarme una Navidad sin las luces y las vidrieras multicolores del comercio -que necesariamente la acompaña- ya no es posible para mí. Pero este no es el tema de hoy. El punto es que la Navidad mitiga en esta parte del mundo, el duro invierno porque la Navidad es esperanza, es calor  y emoción humanos, y es maravilla que nos convoca a la acción de gracias de la Encarnación de JESÚS, de Emmanuel, Dios con nosotros. ¡Gracias a ello el invierno de nuestras vidas se convierte en esperanza de Vida! Porque en la compañía de Dios, todo se puede y hacemos nuestro también, la canción del salmista David: “Tal vez lloremos toda la noche, pero en la mañana estaremos felices”.
No permitamos que nada ni nadie nos congele y nos encierre en un invierno eterno. ¡Gracias a Dios todo invierno que nos llega es solamente un anuncio de que nuestra primavera está cercana! No nos decepcionemos con esta vida temporal que nos ha tocado vivir. Es única porque pasaremos por aquí sólo una vez. Dios nos ha permitido vivir esta vida con el único propósito de prepararnos para vivir Su vida en nosotros, al nacer de nuevo en Él por la fe desde aquí y para siempre. Recordemos que en los momentos más oscuros de nuestra vida, Dios nos ama porque “Dios es amor” (1 Juan 4:8 RV60), y hace maravillas con nosotros y en nosotros: Tú cambiaste mi tristeza y la convertiste en baile. Me quitaste la ropa de luto y me pusiste ropa de fiesta, para que te cante himnos y alabe tu poder. Mi Señor y Dios, no puedo quedarme callado; por eso siempre te alabaré. (Salmo 30:11,12 TLA) Por eso, podemos rendirle a Dios: acciones de gracias en invierno.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Desde el invierno de mi vida todo mi ser te alaba y te doy acciones de gracias. Porque tengo tan solo una vida humana, y esta vida nada es sino un gimnasio de preparación para la verdadera Vida que está en ti, la cual disfrutaré para siempre. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
JESÚS cambia nuestro invierno y lamento en fiesta.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 22 de noviembre de 2016

Una muerte anunciada

Francisco Aular
Lectura devocional: Hebreos 9:23-28
(Cristo)Si hubiera sido necesario ofrecerse repetidas veces, varias veces habría muerto desde el principio del mundo. ¡Pero no! Ahora, en la consumación de los siglos, una vez y por todas en la cruz se ofreció en sacrificio para quitar de en medio el pecado…Cristo fue ofrecido en sacrificio por los pecados de muchos. Hebreos 9:26, 28 (Nuevo Testamento: Lo más importante es el amor, 1972)
El restaurante Splendor, que quedaba enfrente del estudio fotográfico en el cual yo trabajaba en las caraqueñísimas esquinas de Reducto a Municipal, estaba lleno ese mediodía, serían como las 12 y 45 minutos, cuando los que estaban viendo el Show de Víctor Saume por Radio Caracas Televisión, oyeron la noticia. Entonces, se escuchó un rumor que luego se convirtió en grito: “¡Asesinaron al Presidente John Kennedy!” – John y su esposa Jackie en sus intentos de hablar español, se habían ganado el cariño de los venezolanos, en su visita a Venezuela inaugurando su proyecto Alianza para el Progreso-. Entre esos afectos, el mío. Ahora aquel hombre había sido vilmente asesinado en su propio país. Era, el 22 de noviembre de 1963. Pienso que si el Presidente John F. Kennedy, hubiera sabido de antemano que sería asesinado y que la muerte lo estaba esperando en la ciudad de Dallas en Texas, en aquel día, él nunca hubiera ido.
En cambio, la muerte de JESÚS, se había anunciado, se había profetizado y Él, sí sabía de antemano que la muerte, y la forma de su muerte le esperaban “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (Lucas 9:51 RV60) igualmente, en Su agonía en Getsemaní exclamó sabiendo que estaba en el punto de no retorno en el plan eterno de la salvación para el ser humano: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42) Sí, la cruz de JESÚS, fue una muerte anunciada ¡aún antes de la fundación del mundo!: “Hace mucho tiempo, antes de que formara al mundo, Dios nos escogió para que fuésemos suyos a través de lo que Cristo haría por nosotros; y resolvió hacernos santos, intachables, por lo que hoy nos encontramos revestidos de amor ante su presencia. Su inmutable plan fue siempre adoptarnos en su familia enviando a Cristo para que muriera por nosotros, y esto lo hizo voluntariamente en todo sentido” (Efesios 1:4-5 Lo más importante es el amor) Los especialistas bíblicos nos dicen que más de trescientas profecías del Antiguo Testamento, se cumplen en JESÚS en toda Su vida, pasión y muerte. Mientras escribo esto, tengo delante de mí, en mi Biblia personal subrayada 29 profecías que hablan de la traición, muerte, sepultura de nuestro Señor Jesucristo, fueron pronunciadas en diferentes oportunidades por muy diferentes voces y escritores durante los cinco siglos 1000-500 A.C., y ¡asombrosamente, todas ellas fueron cumplidas literalmente en JESÚS en un período de veinticuatro horas de duración! Esto nos revela que JESÚS es quien dijo ser: “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44 RV60)
Frente a la imposibilidad de que algo así ocurriera con cualquier ser humano, tenemos delante de nosotros -según el escritor inglés C.S Lewis-, un trilema planteado  ante la pregunta ¿Quién es JESÚS?: ¿Señor, mentiroso o lunático? Y concluye así: “Un hombre que fuera solamente un hombre y dijese las cosas que JESÚS dijo, no sería un gran maestro de moral. Podría ser un lunático con delirios de grandeza, o bien podría ser el mismo diablo del infierno. Le corresponde a usted decidir. Si este hombre fue, y es, el Hijo de Dios; o si es un demente; usted puede tacharlo de demonio, o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no venga con un aire de superioridad a decir que JESÚS fue un gran maestro de moral. Él no nos ha dejado esa alternativa”… ¿Qué responderás?
Oración:
Padre eterno:
Sí, me doy cuenta que JESÚS es quien dijo ser mi Señor y Salvador. Y por eso, gracias a las profecías que anunciaban la muerte de JESÚS por mí, me inclino ante Él y lo adoro con profunda reverencia. Ayúdame a proclamar a tu Hijo como el único camino hacia ti. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El cumplimiento de todas las profecías en JESÚS, revelan que es la historia más hermosa del amor de Dios que jamás se haya contado.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?

lunes, 21 de noviembre de 2016

El horizonte de la oración

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6 RV60). La oración eficaz del justo puede mucho. (Santiago 5:16 RV60)

Eran más de la nueve de la noche, y llovía, como si toneladas de agua cayeran sobre mi pequeño auto Renault 4.  La visibilidad era muy poca en aquella oscuridad. Iba despacio, y aún así, nos mecíamos dentro del temporal en aquella peligrosa autopista Caracas-Valencia que habíamos tomado en la ciudad La Victoria e íbamos a Maracay, la ciudad vecina en donde nosotros vivíamos. Me acompañaba el hermano Jesús Bolívar, fiel compañero de viajes en aquellos primeros años de mi cargo como Director del Departamento de Evangelización de la obra bautista venezolana –el hermano Bolívar era hombre enérgico y buen conversador, de unos sesenta años; había llegado a nuestra Iglesia Bautista El Buen Pastor; se había convertido, e inmediatamente el Señor le tenía destinado a una gran misión: movernos a la oración. En efecto, Dios le había dado un crecimiento espiritual vertiginoso y también un amor especial y fe por la oración-; mientras yo hacía un esfuerzo por ver la ruta, el hermano Bolívar rompió el silencio y entonces, me dijo: “¡Pastor, los muchachos no tienen nada para comer!”, él se refería al grupo de 18 jóvenes que estaban evangelizando en La Victoria desde hacía dos semanas. Sin querer ser pesimista sino realista, le respondí: “nuestra situación está como la carretera, sin horizontes…”, él respondió a eso, “no diga eso amado pastor”, y añadió enfático: “¡Nos queda el horizonte de la oración!”, y así fue. Oró, pidió la cantidad de dinero que necesitábamos, y exactamente, un día después, la misma cantidad que él había pedido en la oración, llegó. Debido a que Jesús Bolívar oraba y Dios respondía, los jóvenes lo llamaron a partir de allí, el “motor” Bolívar.
Hace un tiempo, volví a leer la biografía de David Livingstone, el renombrado explorador y misionero bautista del siglo XIX, me impacta mucho su vida de oración, y sus últimos días en esta tierra. Livingstone estaba muy enfermo. Él era un héroe en su país por la labor realizada como explorador en África, con  la cual ayudó y sentó las bases para terminar con el tráfico de esclavos. Rehusó retornar a Inglaterra, y acompañado de sus discípulos africanos siguió trabajando en su labor exploradora y misionera. Había escrito su determinación con estas palabras: “Estoy dispuesto a ir a cualquier parte siempre que sea hacia delante”. En aquel último viaje permaneció en su tienda, mientras los que le acompañaban estaban ocupados empacando sus pertenencias y preparando la partida, no querían molestarle mientras oraba, porque acostumbraban decir, ya que se lo habían oído, “él hablaba con su Dios”. Como la espera se prolongaba por mucho más tiempo de lo habitual, el jefe del campamento asumió la responsabilidad de ir a ver qué pasaba, inquieto, entró a la tienda y allí estaba David Livingstone, muerto, arrodillado frente a su cama, y con las manos unidas en actitud de oración.
Siguiendo sus deseos, enterraron su corazón y vísceras en suelo africano, y embalsamaron su cuerpo, el cual llevaron hasta la costa, y de allí, sus restos fueron enviados a Gran Bretaña, y al recibirlos en suelo inglés, se le rindieron diversos honores y con una honrosa ceremonia fue sepultado en la Abadía de Westminster, adonde reposan los grandes de la nación. Sin duda, David Livingstone había explorado y descubierto el horizonte de la oración.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Hoy toco los delgados hilos de tu omnipotencia, amor y sabiduría a través de mi oración. Te doy gracias por todo lo que me has mostrado, a través de la vida y obra de los hombres y mujeres de oración que estuvieron aquí antes que yo. Ayúdame a serte fiel y a descansar completamente en ti. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No tienes por qué temer adónde vas, cuando sabes que Dios está en el horizonte.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 18 de noviembre de 2016

Biblia y oración

Francisco Aular
Lectura devocional: Juan 15:1-10     
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! Juan 15:7(Dios habla hoy)

La hermana Lola de Dámaso, mi difunta suegra, no la agarraba un amanecer sin estar con su Biblia y en oración, ambas, como compañeras de viaje para el día. Tengo su vieja Biblia delante de mí, y está subrayada desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La leyó completa varias veces en su vida; tenía la costumbre de marcarla por la sencilla razón de que para ella, la Biblia era su libro de oración. Conocí a mi suegra por más de cuarenta años, y su servicio favorito era el culto de oración. ¡Imposible decir lo que Dios hizo en muchos de nosotros por sus oraciones!
Igualmente, otro hombre de oración que conocí fue el hermano Jesús Bolívar; se convirtió al Señor en mi último año de pastorado en la Iglesia Bautista El Buen Pastor de Maracay en Venezuela. Era un hombre sencillo y estaba al comienzo de su sexta década de vida,  y como yo salía a la evangelización de la patria, se me acercó, y me dijo: “Pastor, quiero acompañarlo en su ministerio con mi Biblia y con mis oraciones”, y así fue. Juntos viajamos y oramos por aquellos lugares en donde no había obra cristiana; hoy cuando escucho que en esos lugares existen iglesias, sé que el Padre respondió a su clamor. El hermano Bolívar se levantaba muy temprano, leía un pasaje de la Escritura a viva voz, y luego se arrodillaba hasta el amanecer. Nunca nos acostábamos sin que él me dijera: “Hermano, busquemos la sabiduría espiritual para mañana”, y yo sabía lo que eso significaba, leer la Biblia y orar. Como resultado de su vida de oración, palpé muy de cerca lo que Dios es capaz de hacer con un hombre sin preparación académica de ningún tipo, y que nunca pisó la puerta de un Seminario Teológico, a no ser que fuera para acompañarme cuando yo impartía clases.
La oración es un acto de la voluntad que no requiere de ningún título, pero el hermano Bolívar pisaba el terreno del Lugar Santísimo por la Palabra y la oración, como lo dice la Biblia: Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús. Por su muerte, Jesús abrió un nuevo camino -un camino que da vida- a través de la cortina al Lugar Santísimo. Ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios, entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura” (Hebreos 10:19-22, NTV). ¡Solamente en el cielo sabremos todo lo que Dios hizo por las oraciones del recordado hermano Jesús Bolívar, él hombre de la Biblia y la oración!
Biblia y oración van juntas, como el cerebro y el corazón, como el espíritu, el alma y el cuerpo. Es imposible separarlos. En efecto, la Palabra de Dios es la plataforma de lanzamiento, y la oración su compañera inseparable para una adoración eficaz:Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón” (Colosenses 3:16, NVI).
Oración:
¡Gracias Padre Celestial por dejarnos la revelación de tu Persona en tu bendita Palabra! Como dijo tu siervo David, tu Palabra es como la miel para mi boca. Me gozo más en ella que en las muchas riquezas, y bienaventurados los que guardan sus testimonios y con el corazón te buscan. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dios nos dejó su Libro y la oración, pero depende de nosotros, que Él haga su obra por medio nuestro.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?